Estados Unidos inaugura su primera base aérea en el sur de Israel

El día 18 de este mes Israel inauguró oficialmente con su buen amigo americano la primera base aérea de utilización conjunta que se establece sobre el suelo palestino.

La bandera de las barras y estrellas ondea, por fin, al sur de Israel. Es consecuencia de uno de los recientes acuerdos firmados entre Trump y Netanyahu para poner de relieve que Israel ya no confía en sus propias fuerzas para contener lo que se le viene encima.

Por eso el general de la fuerza aérea israelí, Tzvika Heimowitz, ha dicho otra cosa distinta: no es que padezcamos una amenaza inmediata, pero es una lección que nuestro servicio de inteligencia aprendió en 2014 en la guerra de Gaza.

“Tenemos muchos enemigos a nuestro alrededor, cerca de nosotros y más alejados”, dijo el general. En el futuro tendrán que afrontar peligros.

El Pentágono ha publicado una oferta para la construcción de una base de defensa antimisiles, poniendo así encima de la mesa las características técnicas del recinto, que deberían ser secretas. Los planos de superficie, los subterráneos, el espesor de los muros, los materiales y hasta el sistema de ventilación están al alcance de cualquier aficionado al espionaje. “Si algún enemigo de nuestro país quiere atacar la base, los datros publicados le servirán de manual”, ha dicho el portavoz del Ministerio israelí de Defensa.

Israel se rearma para responder a cualquier eventualidad futura. Ya ha comprado otros 50 aviones de caza F-35 a Estados Unidos.

Al mismo tiempo, desde 2011 dispone de un equipo sofisticado de defensa antimisiles, sobre todo el detector “Iron Dome” (Cúpula de Hierro) que ha destruido exitosamente el 90 por ciento los que le lanzan desde Siria, Líbano, el Sinaí egipcio y la Franja de Gaza. Es un sistema de misiles diseñado para interceptar y destruir cohetes de corto alcance y proyectiles artilleros lanzados desde una distancia de 4 a 70 kilómetros.

También es capaz de interceptar aeronaves a una altitud máxima de 10.000 metros, por lo cual está considerado uno de los mejores escudos de misiles operativos.

No obstante su eficacia, es ruinoso. El costo de fabricación de un cohete Qassam, como el que lanzan los palestinos, es de unos 800 dólares, mientras que fabricar y lanzar un misil interceptor Tamir cuesta entre 35.000 y 50.000 dólares a Israel.

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