Una de las matanzas más sanguinarias de la historia: el hospital Al Shifa

Se han visto escenas espeluznantes después de la retirada del ejército israelí del complejo médico de Al-Shifa, tras un asedio que ha durado más de dos semanas y lo ha transformado en un cuartel militar, zona de interrogatorios, tortura y exterminio, habiéndose documentado numerosas ejecuciones sumarias.

Se han encontrado cientos de cadáveres en el hospital y sus alrededores. Escenas macabras muestran vehículos de ocupación pasando sobre los cuerpos de los muertos alrededor del centro hospitalario.

Hasta los últimos momentos antes de su retirada, el ejército israelí siguió cometiendo crímenes, incluido el incendio de los edificios del hospital y de las casas cercanas al complejo.

Los israelíes han admitido haber matado a 200 personas, arrestado a otras 500 y detenido a unas 900 para su investigación durante la ocupación del hospital y sus alrededores.

La Oficina de Información de Gaza ha confirmado que la ocupación militar del centro mató a más de 400 personas dentro y en los alrededores, mientras mantenía como rehenes a 107 pacientes y a alrededor de 60 trabajadores del personal sanitario en condiciones inhumanas, sin agua, medicinas, alimentos ni electricidad.

Las familias se reunieron con sus seres queridos mientras cientos regresaban al hospital destruido donde médicos, enfermeras, pacientes y heridos fueron asediados, privados de hambre y torturados por el ejército israelí.

Desde el inicio de la invasión militar, el hospital, que es el más grande de Gaza y más antiguo que el propio Estado de Israel, ha sido asediado tres veces y ha acogido a miles de personas desplazadas.

Además de los 400 muertos encontrados entre los escombros, muchos otros fueron quemados, enterrados o aplastados por excavadoras y tanques; han quedado irreconocibles. El hospital ya no funciona y todos los servicios han sido destruidos. Los muertos fueron encontrados esposados ​​y con disparos en la cabeza.

Los residentes hablan de heridos enterrados vivos en el suelo, de víctimas esposadas y ahogadas en barro y agua, luego enterradas apresuradamente.

La masacre que tuvo lugar aquí no será olvidada nunca. Las generaciones la recordarán, junto con la “nakba” y la matanza en los campos de refugiados de Sabra y Chatila. La vergüenza perseguirá para siempre a quien busque “compadrear” con un Estado sanguinario, que no respeta a nada ni a nadie.

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