Cómo funciona la cadena de mando del imperialismo

En marzo de este año la Fiscalía de la Audiencia Nacional abrió diligencias penales contra el diario El País y el periodista Ignacio Cembrero, antiguo corresponsal del periódico en el Magreb, tras la presentación de una denuncia penal por el Primer Ministro marroquí el 20 de diciembre del año pasado. El gobierno marroquí acusó al diario español de enaltecimiento del terrorismo en relación a una entrada de Cembrero en su blog, albergado en la página web de El País, en septiembre de 2013. La entrada de blog contenía un enlace a un vídeo publicado en internet por la rama magrebí de Al-Qaeda.

Las imputaciones contra el diario español se llevaron a cabo en vísperas de la primera visita oficial de John Kerry, secretario de Estado de Estados Unidos a Marruecos, un importante aliado del imperialismo en el norte de África. La historia que vamos a contar demuestra, pues, que las presiones contra la libertad de expresión siguen esta línea:

Estados Unidos + Marruecos > España > Fiscalía > Audiencia Nacional > periódico > periodista

Marruecos ya anunció su intención de denunciar a El País el 17 de septiembre de 2013, el mismo día que Alí Anouzla, director de la edición en árabe del portal digital de noticias Lakome, fue detenido en relación con el mismo caso. Un artículo de Lakome que trataba sobre el terrorismo y la corrupción en Marruecos hacía mención al vídeo y contenía un enlace a la entrada de Cembrero en su blog, titulado Orilla Sur. El blog, a su vez, contenía un enlace al vídeo, subido a YouTube con el título «Marruecos: reino de la corrupción y el despotismo».

El vídeo, de 41 minutos de duración, fue objeto de múltiples menciones en los medios marroquíes. Muestra a un dirigente de Al-Qaeda en el Magreb, Abdelamalek Drukdal, aconsejando a unos jóvenes marroquíes que se unieran a su grupo en lugar de «emigrar a España en patera». El gobierno de Marruecos lo considera como el primer vídeo de Al-Qaeda dirigido a la sociedad marroquí.

Llegó la cascada de censuras. El mismo día de la denuncia, El País retiró el enlace de su sitio web el 17 de septiembre. Posteriormente, el vídeo también fue retirado de YouTube, a petición de Marruecos. YouTube declaró que había retirado el enlace porque incumplía su normativa sobre la violencia.

A pesar de la censura, el gobierno de Marruecos no se queda a gusto y denuncia tanto a los periodistas como a las publicaciones donde trabajan. Tras la denuncia de Marruecos la Fiscalía se puso en conctacto con El País para solicitar información sobre dicho enlace. Pedro Zuazua, director de comunicación de El País, dijo que «es obvio que El País no ha ayudado a Al Qaeda y que no teníamos ningún tipo de fines propagandísticos. Nos hemos limitado a transmitir información veraz con y de interés público».

Como toda agresión a la libertad de expresión, además de su carácter represivo, es discriminatoria, es decir, arbitraria, dice el corresponsal: «El vídeo atribuido a Al-Qaeda en el Magreb Islámico permaneció enlazado en varios sitios web, entre ellos muchos portales en inglés especializados en terrorismo, y Marruecos no ha iniciado ningún proceso judicial contra ellos».

En efecto, la edición en francés de Lakome publicó un artículo el mismo día que la edición en árabe e incluyó un enlace directo al vídeo de YouTube. El sitio web en francés es dirigido por Aboubakr Jamai, periodista residente en Alemania que recibió un Premio Internacional a la Libertad de Prensa en 2003. Jamai no ha sido objeto de ninguna denuncia penal ni de hostigamiento en relación con su artículo.

Jamai calificó la decisión de la Fiscalía  de la Audiencia Nacional como «problemática ya que se trata de una decisión ad hoc, pues en España se han publicado innumerables vídeos de Al-Qaeda sin que el gobierno español jamás haya abierto un proceso penal». Los ataques a la libertad de expresión siempre son así: se dirigen contra unos y no contra otros, es decir, siempre van contra los mismos. Otros disfrutan de patente de corso.

A la voracidad persecutoria de la Fiscalía de la Audiencia Nacional le sigue los pasos el propio periódico, que en lugar de asumir la defensa de la información y del informador, se convierte a su vez en censor: el 5 de febrero El País destituye a su corresponsal, que deja de trabajar en la cobertura informativa del Magreb y lo reubica en el suplemento dominical: «No lo puedo demostrar, pero no tengo ninguna duda de que la decisión del periódico de reubicarme está vinculada directamente a la denuncia de Marruecos», manifestó el periodista represaliado.

Marruecos puso en libertad bajo fianza al periodista Anouzla el 25 de octubre del año pasado, a raíz de un llamamiento en favor de su excarcelación por parte de organizaciones de defensa de la libertad de prensa. Pero siguió procesado por el delito de «defender acciones que equivalen a delitos de terrorismo» y «proporcionar asistencia a responsables o cómplices de actos de terrorismo», según la Fiscalía marroquí.

Lo mismo que en los países más caciquiles del mundo, en España el terrorismo tapa todos los agujeros; sirve para cualquier cosa, incluida la censura de la prensa. Lo peor es que, además, la censura empieza por arriba (gobierno) y acaba en cualquier periodicucho de mala muerte, como es El País, pasando por toda clase de siniestras oficinas jurídicas, togas y picapleitos.

Por fin, no perdamos de vista la manera rastrera en que España se somete dócilmente a la cadena de mando del imperialismo, incluso aunque las instrucciones procedan de un país tan subalterno como Marruecos. Tan increíble como cierto.

Termómetro de la libertad de expresión:
https://mpr21.info/p/blog-page_3.html

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