La muerte de la bioética

En el mes de mayo de 2016 se publicó en Human Reproduction que un equipo de investigadores de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido, habían identificado una proteína que favorece la implantación del embrión en el útero y la formación de la placenta. El profesor Harry Moore, codirector del Centro de Biología de Células Madre de la Universidad de Sheffield y principal autor del trabajo explicó que el gen sincitina-1 surgió a consecuencia de un virus, y que el ADN viral se introdujo en el genoma de nuestros ancestros y se transmitió de forma que se convirtió en esta proteína, que ha resultado vital para la evolución de los seres humanos. Y añadió que hasta este momento se desconocía que la sincitina-1 se expresaba de forma temprana en el embrión (1).

El 1 de diciembre de 2020 los doctores Wolfgang Wodarg y Michael Yeadon indicaron que algunas de las vacunas que se iban a probar, incluida la de Pfizer, podrían impedir el desarrollo seguro de la placenta en las mujeres embarazadas. Los médicos explicaron que «se sabe que varias vacunas candidatas inducen la formación de anticuerpos humorales contra las proteínas del SARS-CoV-2, entre ellas la sincitina-1. Esta proteína que se encuentra en los virus del SARS también es responsable del desarrollo de la placenta en los seres humanos. No hay ninguna información de si los anticuerpos contra las proteínas del SARS también actuarían como anticuerpos contra la sincitina-1. Si así fuera, esto también evitaría la formación de la placenta, lo que daría lugar a que las mujeres vacunadas se volvieran esencialmente infértiles» (2).

El gobierno británico el 2 de diciembre de 2020 autorizó formalmente la vacuna candidata de Pfizer desarrollada con la firma alemana BioNTech (ARNm BNT162b2) y elaboró un documento dirigido a los profesionales encargados de inyectarla: “Reg 174 Información para profesionales de la salud del Reino Unido” (3). Documento de 10 páginas con algunas instrucciones y especificaciones sobre la vacuna en cuestión sobre la cual ningún comité de bioética ha puesto la menor objeción.

Vamos a detallar algunos de los contenidos del citado documento el cual omite el nombre del fabricante, por lo que se puede suponer que es de utilidad también para la vacuna desarrollada por la multinacional inglesa AstraZeneca u otras que se pudieran aprobar. Inicia el documento diciendo: “Este medicamento no tiene una autorización de comercialización en el Reino Unido, pero se le ha dado autorización para el suministro temporal por parte del Departamento de Salud del Reino Unido”. Esto ya llama la atención pues indica que no ha pasado ninguno de los controles exigidos antes de poner en circulación cualquier medicamento, con lo cual podemos con certeza deducir que se trata de una decisión política que no tiene nada que ver con el bienestar de las personas.

En el apartado 4.1 del citado documento (Indicaciones terapéuticas) lo define “para prevenir covid-19 causado por el virus Sars-CoV-2, en individuos de más de 16 años de edad”. En el apartado 4.2 dice: “La seguridad y la eficacia de la Vacuna covid-19 mRNA BNT162b2 en los niños menores de 16 años de edad aún no se ha establecido”.

La pregunta que surge inmediatamente es ¿porqué dicho límite de edad, si a continuación se van estableciendo protocolos que impiden la asistencia a las escuelas y guarderías a los menores que no estén vacunados? ¿Qué peligros puede ocasionar la supuesta vacuna a las personas menores de 16 años? No hay ninguna respuesta a estas preguntas, simplemente ni tan solo se ha estudiado.

En el apartado 4.4 (Advertencias y precauciones especiales de uso) advierte: “No se dispone de datos sobre el uso concomitante de inmunosupresores… Como con cualquier vacuna, la vacunación con covid-19 mRNA Vacuna BNT162b2 puede que no proteja a todos los receptores de vacunas… No se dispone de datos sobre el uso de la Vacuna covid-19 ARNm BNT162b2 en personas que previamente recibió una serie de vacunas completas o parciales con otra covid”. De nuevo lo más caraterístico es que no se dispone de datos, aún y así la vacunación quiere imponerse.

