Del ‘colapso de China’ a la ‘amenaza de China’

La tasa de crecimiento económico de China supera la de otras economías importantes. Según estimaciones del Banco Mundial, fue aproximadamente 1,5 veces el de Estados Unidos y aproximadamente 16,5 veces el de la eurozona.

El superávit de las exportaciones chinas alcanza el 4% del PIB de China. Las exportaciones chinas representan el 15 por cien del total mundial. La balanza comercial de China con el resto del mundo alcanzó un récord de 125.000 millones de dólares en febrero.

El año pasado el consumo total de electricidad de China fue 2,3 veces mayor que el de Estados Unidos y sus ventas de vehículos fueron casi el doble que las de Estados Unidos.

La producción de acero bruto de China fue 12,6 veces mayor que la de Estados Unidos y el volumen de construcción naval terminada fue más de 70 veces mayor que el de Estados Unidos.

El primer ministro chino, Li Qiang, ha fijado un objetivo de crecimiento del PIB real para este año de “alrededor del 5 por ciento”, crear 12 millones de nuevos empleos urbanos y un aumento de los precios al consumidor de alrededor del 3 por cien.

Se espera que el gasto del gobierno central aumente un 8,6 por cien para compensar la debilidad del consumo y las dificultades de las administraciones locales.

Dado el cerco militar de China por parte de las potencias occidentales, las previsiones apuntan a que el gasto en defensa va a aumentar un 7,2 por cien.

Sin embargo, entre agosto de 2023 y principios de 2024 el Wall Street Journal publicó más de 160 artículos sobre el país asiático, la mayor parte de ellos anunciando su hundimiento económico, con titulares como “El mundo espera otro shock de China”, “El auge de 40 años de China ha terminado”, “Cómo China hizo desaparecer la crisis del desempleo juvenil”, “¿Es la situación económica de China tan grave como la de Japón? Podría ser peor”, “La economía china está atrapada en un círculo vicioso”…

Para los “expertos” del Wall Street Journal, cualquier situación de la economía china es mala para el resto del mundo. Si la economía de China no está al borde del colapso es porque crece tan rápidamente que tampoco es saludable para el mundo.

El mes pasado publicó un artículo titulado “En China, la deflación refuerza su control”, mientras que el año pasado afirmó lo contrario: la recuperación económica del país iba a impulsar un aumento de la inflación que “se propagaría a los mercados mundiales”.

La “amenaza china” no solo es militar sino también económica. Por eso lo mejor es desconectar a China de los mercados mundiales, es decir, imponer un bloqueo económico que evite un “efecto dominó”.

¿Ya nadie se acuerda de que la pandemia comenzó en China? Fue premonitorio de que lo que llega de oriente siempre es malo.

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