Los implantes de microchips ya están aquí

Hasta hace muy pocos meses los implantes subcutáneos de microchips eran una de tantas paranoias, que a muchos les daba risa. Ahora son una realidad que va creciendo en muchos países, con empresas emergentes del ramo, como la sueca Epicenter, que ha probado con éxito un microchip del tamaño de un grano de arroz.

El implante se utiliza ahora para rastrear el estado de las personas, tanto si se han vacunado, como si no. Es cuestión de tiempo que los gobiernos de todo el mundo marquen a sus ciudadanos con estas inyecciones, que también son capaces de almacenar información financiera, lo que significa que serán necesarias para comprar y vender.

“Hoy en día es muy cómodo tener un pasaporte covíd siempre disponible en el implante”, afirma Hannes Sjöblad, director de DSruptive, uno de los socios de desarrollo tecnológico de Epicenter.

El gobierno sueco obliga a los ciudadanos a presentar una prueba de inyección si se les solicita en cualquier reunión en la que participen más de 100 personas. Esto incluye conciertos, eventos teatrales e incluso iglesias.

El anuncio del gobierno sobre esta cuestión ha hecho que muchos suecos se apresuren a implantarse los microchips de seguimiento de Epicentre en la piel. Las últimas cifras sugieren que al menos 6.000 suecos están ya etiquetados y preparados para participar en otro experimento social.

Un simple móvil sirve para escanear la muñeca de la persona e identificar el microchip, confirmando el cumplimiento de las normas gubernamentales.

Los 6.000 suecos que han dejado sus muñecas marcadas podrán ahora ir a restaurantes, hacer ejercicio en el gimnasio y participar en otras actividades sociales en las que se exige una prueba de inyección.

Al igual que el microchip sueco, la versión china se basa en la identificación por radiofrecuencia, o comunicación RFID, que utiliza campos electromagnéticos para transmitir señales que verifican la información almacenada.

Los implantes aumentaron tras el inicio de la pandemia, dada la aversión a tocar cosas, incluso en su propio domicilio. Ahora se utilizan ampliamente para realizar pagos, como si se tratara de una tarjetas bancaria.

El almacenamiento de datos de un microchip se puede ampliar eventualmente para albergar una amplia gama de informaciones de identificación, lo que plantea las viejas cuestiones del derecho a la intimidad y facilidad de vigilancia por parte de terceros.

En 2017, justo después de que Donald Trump llegara a la Casa Blanca, una empresa tecnológica con sede en Wisconsin llamada Three Square Market presentó su propia tecnología de microchips implantables que se entregaba a los trabajadores y que les permitía pagar la comida y la bebida durante el descanso.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Descubre más desde mpr21

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo