Vida privada

Lady Di, princesa de la salsa rosa
Bianchi

Inspiradísimo y con encomiable lucidez, Rafael Sanchez Ferlosio escribió en su libro publicado ya hace tiempo “Vendran más años malos y nos harán más ciegos” estas líneas: “Me escandalizo cada vez que oigo hablar de respeto a la intimidad y de derecho a la vida privada”. ¿Porque, qué mosca le picó a nuestro buen hombre? Pues porque, dice: “el privatismo dominante ha lesionado la mirada misma, que ya sólo es capaz de adoptar el punto de vista del particular, compadeciéndose de la gran diva acechada y perseguida por el tenaz teleobjetivo de la prensa del corazón (…) Pero vistas las cosas socialmente -sigue-, ¿quién es realmente el invadido y quien el invasor? Basta pasar por un kiosco de periódicos para advertir el impudor y la osadía con que la vida privada ha tomado por asalto los medios de comunicación e invadido y ocupado con sus obscenas huestes el interés del público”. Y, más indignado que divertido, termina el clarividente autor: “la lente de una mentalidad privatizada ha invertido la imagen misma del fenómeno, pues la verdad social es que la vida publica es el agredido, y la vida privada el agresor”.

¿Exagera RSF? Tal vez (estas líneas las escribió cuando el ostión en coche que se dio Lady Di y sus acompañantes, pero no fue esta la causa de su cólera). Al igual que ocurre muchas veces en el mundo de la publicidad, que, en lugar de racionalizar y orientar el mercado y la clientela potencial, se aprovecha -si no fomenta- de la desorientación de ambos elementos para ofertar productos sin lógica ni sentido, la prensa “cardiaca” y la supuestamente “seria” alimenta aún más la estupidizacion de las masas haciendo circular -previamente creados- falsos mitos y fetiches de lo que antes se llamaba “cultura de masas”. Negocio, hipocresía y somatización (iba a poner otra palabra menos noble). Se habla de “princesa popular” (está pensando en Belén Esteban) y de “pueblo” contrito y atrito y no, en realidad, de “público” (enajenado). ¿Proteger la intimidad de esta escoria parasitaria? ¡Pero si no paran -cuando no se lucran o benefician- de agredir la mía! ¡Pero si siempre salen los mismos dando la vara! A esto lo llamamos en este blog “allanamiento mediático de hogares”. Debería constituir delito, señor juez; estúdielo el legislador. Hagan algo en favor el buen gusto, la teología y la geometría, como quería Ignatius.

Terminaremos con un “scherzzo”: ¿no viene a ser parecido o similar lo que decimos de la llamada “prensa rosa” la invasión constante en nuestras casas y tascas de la mal llamada “clase política” y la recua de tertulianos que viven del chismorreo político pretendidamente más “elevado”. ¿No es más cierto que, por ejemplo, lo que tiene “Podemos” no es “gente” ni menos “pueblo” sino “público” como invento nacido en un plato de televisión (aquí fuimos de los primeros en apuntar esto, no los primeros)? Y al “público” se le masajea a modo.

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