El plan del CNI para evitar la independencia de Cataluña

Fernando Rueda

Los servicios secretos han desplegado todos los medios a su alcance para impedir el éxito del proyecto secesionista: se han activado los mecanismos para recabar información y se trabaja para crear un caldo de cultivo en contra del soberanismo.

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha desplegado un plan para hacer frente a las pretensiones independentistas de algunos partidos catalanes. Se fundamenta en dos puntos: por un lado, obtener la máxima información de personas y proyectos utilizando todos los medios operativos a su alcance y, por otro, crear los medios y apoyar a las personas capaces de hacer revertir la situación en la opinión pública utilizando a gente no vinculada directamente en la actualidad con el servicio de inteligencia. El día a día del funcionamiento del CNI es responsabilidad de la secretaria general, Beatriz Méndez de Vigo, que trata con los directores de Inteligencia y Operaciones. Pero los grandes temas, como la intención del presidente de la Generalitat, Artur Mas, de conseguir la independencia para Cataluña, son controlados directamente por el secretario de Estado director, Félix Sanz. Si las acciones llevadas a cabo para obtener información son ejecutadas por Méndez de Vigo, el plan para crear un caldo de cultivo contrario a los planes de Mas ha sido llevado personalmente por Sanz.

Según las fuentes consultadas por Tiempo, Sanz está promoviendo que en diferentes sectores de la sociedad se aúnen las voces y las iniciativas para que se escuchen los argumentos convincentes en contra de la independencia. Numerosas personas conocedoras del asunto catalán, la mayor parte residentes en la comunidad autónoma, han sido contactadas para conocer sus opiniones sobre el problema, pedirles consejo y animarlas a colaborar en las soluciones que se van a ir poniendo en marcha poco a poco. No obstante, una fuente oficial del CNI ha explicado a Tiempo que desde el centro de inteligencia no se puede “ni confirmar ni desmentir si se está haciendo algo relacionado con la independencia de Cataluña”.

Entre las primeras personas contactadas para recibir sus consejos figuran antiguos altos mandos del espionaje que en su día participaron en la Transición democrática. Más concretamente, en el trabajo de contactar con los dirigentes sociales de Cataluña en los años 70. Entre ellos estaría Andrés Cassinello, cuyo papel fue determinante para convencer a Josep Tarradellas, presidente de la Generalitat en el exilio, para que regresara a España. Junto con Cassinello, un hombre siempre dispuesto a ayudar al servicio de inteligencia, estarían algunos otros agentes que colaboraron con él en esa ardua tarea y que trataron en su momento con políticos como Jordi Pujol. También señalan al que fuera director del Cesid –antecesor del CNI–, el teniente general Javier Calderón.

Junto a antiguos agentes, el centro se ha puesto en contacto con otras personalidades de diversos ámbitos, que consideran una barbaridad la independencia de Cataluña, pero que gozan de un gran prestigio en la comunidad. Según las fuentes de Tiempo, la opinión más extendida hasta el momento es que, con amenazas, el Gobierno de Mariano Rajoy no podrá conseguir sus objetivos. Una de ellas cuenta como ejemplo el viejo de chiste de cómo conseguir que 10 aragoneses entren en un coche: diciéndoles que seguro que no caben. Proponen que sean los propios catalanes que gozan de credibilidad y prestigio los que, utilizando foros importantes instalados en las ciudades catalanas, pronuncien conferencias o participen en mesas redondas para explicar las ventajas de seguir en España y los inconvenientes de la secesión. Al mismo tiempo, defienden la necesidad de que ese núcleo de personas influyentes, que hasta ahora permanecen en silencio, escriban artículos y participen en tertulias con presencia destacada en Cataluña, para crear una opinión que constate que “merece la pena vivir juntos”.

Miedo a opinar

El principal problema con el que se ha encontrado ese grupo promovido por el CNI es que existe un gran temor en la comunidad a manifestar opiniones que vayan en contra de la propuesta defendida en el Parlamento por el líder de CiU, Artur Mas, y el de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Oriol Junqueras. Por eso, lo primero que se plantean es romper ese temor de los influyentes a manifestar sus opiniones. Consideran que ese miedo afecta de una forma especial a los periodistas, que según ellos muestran “miedo a escribir y decir lo que piensan sobre el tema” en los medios de comunicación.

Una tensión que han identificado en esos sondeos de una forma más pronunciada entre los Mossos d’Esquadra, donde creen que ha influido de manera especial la declaración del conseller de Interior, Felip Puig, quien ha llegado a manifestar que “estarían con la Generalitat” si se prohíbe la consulta, y ha señalado que este cuerpo es “una estructura de Estado”. Los efectivos de la policía autonómica saben, como se les recordó inmediatamente desde los sindicatos policiales nacionales, que están sujetos a la ley del Estado y que si, llegado el caso, no cumplieran las órdenes del Estado tendrían que asumir responsabilidades penales. Tras la controvertida declaración de Puig, el tema aparentemente se ha calmado, pero sigue latente en el día a día de los Mossos. Es un tema que está en la agenda de la especie de lobby impulsado por el servicio de inteligencia para romper la dinámica independentista que ha montado el Gobierno de la Generalitat.

