También las calles de Líbano están en pie de guerra contra la política económica de su gobierno

Ayer se produjeron enfrentamientos y choques entre manifestantes y soldados del ejército desplegados en las calles del Líbano. Los medios de comunicación locales informaron de varios heridos cuando los soldados trataron de retirar a la fuerza un control de carretera establecido por los manifestantes en la entrada norte de Beirut. El ejército, que ha sido discreto desde el inicio del movimiento de protesta sin precedentes que sacude al país desde hace una semana, hizo su primera aparición ayer, después de que el Primer Ministro pidiera a los dirigentes de las fuerzas de seguridad y del ejército que garantizaran la estabilidad del país.

Los soldados fueron desplegados al amanecer para liberar las principales arterias y carreteras bloqueadas por las barricadas levantadas por los manifestantes. Sin embargo, esto no disuadió a los libaneses de unirse masivamente a las protestas por séptimo día consecutivo. A primeras horas de la mañana de ayer se organizaron concentraciones en varias ciudades del país, como Beirut, Trípoli y Tiro.

Los manifestantes exigen la dimisión de todo el gobierno. Frente a la movilización de los manifestantes, el gobierno trata de aumentar las consultas con los dirigentes de los partidos políticos a fin de encontrar una solución a una crisis que amenaza cada vez más su supervivencia. Ayer, el Presidente del Consejo de Ministros Saad Hariri se reunió con una delegación de la Asociación de Bancos del Líbano, encabezada por su Presidente Salim Sfeir.

Durante la reunión los debates se centraron en la aplicación de las recientes decisiones adoptadas por el Consejo de Ministros. Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes, Nabih Berri, recibió ayer por la mañana a una delegación del Partido Socialista Progresista (PSP) integrada por varios ministros y diputados. Nabih Berri recordó en la reunión que las demandas populares estaban entre los 22 artículos aprobados en la reunión económica de Baabda.

“Hemos levantado nuestras voces durante décadas para abordar estos temas, y observamos que el movimiento popular ha tenido éxito en lograrlos bajo presión”, dijo en la reunión. El dirigente del ASPAN, Walid Jumblat, expresó su apoyo a la idea de una reorganización del gabinete como primer paso para desactivar la crisis. Joumblat explicó que “el cambio de cartera ministerial salvará a los partidos de la hegemonía de ciertas corrientes”.

Por su parte, la Iglesia cristiana libanesa, que ha estado en un segundo plano desde el inicio del movimiento de protesta, se escapó ayer de su reserva y afirmó su apoyo a las demandas de los manifestantes. Al final de una reunión extraordinaria de patriarcas, el maronita, el cardenal Béchara Boutros Rahi, recordó la responsabilidad del poder en la corrupción que azota a las instituciones. “Es hora de que el Estado responda a las demandas justas y restablezca una vida normal”, dijo.

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