Homeopatía

Que así son nuestras píldoras o grageas: homeopáticas, suministradas en pequeñas dosis, y no en «plongeon» despachando el asunto mediante un mero y rutinario reconocimiento alopático, que es lo que te hacen en el ambulatorio más cercano.

Declara en una emisora el recién secretario de «Podemos» y nuevo lugarteniente de Pablo Iglesias, Pablo Echenique (el anterior, Sergio Pascual, defenestrado por el dedo bíblico de Iglesias, y hombre de Errejón, era peor) que «el comunismo es algo muy viejo, que se demostró que no funcionó». ¿Cómo lo sabe? ¿Lo probó, lo experimentó, lo cató? Quien escribe estas «píldoras» pasó por la dictadura de Franco, por el timo de la llamada «Transición» que se supone que trajo la «democracia», por las «autonomías», pero nunca por el comunismo, ni siquiera por su antesala, el socialismo (por el «psoecialismo», sí), ignora a qué sabe eso, aunque aspira a una sociedad comunista que sabe que no va a ver, pero trata de dejar un mundo mejor para los que vengan detrás, lo que demuestra la generosidad y longanimidad de los comunistas, los de verdad, no los de pacotilla o de tres centavos o de cuatro de la tarde a cinco menos diez.

No es ya que «Podemos» se vaya desprendiendo de su bagaje ideológico a marchas forzadas: es que nunca lo tuvo, y hasta presumen de ello con su «ninismo», ni de derechas ni de izquierdas, algo, por cierto, que tenía a gala el fundador de la Falange española, José Antonio Primo de Rivera («no somos defensores ni del capitalismo ni del socialismo», decía remedando a su ídolo Mussolini). Tampoco hablan ya de «casta» tal vez por pudor ya que ellos mismos se han convertido en «neocasta». Ellos proponen el «transversalismo» y como ejemplo exitoso a la alcaldesa de Madrid, la exjueza Manuela Carmena, de cuya trayectoria y andanzas algo se dijo en este blog. Esto es viejo aunque pasa por ser el último aullido (hawl) de la sociología que obedece al sistema con vocabulario seudorrevolucionario. En los tiempos y prolegómenos de la Revolución de Octubre en Rusia se llamaba «menchevismo» cuya versión, en los años sesenta del siglo pasado, era el -lo hemos señalado varias veces aquí- «Catch all-Party» o Partido «atrapalotodo», esto es, un partido puramente electoralista y sin ideología determinada que pretende buscar y pescar votos en todos los caladeros posibles renunciando a lo que sea, como esta última de Echenique, por un puñado de dólares, perdón, de votos, ha sido un lapsus freudiano mío. Y, por supuesto, como hacía el partido menchevique, en contra del bolchevique de Lenin, admitiendo en sus filas todo lo que se menea, como el militar, o exmilitar, de la Jemad contestado ahora en Almería (en Zaragoza no salió elegido) o el último oportunista que se sube al carro para medrar como el presunto cómico de Santander, Felinoséqué. Hay muchos más casos.

Vamos acabando, que si no esto no va a parecer una «píldora». También afirma el trosko Echenique -me da que cojea por ahí- que «Maduro hace lo mismo que hace Rajoy: hablar de otro país para no hablar del suyo». Hay que ser mal bicho y tener mala baba para decir esto y hacer estas comparaciones en una Venezuela que el Gobierno español ha hecho de ella poco menos que «asunto de Estado» y, lógicamente, Maduro reacciona y no se deja pisar por el ex-Imperio. En tiempos de la «guerra fría» esto se llamaba «injerencia en los asuntos internos de un país».

En fin, para la caverna representan la «extrema izquierda» (¡virgensanta!, ¿dónde estaré yo entonces? Que Santa Lucía les conserve la vista, salvo que haya un conejo en la chistera, un truco), lo que les viene bien a estos encantadores de serpientes, cada uno en su papel y a chupar del bote.

Había unos personajes de tebeo creados en la factoría Disney que se llamaban los «golfos apandadores». «Apandar», que no creo que venga en el diccionario, significa algo así como «atrapar», «pillar», o sea, chorimangar, en jerga orillera. Estos truhanes, los apandadores, que iban con un ridículo antifaz y tenían fiero rostro, trataban de trincar algo de la inmensa fortuna del «Tío Gilito» (tío del gandul Pato Donald) saliendo siempre, claro, trasquilados. No quiero pasarme tres pueblos comparando a los apandadores con el «podemismo» y su vocación de «apandar» votos donde se tercie y sea menester. Y no quiero porque los apandadores, al menos, le sacaban los cuartos, o lo intentaban, a un ricachón, mientras que estos, que hablan de «pueblo», no conocemos que este ente sea rico, precisamente… ¿Entonces? Pues ejercer de tahúr del Mississippi, y eso será después de que «descubran» a la Benemérita, como hiciera el carlista ministro del Interior con el camandulero robaperas Felipe González, José Barrionuevo.

La OTAN, desde luego, ya la «descubrieron» respetando los compromisos contraídos «de Estado». ¡Qué listos son! Y qué aplicados. Mi suegra hubiera querido que yo fuera como ellos, y no un baboso comunista de mierda.

Buenos días.

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