Tropas rusas y armenias intervienen en Kazajistán para sofocar el levantamiento popular

Con su país sumido en el caos, el presidente kazajo Tokayev ha pedido ayuda a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, dirigida por Rusia, a través de Nikol Pachinyan (Armenia es presidente de la OTSC este año), que ha recuperado una posición internacional que quizá no esperaba a corto plazo.

La petición fue aceptada casi en una hora. Los estadounidenses y los turcos no tuvieron tiempo de decir una palabra de que las tropas rusas y armenias ya estaban de camino a Kazajistán.

Aunque la operación está teóricamente limitada en el tiempo, algunos escépticos rusos temen que la presencia del contingente de mantenimiento de la paz se prolongue y ofrezca un bulevar a Moscú. En cualquier caso, el oso ha puesto su pata y ha marcado su territorio con decisión.

La posición estratégica del país como corazón de Eurasia atrae inevitablemente la atención cada vez que ocurre algo allí.

La desestabilización de Kazajistán es consecuencia del intento por parte de Estados Unidos, de instalar misiles en los países vecinos y alrededor de las fronteras rusas. La situación en Ucrania y el Donbas es consecuencia de ello, y lo mismo se puede decir de Kazajistán, que vive un nuevo Maidan.

En los últimos tres días han saltado todo tipo de manifestaciones repentinas en las calles de muchas ciudades y pueblos de Kazajistán. La chispa que encendió el fuego (y las gasolineras) fue la duplicación del precio del combustible hace unos días, elevando el precio del litro del gas licuado, utilizado como combustible por muchos automovilistas, de 50-60 tenge a 120 (1 euro ≈ 500 tenge).

Las manifestaciones se multiplican, la rebelión se extiende a todas las ciudades del país y empiezan a surgir otras reivindicaciones más políticas. Pero no es la primera vez que Kazajistán es escenario de grandes protestas, que estallan con admirable regularidad cada cinco años. En 2011, en Zhanaozen, una huelga general de trabajadores del petróleo mató a 14 personas. En 2016, fue la reforma agraria la que desencadenó las protestas. Hoy, la crisis ha vuelto a estallar en Zhanaozen, una pequeña ciudad decididamente turbulenta.

Económicamente, Kazajistán tiene poco que envidiar a las petro-monarquías del Golfo en términos de desigualdad y no es de extrañar que vea estallar de vez en cuando las reivindicaciones sociales.

La escala repentina y generalizada de las protestas indica que hay algo bien organizado: sobornos estadounidenses y europeos, pagados a los principales organizadores, para desestabilizar y derrocar al gobierno.

Lo que está ocurriendo ahora en Kazajistán es una recreación exacta de lo que ocurrió en Ucrania en 2014. En aquella época, Estados Unidos y la Unión Europea pagaron miles de millones a los neonazis, que utilizaron para derrocar al gobierno.

El objetivo de Estados Unidos y la Unión Europea es llevar a Kazajstán a la esfera de influencia occidental para poder colocar misiles en su territorio y dirigirlos contra Rusia.

Rusia y China realizan grandes inversiones en Kazajstán, especialmente en la industria del petróleo y el gas. Además, Kazajistán alberga el cosmódromo de Baikonur, arrendado a la Agencia Aeroespacial Rusa.

En 2013, una visita a Kazajistán del presidente chino, Xi Jinping, llevó a la firma de acuerdos energéticos por valor de 30.000 millones de dólares, incluida la adquisición por parte de China National Petroleum Corporation (CNPC) de una participación del 8,3 por cien en Kashagan, el mayor yacimiento de petróleo del mundo.

Existen ambiciosos planes para convertir a Kazajistán en un centro energético y de infraestructuras entre China y Europa, bajo la supervisión de Rusia. A escala mundial, Kazajistán produce el 43 por cien de todo el uranio del planeta. Así que hay implicaciones mundiales en este repentino malestar. Los precios del uranio se disparan en los mercados mundiales.

comentarios

  1. Pues parece que las inversiones de los millonarios rusos y chinos, no aportan demasiado a los bolsillos de los cada vez más oprimidos kazajos y el que esto sea posiblemente aprovechado por los millonarios yankis o europeos para mejorar su influencia politica en la zona, no significa que ese sea el origen del malestar popular y las protestas.
    Habria que solizarizarse con el pueblo,con cualquier pueblo, no polarizar el problema hacia uno u otro bando, que al final son uno mismo: el capital, ya sea vestido de azul…o de rojo. Por mi, el país debería arder y con él todos sus dirigentes, mandatarios y sicarios quedándo solo pueblo llano que fuera ejemplo para el resto del mundo y que al fin nos liberásemos de todo aquel que se pretenda imponer a los demás.

    Salud!

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