El periódico estadounidense Washington Post reveló que el actual líder del Daesh, Abu Ibrahim al Hashemi al Qurashi, había colaborado estrechamente con sus captores estadounidenses durante sus interrogatorios, en particular cuando se ofreció a dar información sobre sus rivales dentro de su antigua organización, que entonces se llamaba Al Qaida en Iraq.
En su edición del 8 de abril, el diario señaló que esta información salió a la luz por parte de funcionarios estadounidenses gracias a la publicación esta semana de decenas de reportes de interrogatorios secretos previos que incluían información sobre este líder terrorista en los meses que pasó en un campo de detención estadounidense en Iraq”.
En los informes sobre los interrogatorios secretos de EEUU, el detenido iraquí número M060108-01 fue descrito como “un prisionero ejemplar que cooperó” con sus captores estadounidenses, habló de una manera inusual y se esforzó por servirles. Después de semanas de interrogatorios, los soldados norteamericanos mataron a un líder del Daesh, Abu Qaswarah, un sueco de origen marroquí, en una redada en la ciudad iraquí de Mosul.
Aunque el Departamento de Defensa de EEUU ya había publicado algunos documentos que describen a un informante llamado Al Qurashi, que se convirtió en jefe del Daesh después de la muerte de Abu Bakr al Baghdadi, los archivos publicados recientemente dibujan un retrato amistoso de un preso en la prisión de Ghazir que proporcionó a EEUU docenas de detalles muy valiosos que le ayudaron a luchar contra la organización terrorista que ahora dirige, que entonces llamada Al Qaida en Iraq.
Un informe de 2008 sobre el hombre, cuyo nombre real es Amir Mohammad Said Abd al Rahman Maula, decía: “El detenido parecía cooperar más en cada sesión de interrogatorio”.
Otro informe cita: “El detenido proporciona mucha información sobre sus socios de Al Qaida en Iraq”.
El periódico estadounidense informa que más de 53 informes parcialmente editados mostraron que la cooperación de Maula al Qurachi con las fuerzas estadounidenses ayudó a dibujar una imagen aproximada de los principales sospechosos de terrorismo y proporcionó identificación de restaurantes y cafés en los que sus camaradas preferían cenar.
“Cínicamente, Maula apareció en los informes como particularmente útil para proporcionar a los estadounidenses la información necesaria para conocer a la unidad de propaganda del grupo, así como para enjuiciar a los no iraquíes de su organización, que son voluntarios de todo el Oriente Medio y África del Norte que se unieron la organización durante la ocupación estadounidense de Iraq. Hay que tener en cuenta que las ramas extranjeras del terrorismo y las operaciones mediáticas se encuentran entre los componentes más efectivos de Daesh en la actualidad”, escribió el WP.
El periódico cita a Christopher Maier, el subsecretario de Defensa de EEUU para Operaciones Especiales y Conflictos de Baja Intensidad, quien dijo: “Maula hizo varias cosas para salvar su pellejo y mostró un largo historial de hostilidad, incluso durante los interrogatorios, hacia los extranjeros del Daesh”.
Maier, quien habló en una entrevista de archivo publicada por el Combating Terrorism Center en West Point, una institución académica financiada por el Pentágono en la Academia Militar de EEUU, también dijo: “Con el surgimiento del Daesh, el deseo de formar un califato en presencia de miles de combatientes extranjeros fue problemático para Maula”, que se convirtió en el sucesor de Abu Bark al Bagdadi, o “califa”, tras la muerte de este último en octubre de 2019.
Después de algunas dudas preliminares sobre la verdadera identidad del nuevo líder, los funcionarios antiterroristas estadounidenses concluyeron que Maula era una figura iraquí que conocían desde su captura anterior.
Se supo que el hombre iraquí de 31 años, que disponía de un cargo de nivel medio dentro del Daesh, fue arrestado a fines de 2007 o principios de 2008, y sufrió decenas de interrogatorios por parte de oficiales militares estadounidenses. Se desconoce la fecha exacta de su liberación. Pero el registro de su interrogatorio se interrumpió en julio de 2008. Para entonces, Maula había dejado de ser un colaborador y los informes revelaron que esperaba ser recompensado por la cantidad de información que proporcionó.
Lo que surge claramente de los informes es que, durante al menos dos meses, Maula fue el sueño de todo interrogador, especialmente cuando reveló la identidad de los líderes terroristas y proporcionó pistas sobre cómo encontrarlos. Durante una sesión de interrogatorio, se refirió a los números de teléfono de 19 responsables del grupo terrorista e incluso reveló cuánto dinero habían ganado algunos de ellos.
“Maula era un pájaro cantor con talento y habilidad únicos. Estos informes de interrogatorios están llenos de detalles”, escribió Daniel Milton, profesor asociado del Centro de Contraterrorismo y uno de los investigadores que revisaron los documentos, en un artículo publicado por el blog de seguridad nacional Lawfare.
El periódico estadounidense dijo que los funcionarios estadounidenses que publicaron los documentos se dieron cuenta de su potencial como fuente de vergüenza para Maula, a pesar de que se sabía que había sido un informante en círculos islamistas extremistas. Destacados comentaristas pro-Daesh habían criticado en los sitios de redes sociales pro-Daesh la decisión de nombrar a Maula como “califa con el argumento de que no estaba calificado para el cargo.
Maula asumió el cargo varios meses después de la liberación de los últimos bastiones del Daesh en Siria por el Ejército sirio. Los funcionarios estadounidenses de contraterrorismo creen que se esconde entre Iraq y Siria, la base tradicional del grupo terrorista. Allí, ha continuado liderando una rebelión de baja intensidad marcada por frecuentes ataques contra puestos militares y funcionarios gubernamentales y tribales.
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