Las trabajadoras camboyanas ocupan una fábrica cerrada a causa del confinamiento

En marzo el propietario de una fábrica textil a 50 kilómetros al sur de la capital de Camboya, Phnom Penh, la tuvo que cerrar a causa del confinamiento impuesto por el gobierno. A las trabajadoras no les pagaron sus salarios, ni tampoco ninguna clase de indemnización.

Creyendo que el cierre era temporal, las trabajadoras pidieron préstamos para alimentar a sus familias y se endeudaron.

En diciembre una parte de la plantilla ocupó la fábrica. Vigilan las máquinas de coser porque el dueño ha enviado matones para desalojarlas y apoderarse de las instalaciones.

“Estas máquinas son mi dinero; son mi vida”, dijo Vanna, una trabajadora, prometiendo retenerlas hasta que reciba unos 2.000 dólares en sueldos y bonificaciones adeudados desde el cierre.

El sector textil de Camboya, con un volumen aproximado de 7.000 millones de dólares -el mayor empleador del país, con 800.000 trabajadores, en su mayoría mujeres- ha sufrido un doble golpe este año debido al confinamiento y a los recargos ilegales impuestos por la Unión Europea con el pretexto de las violaciones de los derechos humanos.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Descubre más desde mpr21

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo