La apertura de los archivos de la ONU desvela aspectos inéditos de los crímenenes de guerra cometidos por los nazis

Por primera vez la semana pasada se publicaron los archivos de la Comisión de Crímenes de Guerra de la ONU. Se trata de las prácticas criminales nazis, tanto antes como en la propia Guerra Mundial.

Se han expuesto en la Wiener Library de Londres y el catálogo ya se puede consultar en línea. Lo fue formando el doctor Alfred Wiener desde la llegada de los nazis el gobierno alemán en 1933. Al comenzar la guerra trasladó el archivo a Londres.

Aunque alguno de los archivos se utilizó en los procesos de Nuremberg, se han mantenido en secreto durante más de setenta años, porque la verdad histórica es política, o sea, muy incómoda para quien ordenó que se ocultaran bajo llave: Estados Unidos.

En 1945 había que transmitir otro mensaje distinto: el que el imperialismo necesitaba para sostener la Guerra Fría contra la URSS. En la posguerra Alemania dejó de ser un enemigo y se convirtió en un aliado. Al mismo tiempo había que reciclar a los nazis para que siguieran dirigiendo al país con un formato distinto. Se acabó el III Reich y empezó la República Federal Alemana.

Algunos privilegiados, como Dan Plesch, director del Centro de Estudios Internacionales y Diplomáticos de Londres, tuvieron acceso a los mismos duranbte años. Con dicho material Plesch escribió su obra “Los derechos humanos después de Hitler. La historia perdida de la persecución de los crímenes de guerra cometidos por el Eje”.

La historia de la posguerra no es sólo muestra el feroz acoso imperialista contra la URSS y la complicidad en el mismo de los imperialistas aliados a los viejos nazis de toda la vida, sino otro tipo de datos que ya se sabían o se sospechaban, pero que ahora resultan estridentes. Por ejemplo, los documentos demuestran que las potencias imperialistas no conocieron los crímenes de guerra cometidios por los nazis después de acabar con Hitler, sino antes.

Pero hicieron caso omiso de ello porque el plan de los imperialistas siempre contó con el apoyo de los nazis para luchar contra la URSS, que si bien no fue su único enemigo, siempre fue el enemigo principal. El viraje a la Guerra Fría en 1945 no fue un cambio tan brusco, sino la continuación de la misma política por parte de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.

Al doctor Wiener no le preocupaban la represión nazi contra los comunistas, por lo que sus archivos reinciden en el tópico del famoso “holocausto”, manido hasta la saturación histórica. Parece que los nazis y la guerra fueron una lucha de los nazis contra los judíos, lo cual es un burda falsificación histórica, por más que se repita una y mil veces.

No obstante, incluso en esos aspecto los archivos contienen documentos interesantes que podrían traserse a la actualidad. Como el gobierno británico conocía la persecución de los judíos desde el primer minuto, algunos plantearon la posibilidad de acoger a los refugiados que trataban de huir de Alemania, a lo que un ministro, Cranborne, se opuso en 1943 porque Inglaterra ya tenía demasiados refugiados y los judíos no constituían “un caso distinto”.

Antes y durante la guerra, los judíos sólo tuvieron un país que les acogiera: la URSS. Los que no se quedaron a vivir en la URSS, lograron huir a a través de la URSS. Habrá quien piense de otra manera, poniendo encima de la mesa nombres de judíos ilustres que huyeron a otros países. Aquí nosotros hablamos de las masas y del proletariado judío, que son los que más nos importan.

Más datos curiosos. Si el lector creía que en 1945 las exigencias de condenar a los criminales de guerra fascistas procedió de Estados Unidos, Gran Bretaña o Francia, se equivoca. Ni siquiera fue iniciativa de la URSS, que no hizo más que acoger las peticiones otros países asolados por los criminales fascistas, como Polonia o China.

Si creía que la consideración de las violaciones y abusos sexuales como crímenes de guerra comenzó con la Guerra de los Balcanes, también estará equivocado por es algo que ya hicieron Polonia, Filipinas o Grecia.

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