¿Son los refugiados una inversión rentable?

La semana pasada el diario alemán Bild Zeitung calculaba que Alemana podría recibir este año a un millón y medio de refugiados. Se basaba en un documento confidencial del gobierno federal que, de puertas afuera, habla de sólo 800.000 peticiones de asilo.

Merkel sigue siendo partidaria de la acogida de los refugiados porque Alemania es un país agotado demográficamente. Como en toda Europa, la población alemana envejece. Los países europeos presentan síntomas alarmantes de decrepitud. Son masas de jubilados necesitadas de una asistencia médica y personal permanente.

El capital necesita reponer su ejército industrial de reserva, fuerza de trabajo joven a la que poder explotar durante varias décadas. Pero los alemanes no quieren tener hijos. Un informe de la fundación Bertelsmann dice que la fuerza de trabajo se podría reducir de 43 millones de obreros hoy, a 29 millones en 2050 si no hay nuevas aportaciones de mano de obra externa, inmigraciones y llegadas de trabajadores foráneos.

Para mantener la maquinaria capitalista en marcha, Alemania necesita cada año medio millón de trabajadores emigrantes más. Según el Ministerio de Trabajo si la aportación fuera de sólo 200.000 trabajadores al año, la fuerza de trabajo disminuiría en casi tres millones en 2030.

No obstante, la acogida de esa masa de emigrantes requiere un dispositivo público de asistencia para el que no hay financiación en la actualidad. El ministro del Interior, Thomas de Maizière, ha hablado de la necesidad de encontrar un equilibrio entre las necesidades y las posibilidades.

Según el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung la acogida de un millón y medio de emigrantes costaría 10.000 millones de euros aproximadamente este año, lo que supone cuatro veces más que el desembolso del año pasado.

El gobierno alemán también echa números. Cada emigrante cuesta 13.000 euros al presupuesto público, contabilizando el albergue, la comida, la atención médica y unas migajas de dinero para que puedan ir tirando mientras se tramitan los papeles.

Uno de los desembolsos más importantes son los 500.000 euros que cuesta el adiestramiento del emigrante para que pueda aprender el idioma.

En Alemania nadie habla de los refugiados como de un drama humanitario. Es una inversión como cualquier otra. Pero, ¿será una inversión rentable? Para que ello sea posible, es decir, para obtener beneficios con la emigración y el asilo, es necesario abaratar los enormes costes sociales. A su vez, eso exige que las ONG acometan la tarea de una manera caritativa, es decir, en base a voluntarios que trabajen gratis para que el capitalismo funcione a pleno rendimiento. Máximo beneficio con el mínimo coste.

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