El jefe de la CIA ya ha llegado a Kiev

El jefe de la CIA, William Burns, ha llegado a Kiev para celebrar una reunión urgente y secreta con Zelensky porque Ucrania está a punto de reventar. El colapso del régimen no es sorprendente. Su ejército está sufriendo demasiadas pérdidas y no puede sobrevivir así mucho más tiempo. Debe encontrar una manera de llegar a un acuerdo con Rusia o enfrentar una revuelta interna.

Zelensky prepara el terreno para purgar al general ucraniano Valery Zaluzhny. Es probable que destituya a tres generales vinculados a Zaluzhny. Su principal colaborador ya murió en lo que se calificó como un “accidente”.

Ucrania ha tenido tres ejércitos, y la mayor parte del actual está formado por hombres, mujeres y niños mayores sin entrenamiento. Se convierten en cadáveres para llenar las trincheras que intentan frenar a los rusos.

Por su parte, el Kremlin no tiene prisa. Su estrategia es aniquilar al ejército ucraniano y crear una crisis política en Kiev, que se ha adelantado más de lo previsto, lo que ha sorprendido en Moscú tanto como en Washington.

En Kiev ha estallado una guerra interna entre Zelensky y su círculo de amiguetes, por un lado, y la dirección del ejército ucraniano, por el otro.

Como dejó claro Zaluzhny en The Economist, la guerra necesita una pausa o un alto el fuego. Les daría tiempo para reconstruir el ejército y abastecerle con nuevas armas que aún no están en el inventario estadounidense o europeo. Zelensky, sin embargo, se opone a cualquier pausa en los combates y quiere que su ejército controle territorios clave como Avdeievka y retome enclaves importantes como Bajmut.

Los rusos no tienen interés para aceptar un alto el fuego o para adherirse a una solución provisional que daría lugar a que la OTAN permaneciera en Ucrania, con bases aéreas, terrestres y navales.

Uno de los principales errores de Zelensky y del jefe de la inteligencia militar ucraniana, Kyrylo Budanov, fue atacar territorio ruso, volar infraestructuras críticas, destruir aeródromos con bombarderos nucleares y enviar drones kamikaze al Kremlin.

Los rusos se dieron cuenta de lo peligrosa que es Ucrania para la seguridad de Rusia. Esos ataques han hecho que sea casi imposible alcanzar un modus vivendi entre ambos países, a menos que, como exigen los rusos, se retire la OTAN y se desmilitarice Ucrania.

Los ucranianos saben que Rusia ha acumulado al menos 1.000 cohetes para disparar contra la infraestructura ucraniana. Dependiendo de lo que suceda en los próximos días en Kiev, es probable que Rusia utilice ataques a la infraestructura para presionar aún más a Ucrania.

El último gran saqueo

El éxito de Zelensky se basa en la corrupción y el robo. Financia sus apoyos permitiendo que los funcionarios roben todo lo que puedan. De esa manera, siguen fieles a su lado. Ahora el Congreso de Estados Unidos se prepara para entregar miles de millones de dólares adicionales a Ucrania, que podrían ser los últimos en caer en los bolsillos de Zelensky y los suyos.

Tienen que aguantar un poco más. Estados Unidos y sus monaguillos europeos nunca han querido impedir la malversación de miles de millones de dólares de ayuda estadounidense y europea. Pero el Congreso de Estados Unidos está bajo una presión cada vez mayor para que rinda cuentas por el dinero y las armas enviadas a Ucrania. Pero tienen difícil transferir más dinero sin una auditoría independiente.

Mientras tanto, los enemigos políticos de Zelensky son muy conscientes de la corrupción en Kiev y lo afirman. Nadie sabe si esta información llega al Congreso de Estados Unidos, pero es posible.

Burns no puede oponerse a la política de Washington de prolongar la guerra en Ucrania hasta que Biden sea reelegido. En consecuencia, no le va a ordenar a Zelensky que hable con los rusos o que cambie de tono exigiendo que los rusos abandonen Ucrania.

Además, Washington quiere que la OTAN esté en Ucrania. Aunque saben que no puede incorporar a Ucrania a la OTAN hasta que gane la guerra, después de la reelección de Biden, Estados Unidos puede comenzar a establecer verdaderas fuerzas de combate de la Alianza, comenzando con la fuerza aérea. Por lo tanto, en Washington están dispuestos a arriesgar la estabilidad a largo plazo de la OTAN en aras de un intento de establecer sus bases en Ucrania, un área que Rusia considera extremadamente sensible.

La política de Washington es una fantasía. Una guerra directa de la OTAN contra Rusia destruirá Europa. La OTAN no está preparada para una guerra así, ni hoy ni en los próximos cinco años. Además, no está claro si la política de Washington goza de algún apoyo entre los países miembros de la OTAN.

Los rusos probablemente no quieran una guerra en Europa. En Washington manejan un calendario según el cual el Kremlin se verá presionado para poner fin a la guerra en Ucrania dentro de un año. Eso podría llevar a Rusia a centrar sus ataques en Kiev o, alternativamente, en otras ciudades importantes de Ucrania, con Odesa y Jarkov en los primeros lugares de su lista de objetivos.

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