Un último asunto que preocupa en el  CNI es el miedo escénico con respecto a la bandera española. Allí creen que la ola de independentismo ha provocado que la bandera catalana se haya hecho con la calle y que nadie se atreva a defender la necesidad de utilizar la nacional.

Uno de los objetivos que se plantean, que coincide en este caso con el llevado a cabo por el segundo proyecto que ejecutan por los propios agentes del centro, es conseguir ahondar en los problemas actuales que existen entre los partidos y las personas que llevan a cabo el plan de independencia. Por un lado, está la guerra abierta desde hace tiempo entre Artur Mas y Oriol Pujol por el liderazgo de CiU. Mas sabe que el expresidente Jordi Pujol desea que su hijo sea el primer presidente de la república catalana y que hará cualquier cosa para conseguirlo. Mas asume la pérdida de votos producida tras el adelanto de las elecciones, pero lo considera un pago necesario para llevar adelante sus planes. No está dispuesto a asumir el desgaste que lleva todo el proceso, que no ha hecho más que empezar, y que luego la gloria, si llega, sea para el hijo de Pujol. Al mismo tiempo, Unió Democràtica de Catalunya (el segundo miembro de la coalición CiU), dirigida por Josep Antoni Duran i Lleida, no es partidaria de la independencia y su máximo dirigente ya ha manifestado públicamente sus discrepancias. Unas discrepancias que se ahondan por el hecho de que el compañero de viaje sea ERC y no otros partidos que sienten más cercanos, como el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC).

Espionaje telefónico

Obtener toda la información posible que pueda ser útil sobre las intenciones independentistas de un sector de los políticos catalanes es uno de los objetivos operativos de la división que el CNI tiene en Cataluña. Para ello, tiene que ejercer un control lo más estrecho posible sobre las actividades de dirigentes de CiU y ERC que tengan relación con ese tema, sin prestar atención a los asuntos habituales de su trabajo político. Los políticos de las formaciones que lideran Mas, Duran i Lleida y Junqueras llevan unos largos meses en alerta. No hay constatación de que se haya impartido una orden interna, pero la mayoría han adoptado medidas de seguridad cuando hablan desde sus teléfonos móviles. La más simple es no mencionar aquellos asuntos en los que están trabajando y que no son conocidos por la opinión pública.

Los más díscolos con la línea independentista han optado por no hablar por teléfono de sus divergencias con las posturas oficiales e incluso no hacer comentarios sobre sus jefes de filas que puedan ser sacados de contexto y malinterpretados. Este último comportamiento también es seguido por muchos políticos con una adhesión inquebrantable a Mas, que creen que cualquier crítica, por pequeña que sea, puede ser utilizada en el futuro para enfrentarles con su jefe. Todos ellos piensan que alguien les puede estar escuchando. Sus sospechas están dirigidas fundamentalmente al CNI, pero algunos no descartan que la Policía, con el pretexto de la investigación de la financiación ilegal de CiU, pueda aprovechar para saber qué es lo que está pasando.

La diferencia del espionaje telefónico actual con respecto al de hace muchos años ha quedado demostrada con las intervenciones legales en el caso Gürtel. Los implicados comentaban en las grabaciones dadas a conocer que escuchaban ruidos sospechosos, por lo que hablaban en clave para evitar que quien les escuchara entendiera lo que decían. Sin embargo, con los medios actuales es casi imposible detectar que el teléfono está pinchado.

Fuentes no oficiales del CNI consideran que obtener información sobre las intenciones de CiU y Esquerra para promover un referéndum que podría ser ilegal justifica la monitorización de muchos teléfonos de políticos y altos cargos catalanes. No obstante, recuerdan que ese tipo de violación de la intimidad requiere desde hace diez años la autorización del magistrado del Tribunal Supremo adjudicado al CNI. Las intervenciones telefónicas y las entradas en domicilios deben ser permitidas por escrito, aunque nadie conozca jamás el contenido de esas decisiones.

Ninguno de los medios consultados por Tiempo ha considerado factible que el magistrado autorizara grabar las conversaciones de políticos de CiU, a pesar de que podría estar justificado si atentaran contra la integridad del territorio. Recuerdan el caso ocurrido en 1998, cuando se descubrió que el Cesid espiaba la sede de Herri Batasuna en Vitoria. Por aquel entonces la formación abertzale era un partido legal y en el Congreso de los Diputados el resto de agrupaciones políticas criticaron duramente la actuación. El ministro de Defensa, Eduardo Serra, entonces responsable del servicio de inteligencia, habló de la lucha contra el terrorismo, pero no hizo mención a la independencia del País Vasco.

