En 2003 el imperialismo y los medios de comunicación a su servicio incluyen en el paquete terrorista-islamista a Saddam Hussein con la excusa de unas inexistentes armas de destrucción masiva, así como la compra de uranio a Níger. El imperialismo quiere justificar el plan de agresión a Irak. El Irak baasista y laico se apresta a ser desmantelado en nombre precisamente de la lucha contra el islamismo.La guerra causa 650.000 muertos, entre ellos la de Saddam Hussein, ahorcado después de una farsa judicial el día de Aid al-Adha, 30 de diciembre. El Islam prohíbe las ejecuciones en esa fecha, la más sagrada para los musulmanes, que conmemora el momento en el que Abraham se disponía a sacrificar a su hijo a petición de dios quien, finalmente, se compadeció y detuvo el infanticidio. Pero dios, o sea Bush, no se compadeció de Saddam. Lo mismo que su juicio, manipulado y televisado al mundo entero, el ahorcamiento fue una provocación, una operación de guerra sicológica para fomentar el yihadismo en Irak y en Oriente Medio en general.
En el centro de internamiento de Camp Bucca, cerca de la frontera con Kuwait, el imperialismo estadounidense agrupa a 17 de los 25 dirigentes más importantes de lo que luego será el Califato Islámico, entre ellos Ibrahim Awad Al-Badri, alias Abu Bakr Al-Baghdadi, entonces responsable de Al-Qaeda en Irak, que permaneció allí recluido de febrero a diciembre de 2004. Fue calificado como “interno civil”, es decir, no combatiente y tuvo un trato privilegiado. Actuaba como intermediario entre los presos y los carceleros estadounidenses que los custodiaban.
Un informe elaborado por la CIA el 5 de enero de 2006 y desclasificado seis años después, reconoce que la guerra había sido consecuencia de un “error”: no había armas de destrucción masiva en Irak. Si, además, tenemos en cuenta que Saddam ya había capitulado. ¿Por qué los imperialistas desencadenaron la guerra?, ¿por una equivocación?, ¿por unas armas que nunca existieron?
En 2006 la Comisión Baker-Hamilton reconoce que Estados Unidos había perdido la guerra de Irak y pide la retirada de las tropas. Bush sustituye a Rumsfeld por Robert Gates, miembro de la Comisión Baker-Hamilton.
El 15 de diciembre de 2011 las tropas estadounidenses se retiran de Irak dejando atrás 110.000 muertos, 250.000 heridos, dos millones de refugiados y un país devastado.
En el mismo momento de la retirada, el imperialismo desencadena la Primavera Árabe, una campaña sistemática de desestabilización, desde Túnez hasta Siria pasando por Egipto, Libia y Yemen. Las mismas tropas islamistas que estuvieron al servicio del imperialismo en Libia, incluidos los uigures chinos, se utilizan luego en Siria y finalmente en Irak.
La retirada deja al frente del gobierno de Bagdad al chiíta Nuri Al-Maliki, conocido como “El Segundo Saddam”, que se opone a que las petroleras se apoderen de los yacimientos de Kurdistán. En 2012 ExxonMobil firmó un acuerdo de explotación petrolera con los kurdos. Maliki rechaza el acuerdo. Apoyados por Estados Unidos e Israel, los kurdos reaccionan con un llamamiento a crear un Estado propio.
A comienzos de 2012 los yihadistas crean en Siria el grupo conocido como Jabhat al-Nusra o Frente de Apoyo al Pueblo del Levante, la rama siria de Al-Qaeda. Durante julio de 2012 el Frente Al-Nusra se desarrolla al calor de la ofensiva imperialista contra el gobierno de Damasco. A finales de 2012 Washington decide finalmente clasificarlo como organización terrorista a pesar de las protestas de Fabius, ministro francés de Asuntos Exteriores, quien declara públicamente que Al-Nusra “está haciendo un buen trabajo”.
En mayo de 2014 se produce la ruptura entre el Califato Islámico y Al-Qaeda.
En julio de 2014 Estados Unidos saca a Al-Maliki del gobierno y pone a Haidar Al-Abadi. La causa es la posición de Maliki sobre la guerra de Siria. Maliki había ayudado al gobierno de Damasco controlando la frontera entre ambos países y combatiendo al Califato Islámico en Irak. El Calilfato Islámico no lograba sus objetivos en Siria y se concentró en hacer lo mismo en Irak. La intensificación de sus acciones sirvió al imperialismo para destituir a Maliki, acusado de ineficaz contra los terroristas. Damasco pierde a su aliado en Irak.
Último capítulo de la serie ‘100 años de la historia de Irak contada en 100 líneas’
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La Primera Guerra del Golfo
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