La bazofia de la prensa imperialista sale a la luz (incluso la de los ‘progres’)

El 4 de abril los portavoces del imperialismo difunden una calumnia (otra más) acerca de un ataque químico del ejército sirio. Dos días después, tras una reunión, Trump ordena el bombardeo de un aeródromo sirio como represalia. Dos meses después, como anunciamos en una entrada anterior, el periodista Seymour Hersh informa de que todo era una de tantas patrañas y que Trump había sido informado por sus servicios de inteligencia de que el gobierno de Siria no empleó armas químicas.

Todo esto lo daremos ahora por sabido. Lo que no es interesa es detacar que Hersh tuvo que publicar su artículo en un medio alemán, para lo cual nos apoyaremos en otro artículo que publica un antiguo analista de la CIA, Ray McGovern, en ConsortiumNews (*). Se trata de llamar la atención hacia el boicot de la prensa anglosajona a Hersh, que es tanto como decir casi toda la prensa mundial.

Aquí boicot significa silencio o, dicho on otras palabras, el elemento imprescindible para mantener el doble engaño de forma indefinida, es decir, tanto sobre el (falso) ataque químico sirio como sobre la respuesta (cierta) por parte de Estados Unidos.

Hasta hace poco tiempo Hersh solía publicar en New Yorker, el típico medio “progre”, que empezó a censurarle, precisamente en tiempos de Obama, por lo que en 2009 tuvo que pasarse al London Review of Books para seguir informando, que es lo que el imperialismo no admite. Pues bien, ahora London Review of Books ha hecho lo propio: le pagó a Hersh por el artículo y luego no publicó, lo que vuelve a convertir a Hersh en un periodista censurado. De ahí que tuviera que recurrir a un medio alemán.

¿Por qué le censuran a Hersh? Lo ha explicado London Review of Books, lo que evita especulaciones por nuestra parte: “No queremos ponernos en una situación vulnerable a las críticas porque podríamos dar la impresión de que aceptamos los puntos de vista gubernamentales sirio y ruso sobre el bombardeo del 4 de abril a Jan Sheijun”, se justifica dicho medio a sí mismo.

Para evitar que los demás nos critiquen por parecer pro-sirios o pro-rusos, mantenemos la patraña del ataque químico, como todos los demás medios, concluye avergonzadamente London Review of Books. Ni siquiera van a pedir a Hersh que les devuelva el dinero que le adelantaron por el artículo…

Esta es la primera reflexión de McGovern que llama la atención. Pero tiene otra no menos golosa sobre el verdadero papel de los portavoces del imperialismo, para lo cual también daremos por sabida la campaña de la prensa contra Trump en todo el mundo. Pues bien, en el caso del bombardeo del 4 de abril tenían un buen motivo para lanzarse al cuello: Trump ordenó una agresión a un país soberano por motivos sobre cuya falsedad había sido informado previamente.

¿Por qué la prensa no ha utilizado este argumento contra Trump? Blanco y en botella: porque su verdadero enemigo, el enemigo principal, no es Trump, obviamente, sino Rusia y Siria.

Como ven: nunca podemos hablar de “prensa” en sentido estricto sino de auténtica guerra sicológica, de propaganda imperialista de la peor especie, de burdas mentiras y engaños (uno detrás de otro).
(*) https://consortiumnews.com/2017/06/25/intel-behind-trumps-syria-attack-questioned/

Más información:
— Trump sabía que la aviación siria no había realizado ataques con armas químicas antes de bombardear el aeródromo de Shajrat
 

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