La única fábrica africana de vacunas contra el coronavirus, instalada en Qqeberha, Sudáfrica, ha cerrado tras no recibir ningún pedido, según declaró el sábado Nicolaou Stravos, un ejecutivo de la empresa.
Stravos reconoció a la agencia SAfm, la emisora de radio pública anglófona de Sudáfrica, que los africanos están “hartos” de las vacunas.
La empresa farmacéutica Aspen Pharmacare, que el pasado mes de noviembre obtuvo una licencia para envasar y vender la vacuna de Johnson & Johnson y distribuirla en África, dijo que cambiaría alrededor de la mitad de su capacidad de producción de vacunas contra el coronavirus a otros fármacos si la demanda no se recupera en seis semanas.
“Si no recibimos pedidos y no somos capaces de mantener [la planta], tendremos que reconvertirla para fabricar otras cosas, pero entonces tenemos que entender que perderemos esa capacidad en el continente y volveremos al punto de partida en el que estábamos hace 18 meses”, dijo Stravos.
El ministro de Sanidad sudafricano, Joe Phaahla, planteó la semana pasada en una rueda de prensa el bajo índice de vacunación.
La escasez de pedidos se produce cuando la mayoría de los países del continente relajan sus medidas restrictivas, sin que haya más presión para continuar con las campañas masivas de vacunación.
La situación no se ajusta a las expectativas de la Unión Africana. La organización continental pretende que el 60 por cien de las necesidades de vacunas de su población se cubran con productos fabricados en África para 2040.