Bomberas en Pearl Harbo(u)r: mentira

N. B.

El próximo 7 de diciembre se cumplirán 73 años del ataque y bombardeo japonés de la base naval norteamericana de Pearl Harbour. Hace tres años, con motivo del 70 aniversario, multitud de publicaciones se hicieron eco de tal efeméride que llenaron la red -relatos, fotografías, viejos documentales- como recuerdo de aquel fatídico día de 1941 que propició -mejor sirvió de excusa- la participación de los EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial. Y decimos «excusa» porque el USA Army estaba enterado de antemano del ataque japonés a una base naval con navíos y buques de guerra semidestartalados. Hacía falta una «provocación» para despertar el espíritu «patriótico» del aletargado pueblo norteamericano del middle west que no quería saber nada de guerras.

Entre las múltiples fotografías utilizadas para homenajear y recordar a los «héroes», se encontraba una en la que se podía ver a un grupo de valientes mujeres luchando para sofocar el incendio provocado en uno de los barcos bombardeado. Estas heroínas anónimas pasaron a formar parte de la historia ilustrada publicándose la foto en los libros de texto de los colegiales estadounidenses. Algo así como una foto del General Moscardó hablando por teléfono negándose -supuestamente- a salvar la vida de su hijo a cambio de entregar El Alcázar de Toledo, otra trola. O un dibujo -en los libros de texto franquista que uno conoció de chaval- del españolísimo altomedieval Guzmán el Bueno ofreciendo una daga a la morisma que tenía a su hijo capturado antes que rendir el castillo a los perversos malhechores.

Pues bien, se ha descubierto que dicha fotografía -donde se ven a cinco mujeres, una negra y el resto hawaianas con una chorreante manguera de agua-, aunque tuviera lugar en la base de Pearl Harbour, no fue tomada ese día. Una superviviente, Katherine Lowe, casi centenaria, trabajadora de una fábrica de piña, se alistó junto con otras compañeras para realizar trabajos de ayuda en la extinción de incendios para lo que recibieron entrenamiento específico y fue en uno de esos momentos en el que realmente se debió tomar la famosa instantánea de la cual a ella no le constaba la vuelta que dio al mundo. Lowe recuerda que la mañana del 7 de diciembre se dirigían hacia la iglesia, fuera de la base, cuando se produjo el bombardeo, y allí permanecieron hasta que terminó. O sea, no intervinieron, pero no por cobardía, sino simplemente porque no estaban allí, eso es todo. Aún así la propaganda hizo correr la versión icónica de la importancia de la aportación femenina a la IIGM (como las mujeres inglesas trabajando a destajo en el Londres bombardeado por los aviones nazis).

Se daba por hecho que la fotografía fue tomada instantes después de comenzar el ataque japonés. Hace poco se descubrió el «error» que suponemos voluntario si tenemos en cuenta que todas las personas que pertenecían al Departamento de Bomberos de Honolulu aquel día ¡¡eran hombres !! Tres de ellos murieron. Comprobar eso no hubiese costado nada.

Lo de las «armas de la destrucción masiva» o el autogolpe del «11-S» es cosa de aficionados al lado de aquello que se remonta ya al hundimiento del acorazado norteamericano «Maine» en la bahía de Cuba en 1898 cuando el incipiente imperialismo yanqui empezaba a enseñar los dientes.

Nota. ¿En tanto tiempo transcurrido no se enteraron las supervivientes del recorrido de la famosa foto? Buena pregunta.

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