El asesinato de la diputada Jo Cox es obra de un neonazi británico

La diputada asesinada Jo Cox
El asesinato de la diputada laborista británica Jo Cox el pasado jueves está pasando desapercibida por obra y gracia de los medios de comunicación. Se le llama “perfil bajo”, que es como decir que sólo hablan de lo que les interesa.

Hay muertos y muertos, cadáveres de primera y de segunda. ¿Cómo hubieran dado la noticia si el asesino hubiera sido un musulmán?

Los portavoces de la policía, incluso los de West Yorkshire, dominan estas técnicas a la perfección. Inflan unos crímenes y pasan de puntillas sobre otros. En el caso de Cox, para alejar el foco de los medios, han dicho que se trata de un “asesinato aislado”. Por el contrario, el caso de Orlando es todo lo contrario.

Todo depende. ¿De qué depende? Por ejemplo, del asesino. En el caso de Cox es Tommy Mair, un neonazi británico de 52 años, y los lectores ya saben que eso es cosa del pasado, de los tiempos de Hitler, Mussolini y demás, que murieron para siempre. “No buscamos a otro sospechoso”, dice Dee Collins, el portavoz de la policía de West Yokshire. ¿Para qué?  Casi tienen el caso cerrado (para siempre).

Pero también depende de la víctima y eso ha sido un poco más difícil de disimular porque Cox era diputada, algo suficiente para que los telediarios lo hubieran aireado día y noche. En el caso de Cox no interesaba porque se trataba de una activa militante contra el sionismo y por la liberación de Palestina. Otro tabú…

En el momento de pegarle dos tiros a la diputada, el nazi gritó “¡Gran Bretaña primero!” pero no parece que hiciera referencia a la clasificación de la Eurocopa de fútbol sino a la típica consigna racista que no tiene nada en contra de las demás razas, aunque las clasifica como en el deporte: según el orden de llegada.

“¡Gran Bretaña primero!” es un movimiento fascista cuyo perfil de Facebook se llena de consignas xenófobas y antimusulmanas. Se manifiestan periódicamente frente a las mezquitas que hay en las Islas portando grandes cruces cristianas, al estilo Ku Klux Klan.

También han organizado “campamentos de entrenamiento militante” en Gales, donde imparten cursos “de defensa” con cuchillos.

La organización ha condenado el asesinato y la policía le hace caso: no les involucra en el mismo.

En internet un boletín de información de 2006 identifica a Thomas Mair de Batley, de Yorkshire, como uno de los primeros abonados a una publicación titulada S.A.Patriot que publican los racistas y en la que califican a los Estados africanos que se emanciparon del colonialismo como “Estados terroristas”.

El nazi no era tonto ni mató al azar. Cox fue elegida diputada en las elecciones del pasado año, formaba parte del grupo de diputados laboristas que defienden la causa palestina y redactó el informe parlamentario exigiendo el levantamiento del bloqueo sionista sobre Gaza.

También defendió a los refugiados que llegan a Europa y colaboró muchos años con Oxfam. Era partidaria del mantenimiento de Gran Bretaña dentro de la Unión Europea.

El caso recuerda el asesinato masivo cometido en Noruega en 2011 por el también nazi Anders Behring Breivik, quien mató a 77 jóvenes del partido laborista noruego a los que acusaba de acoger a los refugiados y musulmanes.

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