Si el CNI no pidiera expresamente al magistrado la interceptación de teléfonos, o este se negara a firmar las órdenes, al espionaje todavía le quedarían algunos caminos para obtener la información. Uno de ellos sería conseguir esas grabaciones por medio de investigadores privados que realizaran el trabajo por su cuenta. Y luego podrían pasarle al CNI las informaciones útiles.

Ese fue el camino que habría podido utilizar hace años el servicio de inteligencia para conseguir información sobre las conversaciones entre empresarios catalanes y el entonces banquero Mario Conde para la compra de una gran cadena de televisión. Sabían todo lo que sucedía, pero su agente trabajaba por libre en su propia agencia de detectives, cobrando de uno de los empresarios. Cuando toda la trama salió a la luz, el servicio secreto se lavó las manos y salió con leves salpicaduras.

Otra de las manera de conseguir información privilegiada sobre lo que está pasando son los infiltrados que el CNI puede tener en organismos e instituciones de la Generalitat. Esta forma de funcionar tampoco es nueva. En 1993 el Gobierno catalán destituyó al máximo responsable operativo de los Mossos d’Esquadra, el subinspector del cuerpo y comandante del Ejército del Aire Josep Peris, al sospechar que filtraba información al servicio de inteligencia. Las investigaciones concluyeron que había estado filtrando datos sobre el entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. El entonces responsable político del servicio, el vicepresidente socialista Narcís Serra, consideró que eso era una “barbaridad”, a lo que le contestó Pujol: “Yo mismo he sido espiado por los servicios secretos españoles. Parece que durante algunos años. Pero lo que es muy serio es que estas informaciones se han filtrado”.

Este tipo de comportamientos son habituales en el servicio de inteligencia y no necesitan autorización de su magistrado. En diversas ocasiones a lo largo de los últimos 20 años los responsables de la seguridad de los presidentes de la Generalitat han descubierto la presencia sospechosa de gente siguiéndoles los pasos a sus jefes. Algunas veces ellos mismos han declarado que pensaban que eran gente del espionaje español, aunque en ocasiones en realidad eran investigadores privados trabajando para intereses particulares.

Con topos introducidos adecuadamente y con agentes operativos controlando reuniones, se puede obtener información muy valiosa sobre los movimientos de la Generalitat. Otro de los mecanismos que utiliza el CNI para tener acceso a información de calidad es el uso de Internet. Nadie como sus agentes dispone de los medios y el personal necesarios para entrar en cualquier ordenador y acceder a la información que les interese. La necesidad de proteger al Estado frente a peligrosos ataques procedentes de otros servicios secretos y de hackers que pretenden robar datos y atacar instalaciones industriales, les ha llevado a volcar una gran parte de sus esfuerzos en este ámbito.

El pasado año [2012], la Policía desmanteló una red de venta de datos que había comerciado con todo tipo de información de cientos de ciudadanos, entre los que figuraban Telma Ortiz, la hermana de la princesa Letizia, y José Ignacio López del Hierro, el marido de María Dolores de Cospedal. Entre los detenidos estaba Matías Bevilacqua. Este ingeniero informático declaró a la Policía que trabajaba para el CNI y que el dinero en efectivo que tenía en su casa era el pago por su labor. Una de sus especialidades era entrar en cualquier ordenador que se le indicara y robar toda la información.

Con todos estos métodos es fácil elaborar amplios dosieres sobre las personas que se desea investigar para conocer sus movimientos y su postura frente a la independencia. Información muy útil si luego se quiere dividir a partidos como CiU o ejercer presión sobre los más radicales de ERC. En este último partido están más acostumbrados a las investigaciones del servicio de inteligencia. Carod Rovira es un buen ejemplo. El control sobre sus actividades comenzó en los años 90 por la proximidad de sus tesis independentistas a las del grupo terrorista Terra Lliure.

Imaginándose que le controlaban, Carod Rovira adoptaba las máximas medidas de precaución para evitar el control de sus acciones. Pero es muy difícil escapar de la vigilancia de los agentes operativos de la Casa, como se conoce al CNI. El 3 de enero de 2004, cuando había alcanzado el puesto de conseller en cap del Gobierno de la Generalitat, se desplazó a Perpiñán para reunirse con dirigentes de la cúpula de ETA. Pretendía alcanzar un acuerdo por el cual los terroristas no atentaran en Cataluña a cambio de una declaración de apoyo. Los agentes del espionaje le siguieron, constataron el encuentro y una filtración posterior hizo lo demás. Carod Rovira tuvo que presentar su dimisión.

