La esclavitud no es una lacra del pasado, sólo ha cambiado de forma

Durante cuatro siglos, más de 15 millones de hombres, mujeres, niñas y niños fueron víctimas del comercio de esclavos, uno de los capítulos más oscuros de la historia que no ha terminado; solo cambió de forma: hoy 21 millones de personas padecen trabajos forzados y explotación extrema.

Algunas formas de esclavitud se abolieron, pero aparecieron otras, como la trata y el tráfico de personas y el trabajo forzado y la servidumbre por deudas. Las víctimas del tráfico de personas se encuentran en 106 de 193 países, indicó el Informe Mundial sobre Tráfico de Personas, publicado en diciembre del año pasado, realizado por encargo de la Asamblea General de la ONU. Muchas de ellas se encuentran en zonas de guerra, donde los responsables permanecen impunes, y las mujeres, las niñas y los niños son mayoría.

Millones de mujeres y niñas se venden para que sirvan de esclavas sexuales, señala el estudio realizado por la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC). El 79 por ciento de las víctimas de tráfico registradas son mujeres y menores de edad. De 2012 a 2014, la UNODC estima que se detectaron más de 500 flujos diferentes de tráfico, y que los países de Europa occidental identificaron víctimas de 137 nacionalidades distintas, lo que muestra que es un problema extendido a escala mundial.

La explotación sexual y el trabajo forzado son las formas más comunes de esclavitud moderna, pero también hay personas obligadas a mendigar, a contraer matrimonios por conveniencia, a defraudar por beneficios sociales, a producir pornografía, a aceptar la extracción de sus órganos vitales, entre otras más.

El valor de ese mercado ascendió a unos 32.000 millones de dólares en 2005, que podrían haberse duplicado o hasta triplicado a juzgar por la ola de personas obligadas a migrar por la creciente pobreza generada por la crisis del capitalismo y las guerras en distintas partes del mundo.

La organización Human Rights First denuncia que el tráfico de seres humano es un “gran negocio”. Deja unos 150.000 millones de dólares de beneficios a los delincuentes, precisó, en base a datos de la OIT. Los beneficios según la forma de esclavitud son las siguientes:

– 99.000 millones de dólares, la explotación sexual comercial
– 34.000 millones de dólares, la construcción, la manufactura, la minería y los servicios
– 9.000 millones de dólares, la agricultura, que incluye silvicultura y pesca
– 8.000 millones de dólares se ahorran al año los particulares que contratan trabajadoras domésticas en condiciones de trabajo forzado

Si bien 22 por ciento de las víctimas de trata y tráfico sufren explotación sexual, esa actividad concentra 66 por ciento de las ganancias globales que genera la esclavitud.

Los 100.000 dólares generados, en promedio, cada año por una mujer en situación de servidumbre sexual, son seis veces más que los 21.800 dólares que en promedio genera cada víctima de tráfico y trata, según datos de la OSCE, cuyos estudios muestran que la explotación sexual puede tener una rentabilidad de entre 100 a 1.000 por ciento, mientras un trabajador esclavo puede producir más de 50 por ciento de ganancia aun en los mercados menos rentables, como el trabajo agrícola en India.

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