La tecnología es el aspecto fundamental de la guerra económica contra China

El bloqueo tecnológico, que es parte de la guerra económica de Estados Unidos contra China, está adquiriendo una nueva dimensión con la limitación del uso de equipos y servicios informáticos chinos en territorio norteamericano.

Un analista del Centro para la Seguridad de Tecnologías Emergentes de la Universidad de Georgetown, Jack Corrigan, compareció en una sesión de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de Estados Unidos y China, para indicar que la erradicación completa de las tecnologías chinas de las redes estadounidenses resulta extremadamente costosa, por no decir imposible.

La declaración de Corrigan se produce en un contexto en el que Washington ya ha eliminado las infraestructuras de telecomunicaciones de Huawei y ZTE de las redes estadounidenses con el pretexto de que suponen un riesgo para su seguridad.

En Canadá el gobierno ha tomado medidas similares con la prohibición de los equipos 5G de Huawei y ZTE, lo que exigió una gigantesca operación para desmontarlos y reemplazarlos, que fue financiada por un fondo de 1.900 millones de dólares aprobado por el Congreso en 2020.

Sin embargo, el costo real es mucho mayor, con un déficit de financiación de aproximadamente 3.100 millones de dólares, lo que genera preocupación sobre la viabilidad de ampliar esos programas para despedir a otros proveedores de equipos chinos de telecomunicaciones.

China no permanece pasiva. Desde hace tiempo el gobierno fortalece su producción en todos los sectores, particularmente en el campo tecnológico, para lograr la autosuficiencia y reducir su dependencia de las tecnologías estadounidenses.

El plan cristalizó en 2022 con la aprobación del “Documento 79”, que marca un punto de inflexión en la estrategia china. El plan lo ha destapado el Wall Street Journal y anima a las empresas públicas chinas a sustituir las aplicaciones informáticas estadounidenses por alternativas locales, reafirmando el compromiso de Pekín con la independencia tecnológica.

El plan chino es una respuesta simétrica hacia Estados Unidos, lo que marca una nueva fase en la “desconexión” del mercado mundial y, en particular, del sector tecnológico.

Los esfuerzos de China por sustituir las tecnologías estadounidenses con soluciones autóctonas, como las de Huawei y ZTE, ya le han costado a Estados Unidos aproximadamente 5.000 millones de dólares.

En Estados Unidos el bloqueo tecnológico contra China se ha convertido en una paranoia, especialmente acusada en los medios académicos. A Nazak Nikajtar, un antiguo funcionario del Departamento de Comercio durante el gobierno de Trump, cualquier medida contra China le parece insignificante. Acusa a la Casa Blanca de falta de determinación para imponer una prohibición total de los equipos y aplicaciones chinos.

Cada vez es más evidente que la tecnología es un aspecto fundamental de la guerra económica contra China. El ejemplo de TikTok y su empresa matriz ByteDance ilustra el empeño que ponen en la guerra económica. Después de intentarlo todo, no ha sido suficiente: Estados Unidos quiere quitar la empresa a sus accionistas chinos para ponerla en manos de los suyos.

Nunca se vio nada parecido en la historia del capitalismo, de los mercados y de las bolsas de valores.

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