Israel presiona a las redes sociales para censurar los contenidos de internet que perjudican su imagen

Pintada contra Facebook en Cisjordania
Los dirigentes de Israel consideran que la reputación de su país está en juego en las redes sociales, que forman la imagen de un país e influyen en la percepción pública del mismo. Por eso presionan a los grandes monopolios, como Facebook, que las administran.

En 2006 crearon el Ministerio de Asuntos Estratégicos, que es la punta de lanza de una campaña publicitaria internacional para luchar contra lo que califican como “deslegitimación”, un término que utilizan para describir a cualquiera que critique al sionismo.

El enemigo público número uno en este esfuerzo es el movimiento BDS (Boicot, Desinversión, Sanciones), sus dirigentes y partidarios alrededor del mundo.

Hoy han sido eliminadas las páginas de AntiMedia, que tenían dos millones de seguidores en Facebook y Twitter.

Los ministros israelíes se han reunido con cabecillas de Google y Facebook, advirtiéndoles que si no controlan las noticias anti-israelíes en sus plataformas, tendrán que intervenir por sí mismos.

Facebook y otros monopolios digitales han consentido muchas de las solicitudes de censura.

Desde el comienzo de la campaña, el gobierno israelí ha presentado una multitud de quejas a Google y Facebook por supuestos “discursos de odio” dirigidos contra Israel. En la gran mayoría de los casos han logrado la eliminación de los contenidos.

Los ministros israelíes se jactaron entonces de su eficacia para modelar los discursos políticos en el mundo entero.

Decenas de páginas de Facebook pertenecientes a los medios de comunicación palestinos han sido cerradas, mientras que otras han sido suspendidas, lo que ha provocado protestas. Facebook no ha publicado ninguna declaración que explique su decisión.

La agencia de espionaje israelí Shin Bet analiza el contenido de las redes sociales publicadas por los palestinos, buscando palabras y frases que puedan perjudicar a Israel.

Cientos de palestinos han sido detenidos por el contenido que han publicado en las redes sociales, a pesar de la falta de normas legales para distinguir entre una amenaza real y un discurso político. Los jueces israelíes se someten uniformemente a las pruebas presentadas por la fiscalía y la policía.

Para justificar la cesura, el Shin Bet se jacta públicamente del gran número de supuestos “complots terroristas” que ha frustrado.

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