Estados Unidos aprieta las clavijas a sus lacayos europeos

La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha viajado a Frankfurt para amenazar a los bancos alemanes por el cumplimiento de las sanciones a Rusia. Advirtió a los financieros sobre las consecuencias de no cumplir estrictamente con las sanciones, enfatizando que se podrían aplicar “sanciones secundarias”.

Las sanciones contra Rusia se podrían convertir entonces en sanciones contra Alemania.

“Rusia continúa adquiriendo bienes sensibles y aumentando su capacidad para fabricarlos localmente. Debemos permanecer vigilantes y ser más ambiciosos”, afirmó Yellen, que instó a los bancos a reforzar el cumplimiento y aumentar su vigilancia contra las estrategemas de los rusos para eludir el bloqueo.

Yellen destacó la importancia de controlar el cumplimiento de las sanciones entre las filiales extranjeras de los bancos alemanes y comunicarse con sus clientes y corresponsales extranjeros, particularmente en ciertos países “de alto riesgo”.

Hizo hincapié en la necesidad de impedir que el Kremlin siga fortaleciendo su industria de defensa y acceda al sistema financiero occidental. Estas presiones parece que empiezan a dar sus frutos, como lo demuestra la reciente decisión del Raiffeisen Bank International (RBI) de abandonar una oferta de participación industrial de 1.500 millones de euros vinculada al ruso Oleg Deripaska después de las presiones estadounidenses.

Paralelamente, como ya expusimos en una entrada anterior, la Unión Europea aprobó un plan respaldado por Estados Unidos para utilizar activos rusos incautados para generar ganancias con el fin de armar a Ucrania. La Unión Europea posee alrededor de 210.000 millones de euros en activos del banco central ruso, en su mayoría congelados en Bélgica. Los intereses de este dinero podrían proporcionar alrededor de 3.000 millones de euros al año, con un primer tramo de fondos disponible ya en julio.

Desde febrero, Yellen ha intensificado su defensa del robo de los activos rusos en beneficio de Ucrania, instando a los lacayos europeos a encontrar formas de desbloquearlos para promover la economía de guerra.

Los planes para apoderarse de los bienes rusos han cobrado impulso por las presiones estadounidenses. La mayor parte de los 300.000 millones de dólares en activos rusos congelados se encuentran en Europa, incluidos Alemania y Bélgica.

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