Movilizaciones y enfrentamientos con la policía en la primera jornada francesa de protestas

La semana pasada, se celebró en Francia la primera jornada de movilizaciones contra la reforma laboral, que el secretario general de la CGT, Philippe Martinez, calificó como un éxito.

El Ministerio del Interior admitió que 230.000 personas se manifestaron por las calles de París y de otras ciudades. La CGT sube la estimación hasta las 400.000.

Muchos de ellos no llevaban las manos vacías y el rostro descubierto. Se produjeron fuertes enfrentamientos con los antidisturbios, que utilizaron gases lacrimógenos y cañones de agua para tratar de dispersar a la multitud congregada en París. Al menos un manifestante resultó herido por el lanzamiento de pelotas de goma, teniendo que ser ingresado en el hospital. Tres fueron detenidos en París y otros tantos en Lyon.

Los encapuchados se defendieron de las cargas policiales lanzando cócteles Molotov y destruyendo sucursales bancarias, escaparates de grandes empresas comerciales y paneles de publicidad.

Otros siguieron el recorrido haciendo pintadas en las calles con lemas como “5 euros menos = 5 adoquines más” en referencia al levantamiento del suelo de las calles para hacer barricadas y lanzarlos como proyectil contra la policía. Varios vehículos blindados de los antidisturbios presentaban impactos de esa naturaleza, sobre todo en la carrocería, las ventanas y parabrisas.

Los gritos de los manifestantes advertían que era el comienzo de la nueva temporada de luchas y que las sucesivas convocatorias serían aún más multitudinarias, ya que el deterioro de las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera en Francia se deterioran a cada paso.

El mismo día de las manifestaciones se publicó el estudio del Insee, que constata lo mismo de siempre, aunque en una jerga estadística: que también en Francia los ricos son más ricos y los pobres mucho más pobres.

9 millones de franceses viven bajo el umbral de pobreza, más de un 14 por ciento de la población; el 38 por ciento de los parados están declarados como pobres y al 15 por ciento de los obreros en activo les ocurre lo mismo: su salario no les llega para vivir.

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