Científicos y -al mismo tiempo- mercenarios a sueldo de las grandes multinacionales: el caso Doll

Richard Doll

Richard Doll fue un epidemiólogo de renombre mundial porque fue el primero en indicar la relación entre el tabaco y el cáncer de pulmón en 1954. Al mismo tiempo, era un lacayo a sueldo de las mayores multinacionales químicas del mundo.

Los estudios de Doll fueron reconocidos en todo el mundo y recibió más de diez títulos honorarios de diferentes universidades. Ganó innumerables premios, incluido el de la ONU para la Investigación del Cáncer en 1962 y la medalla de oro de la Sociedad Europea del Cáncer en 2000. También fue nombrado caballero por la reina Isabel II en 1971.

No es tan conocido que Doll era un sicario a sueldo -entre otras- de la multinacional Monsanto (*). Al morir en 2005, entre sus papeles, que se conservan en el archivo de la biblioteca de la Fundación Wellcome, apareció un contrato que firmó con la multinacional el 29 de abril de 1986.

El contrato del científico con Monsanto ampliaba por un año el acuerdo entre ambas partes que había comenzado en 1979 y mejoraba las condiciones económicas. “Durante el período de un año de esta prórroga, sus honorarios de consultoría serán de 1.500 dólares diarios”, dice el contrato.

Monsanto es la empresa fabricante del “agente naranja” utilizado en Vietnam por el ejército de Estados Unidos. El “agente naranja” también produce cáncer, pero eso no lo descubrió Doll, a pesar de que durante más de 20 años estudió el asunto. Monsanto le pagaba para que mantuviera la boca cerrada.

Doll descubría unas cosas y otras no. Como buen pelele de las multinacionales, se valió de su prestigio científico para escribir a una comisión australiana que investigaba las propiedades cancerígenas del “agente naranja”. No había pruebas de que el producto químico causara cáncer, les dijo.

Pero ese no era el único dinero que le pagaban las empresas. También cobraba 15.000 libras de la Asociación de Fabricantes de Productos Químicos de Reino Unido y de conocidas empresas químicas, como Dow Chemicals e ICI. Su “estudio científico” sobre el cloruro de vinilo (PVC) concluía que no tiene ninguna relación con el cáncer.

El estudio de Doll fue utilizado por los capitalistas del sector para defender el PVC durante más de una década. Desde los científicos hasta la Organización Mundial de la Salud, pasando por la universidades, hay quien cobra por mirar hacia otro lado.

El caso Doll recuerda que cuanto más “prestigioso” es un científico, más dinero tienen que poner las empresas para que convertirlo en un sicario a su disposición.

Por su parte, los falsificadores de la historia exponen los méritos de Doll con el cáncer, pero se olvidan de la otra cara del científico. También miran para otro lado. ¿Cobran por ello o simplemente no saben nada?

(*) https://www.theguardian.com/science/2006/dec/08/smoking.frontpagenews

comentario

  1. Aún hoy siguen naciendo niños con malformacines en Vietnam, por la contaminacion con agente naranja. En EEUU debe pasar otro tanto, pues ha sido el país de mundo donde se ha arrojado más agente naranja, debido a que se usaba profusamente como deforestante, para ahorrar mano de obra en la construcción de carreteras,

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