45.000 suicidios anuales a causa del paro

Según un estudio publicado hoy por la revista The Lancet Psychiatry, el paro provoca 45.000 suicidios anuales en 63 países diferentes. Los investigadores analizaron los datos de mortalidad y suicidios entre los años 2000 y 2011 en 63 países repartidos por todo el mundo, entre ellos todos las países capitalistas occidentales más desarrollados. Han sido exluidos del estudio los países muy poblados como China e India.
El artículo es obra de un grupo de investigadores suizos de la Universidad de Zurich que destaca la necesidad de poner en marcha estrategias específicas de prevención entre los parados, en lugar de centrarse en los efectos negativos de las crisis económicas.
El periodo que han tomado como referencia no es estrictamente de crisis, ya que empezó con una primera época de relativa properidad seguida de otra de caída financiera y bancaria a partir de 2008. En el periodo analizado se produjeron 233.000 suicidios cada año como media, de los que una quinta parte, es decir, 45.000 se pueden atribuir al paro.
La crisis capitalista de 2008 tuvo un impacto directo en el número de suicidios. Los investigadores le atribuyen 5.000 muertes voluntarias.
Otro estudio publicado el año pasado por la revista British Medical Journal reveló que entre 2008 y 2010 el desempleo creciente provocó más de 1.000 suicidios en Gran Bretaña por encima de lo que se hubiera esperado si el capitalismo no hubiera entrado en crisis. De ellos 846 corresponden a los hombres y 155 a las mujeres.
David Stuckler, sociólogo de la Universidad de Cambridge que co-dirigió el estudio, obtuvo las cifras de la Base de Datos Nacional de Resultados Clínicos y de Salud y de la Oficina Nacional de Estadísticas. Destacó que si bien este tipo de estudios estadísticos no podían determinar una relación causal, la asociación es muy fuerte.
Según indicó el estudio, entre el 2000 y el 2010, cada 10 por ciento anual de incremento en el número de personas desocupadas se relacionó con un 1,4 por ciento de aumento en la cifra de suicidios masculinos.
Aunque en 2013 el índice de desempleo retrocedió en el Reino Unido a su nivel más bajo desde 2009, al 7,4 por ciento anual, aún hay 2,4 millones de personas sin trabajo. Según cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas, el nivel de desempleo juvenil en Gran Bretaña en el tercer trimestre de 2013 fue del 21 por ciento, esto es, 965.000 jóvenes de entre 16 y 24 años sin trabajo.
Escocia ha registrado un incremento espectacular del desempleo, con incrementos del 243 por ciento en el número de jóvenes que cobran el subsidio por estar sin trabajo por más de seis meses desde 2007, cuando comenzó a azotar la crisis capitalista.
“Estar desempleado destruyó mi confianza y me hizo sentir un fracasado. La situación empeoró tanto que casi ni salía de casa, me pasaba el día sentado frente a la televisión o en la cama, sumido en una profunda depresión. En poco tiempo comencé a volverme muy crítico de mis habilidades y eso desembocó en tendencias suicidas”, cuenta el escocés Steve Hardie, de 28 años.
Nacido en la humilde localidad costera de Arbroath, frente al Mar del Norte, Hardie comenzó a sentir los efectos del llamado desempleo crónico ante la falta de posibilidades laborales en su ciudad, y luego de haber optado por no estudiar en la universidad.
“Estaba desempleado desde hacía ocho años y sufría de depresión y ansiedad a diario. Sentía que no tenía nada que ofrecer y que no me emplearían nunca más”, agrega el joven británico, y asegura que otros como él han pasado por la misma experiencia.
“Cuanto más tiempo seguía desempleado, peor me sentía. Era un círculo vicioso”, continúa. Hardie dice que durante años buscó algún empleo que le devolviera “la dignidad y la confianza”, pero le llevó casi una década poder conseguir trabajo.
