Un ataque aéreo de Israel contra el cuartel general de Hezbollah en Beirut ha acabado con la vida de Hassan Nasrallah, el máximo dirigente del movimiento libanés de resistencia.
Después de una noche de incertidumbre sobre la suerte de su dirigente, Hezbollah ha confirmado su muerte esta mañana. Tenía 64 años de edad.
El ataque destruyó seis edificios en Dahieh, un barrio del sur de la capital libanesa.
Por quinto día consecutivo, el ejército israelí está llevando a cabo intensos ataques en Líbano contra Hezbollah. Una serie de ataques afectaron especialmente a los barrios del sur de la capital.
Netanyahu declaró en la ONU que las operaciones contra Hezbollah en Líbano continuarían hasta que se logren todos sus objetivos, frustrando cualquier esperanzas de tregua.
Nasrallah era el máximo dirigente de Hezbollah desde 1992, cuando sucedió a Abbas Moussaoui, también asesinado por Israel. Vivió durante años en la clandestinidad para escapar de los inentos de asesinato de los israelíes. Raramente aparecía en público desde la guerra entre Hezbollah y el ejército israelí en el verano de 2006, y su lugar de residencia siempre se mantuvo en secreto.
Sin embargo, recibió visitantes, entre ellos los dirigentes de organizaciones palestinas aliados a su movimiento, que publicaron fotografías de las reuniones.
Los periodistas y personalidades que lo conocieron afirman haber sido conducidos por Hezbollah en automóviles con gruesas cortinas y con medidas de seguridad reforzadas, hacia un lugar no identificable.
Sin embargo, Nasrallah pronunciaba periódicamente discursos retransmitidos en directo por la televisión.
Se calcula que Hezbollah cuenta con 100.000 combatientes, y dispone de potentes armas, incluidos misiles de alta precisión.