El ocaso de la ‘clase media’ en España

La sociología gringa es de pacotilla y sus portavoces se expresan con términos tan absurdos como llamar “sectores vulnerables” al proletariado explotado y esquilmado y “pobreza energética” a quienes no pueden pagar ni el recibo de la luz.

Pero no cabe duda que el vocablo estrella de esos mequetrefes es el de “clase media” y para referirse a que la explotación de la fuerza de trabajo se ha multiplicado exponencialmente en los últimos años, dicen que la “clase media” está desapareciendo.

Así se expresan los genios de la Fundación BBVA y del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, que han publicado una monografía titulada “Distribución de la renta, crisis económica y políticas redistributivas”, que analiza -a su manera- el hundimiento del nivel de vida de los trabajadores en la década 2003-2013.

Todos estos “análisis” comienzan por un punto de vista que es más falso que un billete de tres euros. Consiste en olvidarse del paro y del incremento del número de parados para centrarse únicamente en el descenso de los salarios, es decir, en aquellos obreros que aún conservan su puesto de trabajo.

La segunda falsificación es que, como los propios autores de la investigación reconocen, el 75 por ciento de la renta disponible de los hogares españoles procede del trabajo, es decir, que la referida “clase media” no es otra cosa que la clase obrera.

Según el estudio, la crisis del capitalismo ha cambiado el “mapa socioeconómico”, ya que ha arruinado literalmente a tres millones de trabajadores, a los que los investigadores califican como “clase media”, que han pasado a formar parte de los “estratos más vulnerables de la sociedad”.

A partir de ahí el “análisis” está lleno de tópicos vacíos, como ese tan del gusto del reformismo que consiste en llorar porque “los costes de la crisis se han repartido de forma desigual”. Sin embargo, cuando no había crisis, ¿cómo se repartían los beneficios?, ¿acaso se repartían de manera equitativa o da lo mismo que haya crisis o no?

Pero la duda es más importante es la siguiente: ¿por qué los reformistas sólo hablan del reparto cuando llegan los malos tiempos? Serían mucho más creíbles si en las épocas de bonanza hubieran compartido la tarta con los demás.

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