El cine al servicio de las torturas de la CIA

El documental “Secrets, Politics and Torture” destapa que la CIA patrocinó la película “La noche más oscura” (Zero Dark Thirty), dirigida por Kathryn Bigelow que relata la busca y captura de Osama bin Laden, para justificar su programa de torturas.

Dentro de su serie documental Frontine, la cadena PBS ha emitido el documental, que muestra cómo, para justificar su programa de torturas, la CIA hizo prevalecer su falsificación de la historia en lugar de lo que realmente ocurrió a través de la película protagonizada por Jessica Chastain, una de las películas más aclamadas de 2012 que consiguió cinco nominaciones a los Óscar.

Meses antes del estreno de la película ya hubo una gran controversia acerca de la manipulación de “La noche más oscura” con fines propagandísticos y sobre la precisión de la película y su representación de las torturas como herramienta fundamental para conseguir la información que ayudó a dar con el paradero de Osama bin Laden.

Muchos políticos estadounidenses, entre ellos John McCain, pusieron en duda la veracidad de la película e incluso se abrió una comisión de investigación en el Senado para determinar qué grado de acceso habían tenido Bigelow y su guionista Mark Boal a documentos clasificados de la CIA para realizar la película. Todo quedó en nada.

Ahora el documental “Secrets, Politics and Torture” revela que Hollywood se ha vuelto a convertir en un instrumento de la CIA, que utiliza a la industria del espectáculo para ofrecer al mundo sus mentiras. En el documental se incluyen testimonios muy significativos, como el de la senadora Dianne Feinstein, presidenta del Comité del Senado sobre Inteligencia, que evidencia la discordancia entre lo que se muestra en pantalla y lo que realmente ocurrió. “Vimos la película días antes del estreno y en 20 minutos nos fuimos. No pude soportarlo, era demasiado falsa”.

Feinstein se refería a la representación del programa de torturas de la CIA como herramienta indispensable para lograr la localización y posterior captura del dirigente de Al Qaeda, asesinado el 2 de mayo de 2011, según la versión oficial. Así, el documental retrata la película de Bigelow, que pretende ser el relato definitivo de la historia, como una visión falsa, fuertemente influenciada por la CIA y su oficina de prensa.

La agencia de espionaje dio a los cineastas acceso extraordinario a detalles de la operación a los que la prensa jamás tuvo acceso. “Una gran cantidad de personas que cubría el día a día de la búsqueda de Bin Laden como yo lo hice, no nos acercamos a ese tipo de cooperación por parte de la agencia para la historia desde dentro”, afirma el periodista del “Washington Post” Greg Miller.

Si bien es cierto que el documental es escaso en noticias y revelaciones inéditas, logra establecer con claridad las dos líneas enfrentadas entre la versión de la CIA sobre su programa de «detención, interrogatorio y torturas» y los años que duró la investigación del Senado del Comité de Inteligencia sobre dicho programa.

Las conclusiones de dicho comité concluyen que a pesar de las torturas a los detenidos, la CIA no pudo conseguir ninguna información útil sobre los ataques de Al-Qaeda. “Secrets, Politics and Torture” también aborda otros aspectos de dicho programa, como la destrucción de las cintas en las que se grababan las torturas, extremo confirmado por el antiguo consejero general de la CIA John Rizzo y que ya salió a la luz hace varios años.

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