Otro caso similar al de Hardie es el de Rachel Oxley, de 21 años. La joven nació en la ciudad escocesa de Dundee, una de las más pobres del país, con un índice de desempleo que trepó en 2013 al nivel más alto en 14 años. Dundee cuenta con un índice de desempleo mucho más alto que el de otras ciudades escocesas como Glasgow, Edimburgo y Aberdeen. En julio de 2013, 6.118 personas –la mayoría jóvenes menores de 25 años–, o el 6.5 por ciento de la población de la ciudad, cobraba el seguro de desempleo.
“Sentía que no tenía ninguna chance a futuro. Estaba desempleada desde hacía tres años y mi vida parecía caer en un abismo”, cuenta Rachel, que también sintió, por momentos, deseos de quitarse la vida ante la falta de oportunidades laborales. La joven comenzó a sentir las mismas consecuencias que Hardie: falta de confianza, depresión, baja estima, pensamientos suicidas.
El inglés Chris Newell, de 23 años, es otro “caso humano” de una crisis de desempleo de jóvenes en el país, que sienten que han perdido esperanzas para vivir.
Excluido de la escuela a los 14 años, Chris no tenía la preparación adecuada para obtener un trabajo calificado que le permitiera ganar un sueldo digno. Enviaba su currículum a 10 empresas por semana, pero sin recibir respuesta alguna. La falta de oportunidades lo llevó a caer en un círculo vicioso de alcoholismo y adicción a las drogas. A los 20 años trató de suicidarse.
“Caí en un ciclo terrible que me llevaba a quedarme todo el día en la cama porque no tenía nada porqué vivir. Entonces, empecé a notar que mi salud mental empeoraba día a día. Me volví una persona deprimida y llena de ansiedades. Cuando salía fuera de la casa me sentía paranoico y alerta con la gente”, cuenta Newells a Apro desde su vivienda en la localidad de Wilpshire, en Blackburn (norte de Inglaterra).
“Y creo que me pasaba eso porque mi vida carecía de una rutina y estructura, algo que creo es importante en la vida de muchas personas. Es importante levantarse y tener un objetivo por el que salir de la cama cada mañana, una razón para vivir. En mi caso, terminé sintiendo horrible”, agrega.
Esa espiral de depresión, falta de confianza y desempleo lo llevó a tener pensamientos suicidas. “Sentía que mi vida no tenía sentido y que carecía de dirección alguna. Un día decidí quitarme la vida y tomé muchas pastillas de somníferos, pero gracias a Dios sobreviví y sigo aquí”, explica. Newells sostiene que uno de los factores principales para sentirse “tan abajo” era la falta de empleo crónico.
Los casos ilustran una tendencia que parece arraigarse en el Reino Unido. Así lo demuestra un informe del grupo benéfico The Prince’s Trust –cuyo padrino es el príncipe Carlos de Inglaterra– presentado el año pasado y titulado Índice de Juventud 2014. La investigación de 24 páginas concluye que unos 750.000 adolescentes de Gran Bretaña sienten que no tienen nada por qué vivir, y que una tercera de los jóvenes desempleados contemplaron la posibilidad del suicidio.
Según este informe, que se realizó con base en entrevistas con 2.161 jóvenes británicos de entre 16 y 25 años, el 75 por ciento de ellos está desempleado, ya no estudia ni se adiestra para ejercer una profesión. El 9 por ciento de los consultados admitió no tener nada que los motivara a vivir.
El informe de The Prince’s Trust indica además que si ese porcentaje se extrapola al total de los jóvenes del país, serían al menos 751.230 los “desesperanzados”. Entre los jóvenes desempleados, que no estudian ni se preparan para un oficio, 21 por ciento dijo sentirse sin esperanzas para el futuro. 
El informe destaca también que los jóvenes desempleados desde hace al menos seis meses tienen el doble de oportunidades de consumir antidepresivos que aquellos que no están desempleados. Un 32 por ciento de los entrevistados dijo haber contemplado el suicidio, mientras que uno de cada cuatro (24 por ciento) dijo que se autolesionó, algo cada vez más común entre los jóvenes sin empleo en el Reino Unido.
