La ofensiva del ejército sirio en Idlib descoloca a Turquía

Soldados sirios en Jan Sheijun
Los recientes ataques del ejército sirio contra objetivos militares turcos y yihadistas en Idlib, que cuentan con el apoyo de Rusia, indican que Ankara pierde terreno en el norte de Siria.

Es muy posible que Ankara tenga que retirar las tropas que tiene en territorio sirio y, desde luego, no va a poder atacar a los kurdos, como era su intención.

También es posible, incluso, que el ejército sirio ataque a las fuerzas turcas en Idlib. El lunes un convoy militar turco que cruzaba la provincia de Idlib ya fue alcanzado por el ejército sirio que, al mismo tiempo, ponía rumbo a Jan Sheijun, una ciudad estratégica al sur de Idlib.

Tras el ataque, en el que murieron tres soldados y otros 12 resultaron heridos, el jueves los soldados sirios abrieron fuego de hostigamiento cerca de un puesto de observación militar turco en la región.

El deterioro de la posición de Turquía alrededor de Idlib se ve agravado por el fracaso de Ankara a la hora de tomar medidas para eliminar a las milicias kurdas que dirige Estados Unidos en la orilla oriental del río Éufrates.

En respuesta a la amenaza turca de una operación militar contra los kurdos, a principios de este mes Turquía y Estados Unidos acordaron crear conjuntamente una zona de seguridad en Rojava.

De esa manera Washington impediría a Turquía el ataque a los kurdos. Sin embargo, ambas partes no han alcanzado un acuerdo sobre la profundidad de la zona y quién la controlaría.

Ankara advirtió a Washington que aniquilaría a las milicias de YPG si Estados Unidos no cumplía sus promesas.

Dada la situación en Idlib, ahora es militarmente imposible que Turquía ataque a los kurdos en la orilla oriental del Éufrates, e incluso es posible que Ankara también tenga que abandonar las zonas bajo su control en la parte occidental del río.

El miércoles el ejército sirio capturó Jan Sheijun, que se encuentra en la carretera estratégica que une Damasco con Alepo, bajo control gubernamental. La toma de la ciudad facilitará al ejército sirio la toma de control del resto de Idlib en el noroeste de Siria, el último gran bastión yihadista.

Además de tener tropas en 12 puestos de observación alrededor de Idlib, Turquía también controla las regiones de Al-Bab y Afrin en el noroeste de Siria, que capturó al Califato Islámico y a los kurdos respectivamente en operaciones anteriores.

En septiembre del año pasado se crearon en Sochi (Rusia), en virtud de un acuerdo con Moscú, puestos de observación militar turcos en torno a Idlib para supervisar un alto el fuego que se ha roto entre el ejército sirio y los yihadistas.

Tras el mortal ataque al convoy turco, el ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, advirtió el pasado miércoles a Damasco que «no juegue con fuego». Ankara también subrayó que no se trata de suprimir sus puestos de observación en Idlib. El puesto de observación más meridional de Turquía en Idlib, alrededor del cual, según se informa, se han reunido los rebeldes fugitivos, está ahora rodeado por fuerzas sirias.

A pesar de las protestas de Ankara por la ofensiva siria en Idlib, Moscú ha subrayado que la ofensiva continuaría, destacando que el acuerdo de Sochi con Turquía no prohíbe la lucha contra los grupos terroristas. La respuesta de Rusia revela que apoya el ataque contra el convoy turco que, según Siria, llevaba armas a los yihadistas.

La política de Turquía de apelar a Estados Unidos y a Rusia al mismo tiempo o de utilizarlos como una ventaja contra los demás en Siria, ha fracasado. Rusia critica a Turquía por no bloquear los ataques yihadistas contra las posiciones militares sirias y rusas, como se acordó en Sochi.

Sin embargo, tanto Rusia como Turquía han expresado su compromiso con el acuerdo de Sochi, al menos de manera verbal. Está previsto que Rusia, Turquía e Irán se reúnan de nuevo el próximo mes en Ankara para resolver las diferencias sobre Siria.

Ahora bien, por importantes que sean los desacuerdos entre Rusia y Turquía sobre Siria, no parece que sean suficientes para deteriorar sus estrechos vínculos, desde la energía hasta la industria y la economía de guerra porque ambos países utilizan sus lazos bilaterales como un ariete contra Estados Unidos. Se espera que Ankara entregue a Damasco las áreas bajo su control en la parte occidental del Éufrates, aumentando así la presión sobre Estados Unidos para que abandone Siria.

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