En un mes han muerto más japoneses por suicidio que por coronavirus en toda la pandemia. Sólo en octubre los suicidios alcanzaron los 2.153 fallecidos, según la policía, mientras que los muertos imputados al coronavirus no llegan a los 2.000 en toda la pandemia, una cifra insignificante, sobre todo teniendo en cuenta que el gobierno no ha impuesto ningún confinamiento.
Octubre es el cuarto mes consecutivo que ve aumentar la cifra de suicidios. En lo que va de año ya se han quitado la vida más de 17.000 personas.
Los suicidios son preocupantes entre las mujeres trabajadoras, las más afectadas por los despidos. La violencia doméstica ha aumentado, como en otros países del mundo.
Los suicidios de niños, aunque son una porción mucho más pequeña del total, también son más altos. Entre 2016 y 2017 se suicidaron más niños y adolescentes japoneses que en cualquier año desde 1986 (1).
“Tenemos que enfrentarnos seriamente a la realidad”, ha dicho el portavoz del gobierno, Katsunobu Kato, al anunciar que se han reforzado los esfuerzos para asesorar a las víctimas potenciales a través de líneas telefónicas de prevención del suicidio.
La siquiatra Chiyoko Ueda dice que la angustia creada por la crisis económica es evidente. Los pacientes le dicen que su autoestima ha caído porque les preocupa el dinero. Los despidos han enviado a los trabajadores a sus casas y la permanencia prolongada en el hogar ha perturbado sus vidas y su convivencia familiar.
Japón ha luchado contra las altas tasas de suicidio durante mucho tiempo, pero las cifras habían seguido una tendencia descendente este año, hasta que invirtieron el curso en julio, cuando el impacto amortiguador de los subsidios públicos desapareció.
Ese mes Japón añadió 10 millones de dólares adicionales para la prevención de suicidios, después de que se presupuestaran 24 millones de dólares la primavera pasada.
Hasta este año, Japón había estado haciendo progresos constantes para reducir los suicidios, que superaron los 34.000 en 2003. La mejora del asesoramiento y los esfuerzos para combatir el “karoshi” (trabajar hasta la muerte), ayudaron a reducir los suicidios a unos 20.000 el año pasado, la cifra más baja desde que se empezaron a llevar registros en 1978.
Si bien el Japón sigue teniendo la tasa de suicidio más alta de los países del G-7, con 16 por cada 100.000 habitantes, esperaba seguir progresando, con el objetivo de reducirla a 13 por cada 100.000 para 2026, un nivel comparable al de otros países desarrollados.
La tasa de suicidios en Estados Unidos también ha ido en aumento, superando en 2018 la barrera de los 14 por 100.000 habitantes.
A principios de este año, investigadores estadounidenses advirtieron que la pandemia podría provocar 75.000 muertes “por desesperación”, derivadas del desempleo, el confinamiento, la distancia social y otros factores estresantes.
“Estamos en medio de una epidemia de salud mental en este momento, y creo que sólo va a empeorar”, dijo recientemente la doctora Vivian Pender, presidenta de la Asociación Americana de Psiquiatría (2).
“¿No crees que lo peor ya ha pasado?”, le preguntó el periodista.
“No, en absoluto. No, creo que de alguna manera lo peor está por venir, en términos de salud mental. Habrá una tremenda pena y luto por toda la gente perdida, y las oportunidades perdidas, y los sueños y esperanzas perdidas que la gente tenía”.
Más de la mitad de los adultos estadounidenses dijeron en una encuesta reciente que su salud mental ha sufrido a causa de la ola de histerismo. Las recetas de antidepresivos se dispararon un 14 por ciento después de la primera ola.
(1) https://cnnespanol.cnn.com/2018/11/06/japon-tiene-la-tasa-de-suicidio-mas-alta-en-30-anos-entre-jovenes/
(2) https://www.cbsnews.com/news/the-mental-health-toll-of-covid-19/