Pero lo más preocupante es el apartado 4.6 (fertilidad, embarazo y lactancia) en el cual respecto al embarazo dice: “No hay cantidad de datos de la utilización de la vacuna covid-19 ARNm BNT162b2”… No se han completado los estudios de toxicidad reproductiva de los animales… La vacuna BNT162b2 no se recomienda durante el embarazo… En el caso de las mujeres en edad de procrear, el embarazo debe excluirse antes de la vacunación. Además, las mujeres en edad de procrear deben ser aconsejados para evitar el embarazo por lo menos 2 meses después de su segunda dosis… Se desconoce si covid-19 mRNA Vacuna BNT162b2 se excreta en la leche humana… Un riesgo para los recién nacidos/bebés no pueden ser excluidos. La vacuna covid-19 mRNA BNT162b2 no debe utilizarse durante la lactancia… Fertilidad: Se desconoce si covid-19 mRNA Vacuna BNT162b2 tiene un impacto en la fertilidad.”

En el apartado 5 (propiedades farmacodinámicas) dice: ”Se planea hacer un seguimiento de los participantes hasta 24 meses, para evaluaciones de seguridad y eficacia contra el covid-19”. Y en apartado 5.3 (datos de seguridad preclínicos) dice que “Los estudios en animales sobre la potencial toxicidad para la reproducción y desarrollo no han sido completados”. En el apartado 6.2 (incompatibilidades) repite de nuevo que “a falta de estudios de compatibilidad, este medicamento no debe mezclarse con otros medicamentos”.

En síntesis, resulta que se pretende inocular a la población un fármaco del cual no se sabe nada puesto que no hay estudios realizados sobre sus efectos, y por lo tanto no puede interpretarse como una prevención o una curación a una dolencia determinada sino un experimento para ver los efectos a largo plazo. Experimento que está en total contradicción con el apartado 3 del Código de Nuremberg que textualmente dice: “3. El experimento debe ser proyectado y basado sobre los resultados de experimentación animal y de un conocimiento de la historia natural de la enfermedad o de otro problema bajo estudio, de tal forma que los resultados previos justificarán la realización del experimento” (4).

Después de hacerse público el criminal y racista Experimento Tuskegee, llevado a cabo por el Public Health Service (Servicio de Salud Pública) norteamericano (5) en 1978 se elaboró el llamado Informe Belmont en el cual en su punto 2 asevera que “Las personas son tratadas éticamente no sólo respetando sus condiciones y protegiéndolas del daño, sino también haciendo esfuerzos para asegurar su bienestar. Tal tratamiento cae bajo el principio de «beneficencia»; este término se entiende a menudo como indicativo de actos de bondad o caridad que sobrepasan lo que es estrictamente obligatorio. El proverbio hipocrático «no hagas daño» ha sido desde hace mucho tiempo un principio fundamental, de ética médica. Claude Bernard lo extendió al campo de la investigación, diciendo que uno no debería lesionar a una persona independientemente a los beneficios que pudieran derivarse para otras (6).

A tenor de las informaciones que se van teniendo, a pesar del secretismo impuesto por la mafia farmacéutica y amparada por los gobiernos de turno, podemos deducir que las comparaciones del momento actual, en plena vorágine pandémica, con los experimentos realizados en Alemania, Japón o Estados Unidos antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial no distan mucho entre sí.

Nos enfrentamos a un nazismo democrático, o nazionalsocialismo, o a una total perversión de la política, de la ética y como no, de la bioética que es la que debería levantar la voz ante tamañas atrocidades. Pero por desgracia la Bioética ha muerto o algo peor, se ha puesto al servicio de la ética del capital.

(1) https://www.webconsultas.com/noticias/embarazo/identifican-una-proteina-clave-en-el-desarrollo-del-embarazo
(2) https://vaccineinjurynews.com/2020-12-08-pfizer-coronavirus-vaccine-no-breastfeeding-getting-pregnant.html
(3) https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/943417/Information_for_healthcare_professionals.pdf
(4) https://web.archive.org/web/20100602064823/http://www.pcb.ub.es/bioeticaidret/archivos/norm/CodigoNuremberg.pdf
(5) https://www.cdc.gov/tuskegee/timeline.htm
(6) https://web.archive.org/web/20150723084301/http://www.ms.gba.gov.ar/sitios/ccis/files/2012/08/INFORMEBELMONT.pdf

comentarios

  1. Si tenemos en cuenta que la salud es un concepto global que hace referencia a la salud bio-psico-social, podemos asegurar el daño descomunal que se está haciendo a la población no sólo desde el punto biológico, sino también social y psicológico. Los códigos deontologicos se posicionan, como dice el artículo, a favor del capital sin ningún rubor y el fascismo cabalga sin freno para beneficio de capitalistas en esta distopia aberrante.

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