Los emigrantes salvan el déficit demográfico europeo

El año pasado la Unión Europea registró un aumento de su población, tras dos años de descenso vinculados a la pandemia. La inmigración compensa con creces el saldo natural negativo y redibuja el mapa del Viejo Continente.

La Unión Europea recupera habitantes. El 1 de enero la población de los Veintisiete superó los 448 millones de personas. Tras dos años de descensos, la demografía del bloque volvió a subir con fuerza, con 1,6 millones más habitantes mayores de un año. Es el mayor aumento en casi veinte años.

En 2020 y 2021 la Unión Europea perdió cerca de 750.000 habitantes debido a la alta mortalidad vinculada a los confinamientos y vacunas, pero también al freno impuesto a los flujos migratorios por las restricciones sanitarias. Todos estos indicadores se invierten al final de la crisis, contribuyendo al impresionante repunte del año pasado. Las proyecciones apuntan más bien a un lento declive en las próximas décadas.

Sin embargo, una cosa no cambia: el papel crucial de la inmigración en la demografía del Viejo Continente. Desde 2012 el balance natural de la Unión Europea ha sido negativo, es decir, el número de muertes supera al número de nacimientos.

Esta tendencia se está fortaleciendo con el tiempo, ya que la población está envejeciendo: el 6 por cien de los europeos tiene más de 80 años hoy (el doble que a principios de la década de 2000) y la tasa de natalidad está cayendo, particularmente en los países del sur de Europa. La población europea, por lo tanto, habría marcado un fuerte declive durante la última década si la inmigración no hubiera llegado para llenar este vacío natural.

Con respecto al año pasado, el crecimiento de la población observado puede atribuirse en gran medida a los crecientes movimientos migratorios posteriores a la pandemia y a la afluencia masiva de personas desplazadas de Ucrania a las que se les ha concedido el estatus de protección temporal en los países de la Unión Europea.

Estos desarrollos están redibujando el mapa demográfico de Europa, porque los flujos de población están lejos de ser homogéneos dentro del bloque. Algunos países siguen perdiendo población. Durante los últimos veinte años, Bulgaria, Letonia y Lituania han perdido casi un habitante de cada seis; Rumanía y Croacia más de uno de cada diez. Al mismo tiempo, Francia y España han visto crecer sus respectivas poblaciones en más de 6 millones de habitantes cada una.

Estos juegos de vasos comunicantes, en parte, tienen implicaciones económicas, pero también políticas. La distribución de escaños en el Parlamento Europeo está en juego. Desde las últimas elecciones europeas de 2019, la población de los Veintisiete ha aumentado muy ligeramente (+0,4 por cien) debido a la pandemia. Pero la tendencia es diametralmente opuesta entre Alemania (+2 por cien) e Italia (-2 por cien), por ejemplo.

La población alemana detuvo su caída en la década de 2000, especialmente desde que la canciller Angela Merkel abrió las fronteras a raíz de la crisis migratoria de 2015. En los últimos cinco años, Alemania incluso registró el bloque de crecimiento más fuerte, con una ganancia de 1,3 millones de habitantes, seguida de España (+1,1 millones), Francia (+780.000) y Holanda (+529.000) .

La primera potencia económica de la Unión Europea se consolida como primera potencia demográfica, acercándose al 19 por cien de la población total. Al igual que los otros grandes países, le gustaría que su peso político en Bruselas lo reflejara.

comentarios

  1. Hola a todos:

    Creo que hay una confusión entre población europea y población de o apropiada por la Unión Europea. La población del subcontinente europeo (población europea)y la población de la UE (población uellana) no son lo mismo. En la primera hay que contabilizar a británicos, rusos de la parte Europea, turcos y ucranianos, en la segunda solo a las poblaciones de los territorios de las oligarquías europeas adheridas a la UE.

    En este panorama, el saqueo demofisico de Ucrania se ha elevado a varios millones de personas, pero estas personas aquí se cuentan como no «europeas» (UE) y a la vez como europeas, así se oculta la sobre mortalidad causada por la guerra de la oligarquía transatlántica en Ucrania que no aparece reflejada en este cómputo global de la demofisica europea. Por esto, incluso con el flujo de población africana, asiática y americana, el derrumbe demofisico del continente prosigue.

    Por otra parte, conviene no confundir movimientos demofisicos provocados con inmigración y libre circulación internacional de los trabajadores, a la que la UE insiste criminalmente en impedir.

    En conclusión, hemos de estar alertas con cómo nos cocinan los datos los socialdemócratas y liberales pro UE porque pueden confundirnos en la interpretación de los hechos.

    Un saludo

  2. Eso no es salvar. Eso es reemplazar. Es decir, producir un etnocidio, dado que no ha sido una evolución natural de los hechos sino planificada.

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