Fauci cambia las pruebas de los antivirales para aprobar un fármaco contra el coronavirus de la multinacional Gilead

Anthony Fauci: el Corleone de la salud pública
Los científicos a sueldo del gobierno de Estados Unidos cambiaron sobre la marcha el sistema de medición de la eficacia de los antivirales para aprobar el remdesivir que fabrica la multinacional Gilead. El cambiazo se hizo público el 16 de abril en el sitio web oficial del gobierno (1).

Se trata de aplicar el remdesivir a los “contagiados de coronavirus” sí o sí. Es como funciona eso que ahora llaman “ciencia”. Si las pruebas salen bien, magnífico; pero si salen mal, cambiamos las pruebas cuantas veces haga falta hasta que el fármaco entre en el mercado con todas las bendiciones de los expertos.

¿Cuándo un fármaco es eficaz? Depende de la vara de medir. Pero si se demuestra que no lo es, basta cambiar la vara y lo que parecía ineficaz se convierte en su contrario. Las multinacionales como Gilead obran la magia, a no ser que tengan mala suerte y sus chanchullos aparezcan en la prensa generalista. Entonces a los expertos todo se les escapa de las manos. Se “politiza”.

El Corleone de la salud pública estadounidense, Anthony Fauci, es quien dirige la orquesta, una vez más. Les escribió a los investigadores que realizaban el ensayo que, naturalmente, no pudieron rechazar la oferta del Gran Capo. Les faltó tiempo para mostrarse partidarios del cambiazo.

En lugar de contar el número de personas que tomaban el fármaco y que se mantenían vivas con respiradores o morían, entre otras medidas, Fauci dijo que hay que juzgar al fármaco principalmente en función de un resultado: el tiempo que tardaban los pacientes supervivientes en recuperarse.

¿Se dan cuenta? La muerte y otros efectos negativos del fármaco pasan a un secundo plano; se seguirán vigilando, pero ya no serán la medida principal de la eficacia del remedio.

Los mercenarios de la ciencia justifican el cambiazo diciendo que “refleja la cambiante comprensión científica de la naturaleza evolutiva del virus y las incertidumbres sobre cómo se revelan los efectos letales en los pacientes”.

Ya ven que los expertos sólo aparentan seguridad y confianza cuando se dirigen a los neófitos. En cuanto les aprietas un poco las clavijas su dogmatismo estrecho se viene abajo; se llenan de dudas y no vacilan en reconocer sus “incertidumbres”.

El viernes la FAD (institución reguladora de los alimentos y las drogas en Estados Unidos) autorizó el antiviral con carácter urgente para que se pueda administrar con carácter inmediato a los “contagiados de coronavirus”.

Por resumirlo de una manera sencilla: el remdesivir no sirve para nada, algo que ya sabíamos (2), pero se venderá mucho en Estados Unidos y las acciones de Gilead seguirán cotizando al alza en Wall Street.

La chapuza “plantea muchas preguntas y requiere muchas respuestas”, confiesa Walid F. Gellad, profesor de políticas de la salud de la Universidad de Pittsburgh, “sobre todo cuando la gente empieza a decir que esto se ha convertido en el estándar de atención, y todo lo que hemos visto es un comunicado de prensa de un ensayo que se cambió hace dos semanas”. Es “realmente sorprendente” (3).

¿Sorprendente? A nosotros no nos sorprende nada que proceda de Fauci, los CDC, la FDA, la OMS y demás.

(1) https://clinicaltrials.gov
(2)

https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)31022-9/fulltext

(3) https://www.washingtonpost.com/business/2020/05/01/government-researchers-changed-metric-measure-coronavirus-drug-remdesivir-during-clinical-trial/

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