La ‘izquierda’ indigesta e ‘insumisa’ repite las recetas vacías de siempre para las elecciones europeas

Ione Belarra
Ayer se celebró un mitin en Marsella que reunió una muestra representatva de ese “progrerío” que campea por Europa y la llena de frases altisonantes a las que nadie se puede sustraer. El anfitrión fue Jean-Luc Mélenchon, de la Francia insumisa, y abrió el acto la cabeza de lista a las elecciones, Manon Aubry, aunque había otros personajes de lustre, como la navarra Ione Belarra, de Podemos, entre otros.

La sopa de siglas, que a su vez son otra sopa y otras siglas, se llama “El Pueblo Ahora” y, como todo este tipo de tinglados, es muy reciente. Se creó en abril del año pasado.

Europa debe dejar de ser lo que es para convertirse en un Nirvana, casi autogestionario, algo que los oportunistas han repetido hasta la saciedad con distintos formatos. “Internacionalismo” en estado puro que Aubry resumió proponiendo “salir de los tratados” para construir una Europa de paz “bajo mandato popular”.

Solo les faltó hablar de “comercio justo” para reuir las viejas consignas opuestas a la Europa de los mercaderes y favorables a los pueblos y el planeta, etcétera, aunque ahora muestran su enfado dando un paso más: están dispuestos a desobedecer a esos tratados.

Se han cansado de recoger firmas y de hacer sentadas y ahora quieren mostrarse aún más radicales porque estamos en plena campaña electoral, que es la hora en que los bocazas se sueltan la lengua. De otro modo no nos daríamos cuenta de que hay elecciones y de que estamos oyendo a quienes se definen como “insumisos” (nada menos).

El “internacionalismo” del que hablan no es otro que la ONU, o sea, otros tratados y posiblemente otras guerras, como la de Libia (sin ir más lejos). ¿Es mejor la ONU que la Unión Europea?, ¿es diferente?, ¿defiende a ONU a los pueblos y al planeta?

Según los insumisos, a través de la OTAN, Europa está sometida “al dispositivo militar americano”, lo cual la convierte en algo diferente a la ONU. En fin, su “internacionalismo” es sinónimo de paz.

Aunque nos lo imaginamos, en Europa no tenemos experiencia sobre lo que harían este tipo de bocazas si tuvieran la ocasión de ocupar cargos de responsabilidad, con dos excepciones. Una fueron los verdes alemanes, que en los años noventa llevaron la guerra imperialista a los Balcanes, y la otra es Syriza.

Mélenchon echa pestes de Tsipras y la piara que ha impuesto en Grecia la política económica del capital financiero alemán, bajando el nivel de vida de las masas hasta extremos desconocidos en medio siglo, es decir, que esos que alardean de “izquierda” son los más implacables ejecutores de las políticas reaccionarias. Esta es la única experiencia con que contamos en Europa sobre las hazañas del “progrerío”.

Ahora bien, aunque de boquilla Mélenchon critica a sus pares, se sentará con ellos en Bruselas, donde también se sientan los alemanes de Die Linke (La Izquierda), que es otra jaula de grillos. Más que un restaurante de comida japonesa parece una feria gastronómica en la que se puede degustar un poco de todo, que es el signo diferencial de todo este tipo de grupos. Después de oirles acaba uno con el estómago revuelto.

comentario

  1. Casi prefiero releer "La Comedia Humana" de ese genial historiador de costumbres que fue Honoré de Balzac (cuatro enormes tomos en papel misa de la editorial Edaf ˗de los que no dispongo tras leerlos dos veces-; en cuanto Aguilar intentó editarla en seis tomos, pero lamentablemente quebró tras editar los tres primeros). Y es que entre nuestros antepasados también había innumerables indeseables (menos tetas entre ellos, eso sí), pero su hedor era más soportable que el de estos demagogos.

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