Como cada vez que ocurren hechos similares, ERC y el resto de los grandes partidos catalanes nacionalistas encargaron barridos en sus sedes, pero no detectaron ningún teléfono pinchado. Estas medidas de seguridad las siguen realizando periódicamente, un comportamiento que llevan a cabo todos los partidos políticos nacionales.

Después de Madrid, donde está la sede central del CNI, Cataluña es con diferencia la comunidad que dispone de más agentes secretos. Históricamente tenían su sede principal en la confluencia de la calle Balmes con la Ronda Universitat de Barcelona, pero todo cambió hace nueve años, tras los atentados islamistas del 11-M. Alberto Sainz, nombrado director del CNI pocos meses después, puso en marcha un plan para hacer frente a ese nuevo terrorismo. Una de sus medidas fue potenciar al máximo la delegación en Cataluña y convertirla en división. Decenas y decenas de agentes fueron enviados a partir del año 2004 con la misión principal de buscar confidentes en mezquitas, asociaciones y grupos musulmanes, para detectar a posibles terroristas o a quienes estuvieran en proceso de apoyar el uso de las armas. Esa presencia en Cataluña de grupos islamistas preocupantes para la seguridad del Estado llevó también a que las principales agencias de espionaje del mundo aumentaran su presencia en la comunidad y a que algunas que no contaban con ella, la abrieran.

En los últimos meses, según las fuentes informantes, un nutrido grupo de agentes ha cambiado su objetivo de trabajo y ha pasado a dedicarse al independentismo. Una parte lo hace trabajando en la calle y buscando información sensible, pero otro grupo, el formado por los analistas, convierte los datos aportados por sus compañeros y por otras fuentes de información en inteligencia sobre lo que está pasando en los cenáculos catalanes y trata de descubrir cuáles van a ser los pasos que van a dar desde CiU y ERC, pero también desde el resto de los partidos catalanes, como el PSC de Pere Navarro o Iniciativa per Catalunya.

Además, algunos de los oficiales de inteligencia que hasta hace un par de años trabajaban en todo lo relativo a ETA, están siendo reconvertidos ante la disminución del grado de amenaza de la banda terrorista. Una parte de ellos se ha sumado al equipo que trabaja sobre el tema de la independencia, una de las prioridades actuales del CNI de Félix Sanz.

La información obtenida por este despliegue del servicio es utilizada para informar al Gobierno y proponer las medidas para hacer frente a lo que en su terminología llaman amenaza. No obstante, los datos concretos que puedan obtener sobre comportamientos que pudieran estar fuera de la ley se los pasarían a la Policía o a la Guardia Civil, como hacen siempre en cualquier otro asunto grave, dado que el CNI no tiene consideración de Cuerpo y Fuerza de Seguridad del Estado.

El CNI catalán

El presidente Mas fue consciente tras ganar las elecciones en 2010 de la necesidad de disponer de un CNI catalán, que trabajara a sus órdenes, obtuviera información y evitara el espionaje procedente de Madrid. Con ese objetivo fichó a Xavier Martorell, concejal de Seguridad Ciudadana en el Ayuntamiento de San Cugat y jefe de Seguridad del Barça de Sandro Rosell. Mas tenía tan claro el objetivo que le contrató una semana después de formar nuevo Gobierno. El 4 de enero de 2011, según contó el periodista Antonio Fernández, Martorell fue nombrado director general de Análisis y Prospectiva, un cargo encuadrado en el Departamento de Presidencia.

El nuevo jefe de los espías catalanes fue comentando a sus allegados en el partido que detrás de su dirección general se escondía el nuevo servicio de inteligencia de Cataluña y que se pensaba poner en contacto con el CNI para intentar mantener unas buenas relaciones. De hecho, al poco de ocupar el cargo, Martorell propuso al Gobierno de Mas la contratación de un conocido despacho de detectives, envuelto en varios escándalos, para que llevara a cabo las acciones de espionaje que hicieran falta. La iniciativa fue frenada por los recortes presupuestarios y finalmente se decidió abandonar el proyecto ante la imposibilidad de disponer del dinero necesario para hacerle frente.

Fuente: http://www.tiempodehoy.com/espana/el-plan-del-cni-para-evitar-la-independencia-de-cataluna

comentario

  1. Cada día tengo mas claro que esto es una segunda falsa transición, con partidos políticos nuevos pero con las viejas políticas capitalistas y lo mismo pasa con la monarquía que nos impone un Rey nuevo pero bendecido por el Franquismo. Respeto al tema de Cataluña la burguesía Nacionalista quiere la independencia para ellos mismos, pero siempre se opondrán a la toma del poder de la clase obrera es mas la burguesía utiliza a los trabajadores para sus fines , dicho esto estoy por el derecho de autodeterminación de los pueblos pero no soy partidario del separarse por separarse .Saludos rojos

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