En la actualidad los bancos de Emiratos Árabes Unidos operan en economías abiertas, donde la internacionalización y su corolario, el libre comercio, afectan a todas las áreas. La fuerza bancaria emiratí se basa en sus tres fondos soberanos, que sirven como vehículo económico, diplomático, geoestratégico y a veces militar, como en Yemen y Libia.
El primero, el MEIA (Mubadala Emirates Investment Authority), creado en 1984, con fondos de la IPIC (International Petroleum Investment Company) de Abu Dhabi, se desarrolló a partir de 2002 para diversificar aún más la economía. Este fondo ha prosperado como inversor activo en todo el mundo y en diversos sectores de actividad.
El segundo, el ADIA (Abu Dhabi Investment Authority), fundado en 1976, que desempeñó un papel clave en la crisis de 2008, con 800.000 millones de sus fondos invertidos en toda clase de activos. El 75 por ciento de sus fondos activos se invierten en Europa y norteamérica; el resto se diversifica hacia los países emergentes.
El tercero, Mubadala Abu Dhabi, depende enteramente de Amir Mohamed Bin Zayed. Con sus 300.000 millones de dólares, rastrea las economías asiáticas para transferir tecnología con el fin de hacer del emirato un centro atractivo en los campos de la aeronáutica, la energía, la hostelería y el turismo, pero también en grupos de inversión como Carlyle y General Electric y otros grupos del sector de capital riesgo y de capital privado.
Los sátrapas de Emiratos Árabes Unidos no sólo están satisfechos con las reservas de estos fondos soberanos, sino que también cuentan con una multitud de bancos que ofrecen servicios y una garantía máxima de protección y secreto.
Desde la crisis de las hipotecas de alto riesgo de 2008, bajo el impulso de la OCDE, se ha aplicado en todo el mundo una política de lucha contra el fraude fiscal y el blanqueo de capitales. Emiratos Árabes Unidos no cumple con las nuevas normas ya que no creen que nadie les imponga sanciones.
Sin embargo, el 12 de marzo, Emiratos Árabes Unidos fue incluido en la lista de paraísos fiscales de la Unión Europea junto con Barbados, Bermudas, las Islas Vírgenes y Marshal, Guam, Samoa…
Desde 2012, los bancos emiratíes se han convertido en el receptáculo de dinero sucio procedente de la corrupción de los países árabes y africanos.
El fantasma del BCCI (Banco de Crédito y Comercio Internacional) emerge -una vez más- a la sombra de la actividad del capital financiero emiratí en todo el mundo.
En estas páginas no es la primera que hablamos de los chanchullos del BCCI, un banco privado domiciliado en Luxemburgo y fundado en 1972 por Agha Hassan Abidi, involucrado en los escándalos de Enron y Parmalat, por no hablar del blanqueo del dinero negro procedente del tráfico de drogas, las actividades de espionaje y la financiación del yihadismo.
Todas esas son áreas en las que ha destacado el BCCI, hasta el punto de que el Banco de Inglaterra se vio obligado a intervenirlo en el verano de 1991 para proteger a los 120.000 depositantes británicos.
https://mondafrique.com/emirats-arabes-unis-vers-un-scandale-des-dubai-papers/
Más información:
– La CIA y Arabia saudí en la historia inconfesable de Al-Qaeda (1)
– El banco más sucio de todos los bancos