A pesar de las sanciones, Rusia garantiza la estabilidad de los mercados mundiales de cereales, con exportaciones que ascienden a 10,5 millones de toneladas a África y Asia, dijo Sergei Lavrov en una intervención al margen de la cumbre del G20 celebrada en Indonesia.
Lavrov destacó la capacidad de Rusia para garantizar la estabilidad de los mercados mundiales de cereales -sobre todo del trigo- y fertilizantes. Tras señalar que seguían surgiendo obstáculos a pesar del acuerdo de la ONU, el jefe de la diplomacia rusa explicó que habían conseguido continuar con las exportaciones.
“A pesar de todas estas dificultades y de las restricciones vinculadas a las sanciones, ya hemos exportado 10,5 millones de toneladas de cereales, de los cuales unos 8 millones de toneladas sólo de trigo: alrededor del 60 por cien a Asia y cerca del 40 por cien a los países africanos”, añadió.
Lavrov también dijo que la ONU les había informado de las promesas escritas de Estados Unidos y la Unión Europea de levantar las barreras a la exportación de cereales y fertilizantes rusos. Sin embargo, el diplomático ruso señaló que era importante aplicar estas promesas en la práctica y no sobre el papel.
Las promesas incluyen la entrada de barcos rusos en puertos europeos y de barcos extranjeros en puertos rusos, el acceso a los seguros a precios normales y el levantamiento de las restricciones a un banco estatal ruso, sometido a sanciones, que financia el sector agrícola. “Espero que estas promesas se cumplan. En cualquier caso, el Secretario General de la ONU me ha asegurado bajo juramento que este es un asunto prioritario para él”, dijo Lavrov.
El Secretario General de la ONU ya había abogado en agosto por la cooperación internacional para que los productos agrícolas rusos pudieran acceder a los mercados mundiales sin obstáculos y evitar así una crisis alimentaria el próximo año.
El pasado mes de julio se alcanzó un acuerdo pionero sobre el transporte de cereales entre Rusia y Ucrania, dos de los principales exportadores agrícolas del mundo, con la mediación de la ONU y Turquía. El acuerdo pretendía desbloquear las exportaciones de grano ucranianas y rusas, que se habían paralizado a causa de la guerra.
Tras el ataque ucraniano contra el puerto de Sebastopol a finales de octubre, Rusia decidió suspender su participación en el acuerdo. Moscú anunció finalmente que reanudaría su participación a principios de noviembre, tras el compromiso de Ucrania de no utilizar el corredor humanitario marítimo para atacar el territorio ruso.