Consulta al Dr. Pueblo

En el siglo IV de esta era, el Imperio romano administraba las prefecturas de Bretaña, Galia, la Galia Narbonense, Hispania, Lusitania, Dacia y Macedonia. En el siglo IX, el reino inglés lo componían Sussex, Essex, Kent, Wessex, Mercia, Estanglia, Northumbria, Cumbria, Lothian y Domnonea.

Si nos vamos a los príncipes alemanes, tenemos a Mecklemburgo, Brandemburgo, Lusacia, Polonia, Silesia, Bohemia, Sajonia, Baviera, Tirol, Palatinado, Hessen, Pomerania, etc.

En el siglo XV existió el Estado de Borgoña, configurado por los ducados de Lotaringia, Luxemburgo, Brabante, Gueldres, el condado de Hainaut y los obispados de Utrecht y Lieja.

Si nos detenemos en el imperio austrohúngaro, la lista es interminable, pero ya sus topónimos y la exonomástica nos «suenan» más: Valaquia, Anatolia, Besarabia, Moldavia, Transilvania y los pueblos eslavos como los serbios, bosnios, croatas, checos, eslovacos, eslovenos, rutenos (ucranianos)… Dejaremos Italia, Bélgica, Suiza, Escandinavia, la Rusia de los zares, Irlanda, los Estados Pontificios y hasta Prusia.

Lejos de mí afirmar que todo este cúmulo de nombres eran naciones, pero sí que formaban eso que acuñó la burguesía en su fase revolucionaria y se conoce como «pueblo». Fueron distintos procesos históricos de unificación (y lo contrario) lo que las hizo constituirse en naciones. Antes eran estados más o menos sólidos o embrionarios y luego naciones. O no (desaparecieron, simplemente).

Se suele hablar -impropiamente- de la «nación india» (no la hindú) o de la «nación judía», pero no lo son. Es más correcto hablar de, por ejemplo, el Estado de Israel y no digamos de Palestina con todo su aval milenario.

Llegados a este punto, resulta inevitable traer a colación el País Vasco o, más de actualidad, Catalunya, y volver a recordar lo que todo el mundo sabe, esto es, que son naciones (sin estado) históricamente formadas, surgidas sobre la base de la comunidad de idioma, territorio, vida económica y de psicología. Lo único que no tienen, aparte de libertad y democracia, es una Liga de fútbol propia. Se niega la palabra a estos pueblos, y podría llegar el día en que quienes hoy niegan el derecho de autodeterminación, lo reclamarían si se diera una situación irreversible. Pero está en el gen fascista de este régimen negarlo y, mientras tanto, joder.

comentario

  1. En los cuatro primeros párrafos habla de realidades objetivas, de topónimos y su coralario político-administrativo. Al llegar al quinto cambia de registro y comienza una diatriba en base a conceptos que Wittgenstein y los neopositivistas llamarían conceptos sin sentido y, como tales, no designan nada y (peligrosos para la mente) es conveniente meter en el cajón. Ahí pueblo y nación. Pueblo no en el sentido geográfico, que sería algo objetivo, sino en el del romanticismo. Nación, como constatan reputados historiadores como E. Hobsbawm, para su existencia precisan primero de la religión, del nacionalismo: primero es éste y después colocan su cumbre, a su dios-nación, sobre lo que todo gira y se cierra en él. Todo ello lo visten con las liturgias de sacrificios, santos, apóstoles, fiestas de guardar, flores a Maria-Casanovas, etc., etc., con los popes y papas, credos y catecismos, los imaginarios colectivos que todos conocemos. No me voy a detener en las causas y razones interesadas del nacimiento, hace siglo y medio, más o menos (es la religión moderna y más criminal de toda la historia y eso que las otras … Pues continúan), que hay que referenciarlas en la ingeniería burguesa (las de la metrópolis, no de las colonias) para torear al personal durante las revueltas de la Revolución Industrial, y para el País Vasco y Cataluña, en su situación geográfica en los cuernos peninsulares como únicos puntos de comunicación terrestre con el resto de Europa (con su boom en el s. XIX). A lo que vamos: como concepto abstracto (y sin sentido, no objetivable), cada cual puede interpretarlo como quiera y llevarlo al agua que más le convenga, por eso no hay acuerdo en su significado ni siquiera entre los académicos dedicados al tema. Y menos mal que todo se mueve y que ni las naciones, sean lo que sean, permanecen … ni han existido siempre (¿quizás Cataluña, España?), salvo en algunas mentes creadoras para las que … igualito que dios, in aeternum.

    ¿Pretende esgrimir el asunto por mero prurito intelectual o por algo menos prosaico? ¿Algún derecho -histórico-, arremeter contra alguien, quizás? ¿O es mero rezo, mero catecismo, impartición del dogma?

    Menos mal que es algo “históricamente formadas” que si no …. Incluso la psicología de los condes de Barcelona se la trasmite a sus siervos medievales y le sobrevive hasta, siglos después (pasada ya la guerra de “independencia”), en la actualidad. Y es que la psicología …, da para mucho. ¡Cuánto modelo mental paranoico, catalibán, dios!!!

    ¿Los pueblos tienen palabra, también hablan? Si votamos cada poco tiempo. Unas están al caer. Conseguir mayorías, que un 60% de catalanes votemos independentistas y solventáis el asunto. Lo del referendúm sólo lo queréis para ir apuntalando el asunto, para seguir en la procesión y repicando. Cuando seamos independientes, ¿concederéis el referendúm a los que llaman Tabarnia? Ya sabe, al pueblo tabarnés. Lo tienen muy …¿interiorizado, marcado, incrustado, imprimido?

    Para finalizar, le daré un alegría: acabo de leer este titular: El Govern excluye a los autores en castellano de la promoción de la lectura. ¿Es a eso a lo que se refiere con lo de “la voz del pueblo”?

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