Para sumarse a este negocio, en 1984 Estados Unidos restablece relaciones diplomáticas con Irak. Incluso autoriza a la Comisión de Energía Atómica a suministrar materias primas para las bombas químicas y nucleares irakíes que en 2003 serían utilizadas como excusa propagandística de la Tercera Guerra del Golfo.
Al mismo tiempo, de manera clandestina, Estados Unidos también vende armas a Irán dentro del denominado escándalo Irangate o Irán-contra. Las potencias imperialistas prolongaron una guerra terrorífica no sólo para sostener la industria militar sino para extenuar a los dos países contendientes.
Los kurdos aprovechan la guerra para extender sus bases de apoyo, pero en 1988 Saddam les ataca ferozmente durante tres meses, llegado a utilizar bombas tóxicas, matando a 100.000 personas, a los que hay que añadir 180.000 desaparecidos.
Irak acaba la guerra con una deuda de 70.000 millones de dólares en un momento en el que los precios del petróleo caen, entre otros motivos por culpa de la superproducción de Kuwait que, además, es uno de los principales acreedores de Irak. Se desencadena una grave crisis económica, el paro, la carestía y el descontento popular.
Estados Unidos juega un doble juego. Mientras blinda a Kuwait ante las legítimas peticiones de Saddam Hussein, le estimula a éste a que ataque a Kuwait. Creyendo contar con el apoyo de Estados Unidos, Saddam Hussein invade Kuwait en 1990.
En una vergonzosa decisión, la ONU impone sanciones económicas y respalda la respuesta del imperialismo contra el pueblo de Irak, la Operación Tormenta del Desierto. El país es salvajemente bombardeado con uranio y las infraestructuras del país sistemáticamente destruidas. Durante doce años, el bloqueo causó la muerte por hambre de un millón y medio de personas, la mayor parte de las cuales eran niños menores de cinco años. Uno de los peores crímenes cometidos por los imperalistas a finales del pasado siglo se cometió con la cobertura de la ONU.
En abril de 1991 el imperialismo promueve un levantamiento kurdo que, tras ser aplastado justifica la imposición de una «zona de exclusión aérea» al norte del país que al año siguiente se extiende al sur para proteger a la población chiíta. De esta manera se inicia la partición de Irak con criterios nacionales y religiosos.
En 2001 se producen los atentados de las Torres Gemelas en Nueva York que marcan el inicio del mayor despliegue de embustes que el mundo ha conocido, una ofensiva del imperialismo estadounidense para frenar su declive como potencia mundial con la excusa del terrorismo y el islamismo, el fantasma mediático de Bin Laden y los talibanes de Afganistán. Bush incluye a Irak, Irán y Corea del norte en lo que califica como el «Eje del Mal».
Saddam capitula en toda regla. A través de la delegación de Irak en la ONU desde noviembre de 2000 pone en conocimiento de Washington que para evitar la guerra estaba dispuesto a aceptar todas y cada una de las condiciones que le imponían, tales como mantener sobre su suelo una fuerza extranjera y detener a todos los miembros, reales o supuestos, de las redes terroristas locales.
El 9 de mayo de 2002 Bush anuncia en un discurso en la universidad de Carolina del Sur el programa regional «Middle East Partnership Initiative» para desestabilizar a los países del norte de África y Oriente Medio apoyándose en ONG locales, aunque inicialmente tiene que vencer numerosas resistencias de los círculos burocráticos de Washington.
La 1º Guerra del Golfo fue un acto criminal, casi tanto como la 2ª Y lo que no se puede justificar nunca es que para acabar con un tirano como Husseim se masacre a tantos inocentes