¿Un cambio de época o una época de cambios?

Darío Herchhoren
A veces sin darnos cuenta asistimos a cambios que parecería que van a marcar a toda la humanidad por un largo tiempo. Me refiero especialmente a las transformaciones que están teniendo lugar en Medio Oriente, Turquía e Irán; que sin duda están llamadas a producir mutaciones extraordinarias a las que ahora mismo me referiré.

El presidente turco, siempre tuvo interés en que Turquía entrara en la UE, quizá pensando que la pertenencia a ese club tan exclusivo le traería parabienes a los turcos y ventura personal a él. Para ello no ahorró esfuerzos ni concesiones a los jerarcas de Bruselas y Estrasburgo, que siempre lo trataron como a «un turco», es decir con desprecio. Turquía tiene una muy pequeña parte de su territorio en Europa, y salvo esa porción, casi el total del terreno lo tiene en Asia.

Turquía es en realidad un estado asiático, de mayoría musulmana; formalmente laico, y además es una potencia militar regional, y su presidente es un islamista «moderado»; que ha logrado arrasar la tradición kemalista de un estado laico, y que fuera impuesta por el fundador de la Turquía moderna a partir de la caída del sultanato otomano tras la Primera Guerra Mundial.

Los intentos de Erdogan, presidente de Turquía nunca fueron atendidos ya que la UE siempre se ha considerado a sí misma como un «club cristiano», y Erdogan lo sabe.

Podríamos caracterizar a Erdogan como un fascista, y no nos equivocaríamos; pero se trata de un fascista turco, y la tozuda realidad, es que la burguesía turca que le apoya, sabe en sus adentros que Turquía no tiene futuro fuera del círculo de países como Rusia, Irán, China y las repúblicas ex soviéticas como Uzbequistán, Kirguistán, Kazajstán y otras de etnia turca, provenientes de Altai en Asia Central; y es muy posible que ante esa evidencia Erdogan introduzca a Turquía en el grupo de Shangai, que es no solo un bloque económico y político, sino también militar.

Irán es otro de los actores que están llamados a desempeñar un importante papel dentro del teatro donde se desarrollan estos hechos, ya que ha logrado varios éxitos luego de la revolución que ha tenido lugar después de la caída del sha Reza Pahlevi, tales como la derrota del ejército iraquí al mando de Sadam Hussein, y que actuaba a las órdenes de la CIA; el enorme desarrollo de la industria del petróleo a pesar del bloqueo que sufrió durante tantos años como consecuencia de su política independiente; la firma del tratado que levanta el bloqueo y su consolidación como gran productor de crudo y sus derivados, y como colofón su conversión en potencia militar regional.

Por último, y como tercer actor de la zona, aparece Siria, que ha logrado derrotar con la inestimable ayuda de Rusia, Irán y Hezbollah a la OTAN, representada por el llamado Estado Islámico que ha cosechado un grave fracaso aunque a un enorme costo para Siria en vidas humanas y destrucción de sus infraestructuras.

Junto a ello; y con una extraordinaria importancia política y geopolítica nos encontramos con la elección de Donald Trump como nuevo emperador por cuatro años, que ha significado una especie de «tsunami político» llamado a modificar la política imperial ante la evidencia de que el camino seguido hasta ahora no era el correcto.

Trump prometió 50 millones de puestos de trabajo, recortar la OTAN, lo que en la práctica significaría su pronta ruina, y lograr un entendimiento con Rusia. Es decir que haría al mundo un lugar más habitable, y mucho menos bronco.

Todos estos hechos, que están a tiro de piedra de producirse, son señales de que nos acercamos rápidamente a cambios de estructura y un nuevo reparto del poder en el mundo, que alterará significativamente el papel de Europa occidental, y la hará seguramente más pobre si no cambia de rumbo rápidamente.

Me explicaré: tradicionalmente el partido republicano siempre fue partidario de no mezclarse en los asuntos europeos, y es muy probable que se inmiscuya menos en esos asuntos, lo cual generará que el comercio de Europa se orientará a mejorar las relaciones con Rusia, y a levantar los embargos al comercio que le impiden crecer económicamente de forma independiente. No olvidemos que la UE es un muñeco en manos de los USA, y que sin las presiones de los USA, deberá incrementar sus intercambios con Rusia, China, India e Irán si quiere sobrevivir, y evitar graves sacudidas sociales. Además de ser todo ello tal como lo pronosticamos, la «ruta de la seda» llegará a Europa y ello incrementará los intercambios de oriente y occidente en forma exponencial.

Para finalizar deberemos estar muy atentos a lo que pasará en Latinoamérica, donde se están desarrollando acontecimientos de enorme importancia económica como la construcción del canal de Nicaragua, y la construcción por parte de inversiones chinas de un ferrocarril a través de Brasil y Perú, que enlazará los océanos Atlántico y Pacífico y que transformará el comercio y la industria de todo el subcontinente; y que los movimientos de masas generarán cambios que transformarán a dicha región durante generaciones cambiando el reparto de la riqueza en forma más equitativa.

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