La ceguera selectiva de Amnistía Internacional en Siria

Después de 5 años de guerra imperialista contra Siria, Amnistía Internacional (AI) reconoce en un informe que en “Alepo, Idlib y zonascircundantes del norte de Siria” se están cometiendo “secuestros, tortura y ejecuciones sumarias” por parte de los “grupos armados” que allí “gobiernan”. Pongan especial atención a la semántica que utilizan en el artículo de su página web donde nos presentan dicho informe: Siria: secuestros, tortura y ejecuciones sumarias a manos de grupos armados (5 de julio de 2016).

Han necesitado nada más y nada menos que 5 años para reconocer a regañadientes lo que tantos medios independientes y tantos académicos, activistas, analistas internacionales y gobiernos implicados vienen señalando y denunciando desde 2011 con el más absoluto de los silencios por parte de Occidente y los grandes medios corporativos. ¿Por qué tanto tiempo? ¿Por qué esa ceguera ante lo evidente? La respuesta nos la dio hace tiempo uno de sus ex directivos más destacados, Francis Boyle, quien acusó a AI de estar financiada y, por lo tanto, al servicio de la política exterior de EE.UU. y Reino Unido, así como de preocuparse más por el dinero y la publicidad que por defender los Derechos Humanos. El sicario financiero y golpista en la sombra George Soros también se encuentra entre uno de sus patrocinadores más destacados. Francis Boyle, quien fue miembro del consejo de Amnistía Internacional USA en los años 80 y 90, informó a Covert Action Quarterly que la organización llevaba tiempo siendo más entusiasta en la denuncia de violaciones de derechos humanos entre los objetivos del imperialismo estadounidense. Si, por el contrario, “se trata de violaciones de derechos humanos por parte de USA, Reino Unido o Israel, entonces denunciarlos costaba tanto como sacarles una muela. Quizá lo hicieran, pero a regañadientes y después de muchas batallas y presiones internas. No estaban estos países en la lista oficial de enemigos”.

A pesar de este raquítico reconocimiento  de una realidad negada durante 5 años, en este informe sólo se describen 24 casos de secuestro de activistas en Alepo e Idlib entre los años 2012 y 2016. Esto quiere decir que para AI los miles de ciudadanos sirios utilizados como escudos humanos por parte de los grupos terroristas, como ocurre por ejemplo en Madaya, no son considerados como secuestrados y víctimas de los terroristas, sino que al parecer son sirios que están siendo “gobernados” por estos “grupos armados”, y siguen culpando al “régimen de Al-Assad” de su dramática situación humanitaria.

Ni que decir tiene que tampoco consideran como víctimas a los miles de ciudadanos, soldados y funcionarios de la República Árabe Siria torturados y asesinados durante los últimos 5 años por parte de estos “grupos armados de la oposición” que ahora mencionan cínicamente en su informe. Todo esto evidencia una torticera interpretación de los hechos que ha servido durante estos años para lanzar frecuentes campañas mediáticas contra el legítimo gobierno de Siria, apoyadas muchas veces, por cierto, por amplios sectores de la sociedad y de la izquierda que han hecho suya la bandera de las “primaveras árabes”, que no es sino el último plan imperialista de EE.UU. que busca colocar en el poder a los Hermanos Musulmanes, “aliados” de EE.UU., en todo Oriente Medio y norte de África.

Cuando me hallaba en Libia, durante la agresión “occidental”, tuve la oportunidad de consultar un informe de la inteligencia exterior. El informe decía que el 4 de febrero de 2011 la OTAN había organizado en El Cairo una reunión para iniciar la “primavera árabe” en Libia y Siria. Según el informe, John McCain había presidido la reunión.

En su artículo sobre el informe AI no pronuncia las palabras “terrorismo” ni “terroristas” para referirse a los culpables de estos hechos que denuncia. Desde 2011 los gobiernos, ONGs y la prensa occidental prefieren definirlos como “rebeldes”, “oposición moderada”, “luchadores por la libertad”, “grupos armados” y otros eufemismos para evitar llamarlos por su verdadero nombre: terroristas y mercenarios sanguinarios financiados y apoyados por EE.UU-OTAN y sus regímenes aliados. Estos grupos armados de los que AI habla en el informe, muy específicos y muy delimitados geográficamente, y que ahora acusa de cometer “crímenes contra la humanidad” son los mismos terroristas que esta organización lleva defendiendo desde el inicio de la ficticia “revolución popular” de 2011 y definiendo como “rebeldes sirios”. AI sigue manteniendo el mismo relato manipulado de los hechos y continúa ejerciendo un papel imprescindible para seguir justificando la guerra de invasión contra Siria bajo el argumento de la “ayuda humanitaria” y de proteger a los civiles sirios del “régimen de Al Assad”, asumiendo como propia la “doctrina Responsabilidad Para Proteger” (R2P), que se puede definir como la versión “humanitaria” de la “doctrina Bush” o guerra preventiva que instauró el genocida George W. Bush tras el 11 de septiembre de 2001. AI ejerce de facto como un agente de propaganda del Departamento de Estado, tal y como lo definió el investigador Toni Cartalucci en uno de sus artículos (Amnesty Internationalis US State Department Propaganda).

Esta organización pro-imperialista lleva 5 años mintiendo sobre Siria, siguiendo la agenda imperialista de sus patrocinadores de la OTAN, como hicieron por ejemplo de forma escandalosa con los ataques con gas sarín en La Goutha en Damasco en el año 2013, cuando culparon de ello al gobierno de Al Assad manipulando pruebas e imágenes que fueron ampliamente difundidas en los grandes medios corporativos y las redes sociales. En otras muchas ocasiones repitieron este tipo de maniobras apoyándose en fuentes tan “fiables” como el Observatorio Sirio de Derechos Humanos o los llamados Cascos Blancos que son financiados principalmente por EE.UU. y Reino Unido, entre otros muchos grupos y fundaciones vinculados a gobiernos y grandes empresas occidentales. El historial de manipulaciones de AI (así como el de otras famosas “organizaciones no gubernamentales” como Médicos Sin Fronteras o Human Rights Wacth) es muy amplio y está muy documentado.

Ni siquiera cuando esta organización intenta parecer –aunque sea tarde y mal– un poquito ecuánime e imparcial en su cobertura de los hechos, puede disimular su sesgo favorable a las grandes corporaciones y gobiernos occidentales que la patrocinan y que están financiando la guerra terrorista y causando la muerte de miles de inocentes en Siria.

http://sirioandaluz.blogspot.com.es/2017/02/la-ceguera-selectiva-de-amnistia.html

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