El sondeo indica además que el 40 por ciento de los jóvenes sin trabajo enfrenta síntomas de enfermedades mentales, incluyendo tendencias suicidas, falta de confianza personal y ataques de pánico, todo producto de la situación de desempleo. Del total de los consultados que no tiene trabajo desde hace varios meses, 72 por ciento dijo que carece de una persona para hablar de sus problemas. 
Martina Milburn, directora ejecutiva del The Prince’s Trust, afirmó en la presentación del informe que el desempleo “está demostrando ser la causa de problemas mentales devastadores y a largo plazo entre los jóvenes”. “Miles de jóvenes británicos se levantan cada día y sienten que no tienen nada porqué vivir, luego de luchar por meses y hasta años para salir del desempleo crónico”, subrayó la experta.
Añadió: “Más de 440 mil jóvenes en nuestro país enfrentan el desempleo de largo plazo, y son estos jóvenes los que necesitan de nuestra ayuda urgente”. Según Milburn, si el gobierno de coalición británico y las autoridades pertinentes no actúan, “miles de jóvenes británicos sufrirán de una falta de esperanza crónica”. 
“Ayudar a estos jóvenes a obtener un empleo es absolutamente vital. Conozco tantos jóvenes que me dicen que sus vidas fueron transformadas cuando obtuvieron su primer empleo. Trabajar les provee de una rutina clara, como también la satisfacción de poder mantenerse por sí mismos y ayudar a la familia, luego de años de depender de subsidios públicos”, apuntó.
Para Shirley Cramer, directora ejecutiva de la Sociedad Real para Salud Pública, el informe del The Prince’s Trust “demuestra que el desempleo debe ser considerado un tema de salud pública”. “Los jóvenes desempleados están teniendo dificultades en muchos aspectos de sus vidas, desde su salud mental hasta su bienestar personal, pasando por sus relaciones y calificaciones. Debemos actuar rápidamente para poner fin a este flagelo”, consideró la experta.
Consultado por Apro, un portavoz del Ministerio de Trabajo y Pensión del Reino Unido dice que la Administración que encabeza el primer ministro David Cameron “está haciendo todo lo posible” para ayudar a los jóvenes a conseguir un empleo, y detalla que hay 106 mil jóvenes menos que cobran el seguro de desempleo comparado con 2010. 
“A partir del llamado contrato juvenil, hemos incrementado masivamente el número de puestos de experiencia laboral y aprendizaje, para darle a los jóvenes el apoyo que necesitan a la hora de encontrar un trabajo”, indica el vocero oficial. Dicho programa laboral ayudó “a más de 74 mil jóvenes a escapar el desempleo crónico y hallar el trabajo que 
buscaban”, agrega. 
The Prince’s Trust fue creado por el Príncipe Carlos en 1976 para ayudar a jóvenes en desventaja y excluidos. En la actualidad da apoyo y asistencia a jóvenes y adultos de entre 13 y 30 años que no tienen empleo, como también a adolescentes con problemas para insertarse en el sistema escolar.
A pesar de la tarea de este y otros organismos benéficos similares, el problema persiste en el país, como cuenta la británica Emma Sparham, de 31 años, quien durante años batalló contra el desempleo crónico y el rechazo de potenciales empleadores, que terminó generándole un problema de alopecia agudo con la pérdida de pelo.
Emma, quien reside en la localidad de Leicestershire, en el centro de Inglaterra, cuenta que la falta de trabajo desde que tenía 18 años la llevó a fumar en exceso, y la hizo caer en una adicción a las drogas y el alcohol. “Estaba tan mal que me medicaron anti-depresivos, perdí todo el pelo y creí que mi vida ya no tenía salida. Ahora estoy saliendo del pozo, pero es muy duro. El desempleo juvenil es un problema que debe ser resuelto ya por las autoridades de nuestro país. Las consecuencias son totalmente devastadoras para las futuras generaciones”, concluye.

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