El suministro chino de magnesio compromete a la industria europea

La industria del metal y los fabricantes de automóviles están preocupados. Si la minería china no se reanuda por falta de energía, Europa se enfrentará a una escasez de magnesio. En vísperas de la cumbre climática, Europa tiene que hacer la vista gorda ante el uso masivo de carbón por parte de China para sostener el mercado mundial.

Mientras las distintas potencias avanzan en sus propios planes para contrarrestar la escasez generalizada de chips electrónicos que está afectando a todo, desde los microondas hasta los aviones, una nueva carestía mundial se vislumbra ya en el horizonte. La Unión Europea depende de China para el 95 por ciento de su suministro de magnesio. Este metal es esencial para la producción de automóviles: es un aditivo esencial para muchas aleaciones.

“Tras la crisis de los semiconductores, ahora tenemos la crisis del magnesio”, augura el primer ministro checo Andrej Babis. “La industria del automóvil se enfrenta a un auténtico desastre”.

La razón de la escasez de magnesio es que la energía es cara, y China ya está regulando la producción en algunos sectores de su economía para ahorrar energía. Como consecuencia, las exportaciones a Europa están paralizadas, mientras que las existencias de mineral de la Unión Europea se agotarán ya en noviembre, según una declaración conjunta emitida por una docena de grupos industriales, entre ellos European Aluminium y European Steel Association.

El gobierno de Pekín insiste en que la escasez de magnesio será sólo temporal. El diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung citó a Sun Qian, secretario general de la Asociación China de Magnesio, diciendo que la escasez sería breve y que China reanudaría las exportaciones de magnesio.

Pero detrás de la cuestión del suministro de esta materia prima, esencial para el ensamblaje de los automóviles, se encuentra la cuestión de la energía y, de rebote, la cuestión climática. Los chinos ven con malos ojos las presiones de Bruselas intenta ejercer para reducir el uso del carbón, que sigue siendo un combustible esencial para la economía china.

Merkel ha pedido a la Unión Europea que no obligue a China a cerrar sus centrales de carbón demasiado pronto. El abastecimiento de Europa depende, en parte, de Rusia y, sobre todo, de China.

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