Según la Red, “en la mayoría de los casos”, el coronavirus se muestra como “un resfriado leve o incluso sin síntomas”. Por consiguiente, afirman, es muy poco probable que se hayan registrado todos los casos de infección, a diferencia de las muertes, que se registran casi en su totalidad.
Dicho recuento conduce a “una sobreestimación de la tasa de mortalidad”, aseguran.
Según un estudio sobre 565 evacuados japoneses de Wuhan, a todos los cuales se les hicieron pruebas, independientemente de los síntomas, sólo el 9,2 por ciento de los infectados fueron detectados por los tests de coronavirus basados en síntomas que se utilizan actualmente.
Por lo tanto, lo más probable es que el número de personas infectadas sea aproximadamente 10 veces superior al registrado. En tal caso, la tasa de mortalidad sería sólo una décima parte de la que se mide actualmente y posiblemente más.
La disponibilidad de pruebas de coronavirus es limitada. En Estados Unidos, por ejemplo, no disponen de una instalación de pruebas adecuada y financiada con fondos públicos para todos los positivos de coronavirus. La primera base de datos sólo está disponible desde el 11 de marzo.
Lo mismo ocurre en Alemania, donde el colaso hospitalario ha contribuido a una sobreestimación de la tasa de la mortalidad.
A medida que la enfermedad se propaga, indica la Red alemana, se hace cada vez más difícil identificar la fuente de la infección. Como resultado, los resfriados comunes en las personas que, sin saberlo, han tenido contacto con un afectado por el coronavirus, no lo asocian al coronavirus y, por lo tanto, no van al médico.
También se produce una sobreestimación de la mortalidad cuando se sabe que una persona fallecida ha sido infectada de coronavirus, pero esa no ha sido la causa de la muerte.
De cualquier manera, la tasa de mortalidad del 0,2 por ciento establecida actualmente para Alemania por coronavirus es inferior a la tasa para la gripe calculada por el Instituto Robert Koch, que fue del 0,5 por ciento en 2017/18 y del 0,4 por ciento en 2018/19.
La declaración critica también el cierre de fronteras y el mantenimiento de lo que aquí llamamos “distancia de seguridad”, para lo cual se apoya en la revisión Cochrane de 2011. Lo mismo apunta sobre el cierre de escuelas, aunque las pruebas existentes no son tan concluyentes en dicho caso.
En cuando al confinamiento, la Red dice que retarda la propagación de la gripe, pero aumenta la infección de los miembros de la familia, aunque no se pronuncia sobre si los datos existentes se pueden trasladar de la gripe estacional al coronavirus.
“Muchas preguntas permanecen sin respuesta”, concluye la declaración.
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