Después de tres semanas de protestas, el sábado la tensión entre los manifestantes y la policía creció en Ottawa cuando antidisturbios a caballo trataron de acabar con el bloqueo de las calles del centro.
La policía golpeó brutalmente a los manifestantes, detuvo a 191 de ellos, destruyó tiendas de campaña, chiringuitos, puestos de comida y otras construcciones levantadas por los manifestantes. También remolcó 57 camiones e incautó armas.
No obstante, advirtió que la operación de evacuación llevaría algún tiempo todavía. Ya ha logrado recuperar el control de la calle principal frente al Parlamento lanzando gases lacrimógenos. Los manifestantes respondieron formando una cadena humana y lanzando bombas de humo. “Se niegan a obedecer las órdenes de moverse”, dijo el Ayuntamiento.
Momentos antes de la carga de la policía, los manifestantes seguían en el lugar de acampada y limpiaban sus carteles cubiertos de nieve para denunciar las restricciones sanitarias. Otros intentaban calentarse junto a una hoguera bajo el estruendo frenético de las bocinas de los camiones.
“No me voy a ir”, dijo Johnny Rowe, descartando el riesgo de detención. “No hay vuelta atrás”, añadió. “Todo el mundo aquí, incluido yo, ha visto sus vidas destruidas por lo que ha sucedido en los últimos dos años”.
Cualquiera que sea encontrado en el centro de la capital canadiense puede ser detenido, advirtió la policía el sábado, acusando a los camioneros, muchos de los cuales venían con sus hijos, de ponerlos en peligro.
También han amenazado con incautar los camiones que haya por las calles, lo mismo que han hecho con las cuentas corrientes abiertas para apoyar la movilización. El viernes siete bancos se desconectaron durante horas de internet, por lo que paralizaron completamente los intercambios digitales de fondos.
El movimiento de los camioneros canadienses comenzó a finales de enero e inicialmente fue subestimado por el gobierno. Protestaban contra la obligación de guardar cuarentena al cruzar la frontera con Estados Unidos. Pero las reivindicaciones se extendieron al rechazo de todas las restricciones sanitarias y, para muchos manifestantes, al rechazo del gobierno de Trudeau.
Tras una jornada insólita de cierre por la situación de seguridad, el Parlamento reanudó el sábado sus trabajos sobre la ley de medidas de emergencia decretada por el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, que el sábado convocó una reunión de crisis del gobierno.
A las dos de la madrugada del martes, hora española, los parlamentarios canadienses tienen previsto celebrar una votación final sobre la ley de medidas de emergencia. Es la segunda vez que se utiliza esta disposición en tiempos de paz. La primera fue durante la crisis de 1970, cuando estaba en el poder Pierre Elliott Trudeau, el padre del actual jefe de gobierno.
Trudeau aseguró que esta ley no se utilizaría para enviar al ejército contra los manifestantes ni para limitar la libertad de expresión. El objetivo es simplemente “hacer frente a la amenaza actual y controlar totalmente la situación”.
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