Rusia vende a Etiopía material de guerra electrónica

En los últimos años Rusia ha intensificado su presencia estratégica en África al convertirse en un importante proveedor de armas para varios países del continente. El fortalecimiento de los vínculos militares es parte de un plan general del Kremlin destinado a establecer asociaciones duraderas con los países africanos, ya sea por razones económicas o estratégicas.

Entre los países africanos que se benefician de los equipos militares rusos está Etiopía, un país que se acaba de incorporar al grupo Brics.

Su gobierno acaba de presentar el sistema de guerra electrónica Krasuja-4, de origen ruso y envía un mensaje claro de su determinación de reforzar su seguridad con equipos de última generación.

La elección del armamento, revelada durante un desfile de las Fuerzas de Defensa Nacional de Etiopía, no es casual. Ilustra la creciente dinámica de la cooperación militar entre Rusia y África, una tendencia que está redefiniendo los mapas estratégicos del Continente Negro.

El Krasuja-4 está lejos de ser un sistema ordinario. Reconocido por su capacidad para alterar eficazmente los sistemas electrónicos y de radar del enemigo, se presenta en forma de dos vehículos montados en el robusto chasis de camión Kamaz-6350 8×8. Mientras que uno de los vehículos está diseñado específicamente para la guerra electrónica, el otro sirve como módulo de puesto de mando, asegurando una coordinación óptima en el campo de batalla.

El espectro de acción de Krasuja-4 es amplio. El gobierno ruso ha promocionado su potencia para identificar y bloquear una amplia gama de sistemas de radar, incluidos, entre otros, radares de vigilancia y sensores de imágenes de radar a bordo. Su sistema de interferencia, equipado con tecnología avanzada, emite rayos de energía de radiofrecuencia de tal potencia que pueden dañar los sensibles sistemas electrónicos de los objetivos adversarios.

Con un alcance operativo impresionante, el Krasuja-4 puede atacar objetivos terrestres y aéreos a distancias que oscilan entre 150 y 300 kilómetros. Su flexibilidad lo convierte en un activo valioso en diversos escenarios de combate, dando a Etiopía una gran ventaja frente a sus adversarios, incluidas las grandes potencias europeas.

La inversión de Etiopía en tecnologías de guerra electrónica tan avanzadas demuestra su deseo de innovar en defensa. Sin embargo, también destaca la creciente huella de Rusia como proveedor clave de equipo militar para el continente africano.

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