Reflexiones incómodas sobre el coronavirus (no aptas para ingenuos)

Los partes oficiales de defunciones hospitalarias en muchos países, sin mayor discusión y con poca rigurosidad, atribuyen la causa al Covid-19 basados únicamente en el resultado de alguna de las pruebas recomendadas por la OMS: la RT-PCR (1) (conocida también como “prueba molecular”) o de la prueba serológica (llamada “prueba rápida”) que se aplica al ingreso de los pacientes.

Esto es un error por dos razones: la primera es técnica y la segunda administrativa.Desde el punto de vista técnico, el problema no es tan grave, pero igualmente debe tenerse consciencia de éste. La prueba RT-PCR es ampliamente aceptada como la más confiable en comparación con el test serológico y la prueba de antígenos. Lo que RT-PCR hace es identificar trazos del genoma del SARS-COV2 y amplificarlo (replicarlo) para que pueda ser observado, revelando la situación de contagio en tiempo real; en cambio, el test serológico o llamada también “prueba rápida”, a través de la detección de anticuerpos revela si la persona fue contaminada en el pasado, pero no revela si necesariamente tiene el virus en el momento de tomarse la prueba, por lo cual puede generar falsos positivos y falsos negativos. Por ese motivo, aunque la serológica es aceptada como una prueba de urgencia por su inmediato resultado, la prueba RT-PCR es tomada como la prueba confirmatoria.

Sin embargo, publicaciones especializadas como “Genotipia”, entre otras, advierten que aun la RT-PCR puede generar “falsos positivos” y “falsos negativos” (2). El Dr. Pablo Goldsmith, virólogo argentino, también ha puesto en evidencia que esta prueba tiene un margen de error importante, tanto por sus limitaciones de confiabilidad en sí, como por errores comunes en el procedimiento de la toma de muestras, por lo que recomienda otras técnicas complementarias (3). El neumólogo alemán Wolfgang Wodarg (4), presidente de la Asamblea Parlamentaria del Comité de Salud del Consejo de Europa, explica que esto ocurre porque la prueba RT-PCR se industrializó sin antes haber hecho pruebas con el suficiente tiempo para verificar su calidad, por lo que no es 100% confiable. Es decir que, a pesar de lo que se nos dice, no hay consenso entre especialistas para considerarla como una prueba segura.

Sin embargo, a pesar de su imperfección hay consenso en considerar a la RT-PCR como una buena prueba, además de que no existen las pruebas 100% seguras. Si solo ese fuera el problema, se resolvería mediante un protocolo complementario para disminuir la posibilidad de equivocarse en el dictamen del deceso, como sugiere el Dr. Goldsmith. Sin embargo, en el caso del Covid-19 no es tan simple.

El problema de fondo es que para muchos centros de asistencia de esta enfermedad si dio “positivo” en la prueba de Covid-19, parece ser irrelevante que la muerte del paciente haya sido causada por otra enfermedad preexistente o adquirida en el hospital. Esta práctica es un error metodológico grave porque si alguien muere por otra causa, teniendo al mismo tiempo el virus, es una falta de profesionalismo atribuirle la muerte al Covid-19.

Un lineamiento desde arriba

Este proceder es resultado, no de las ocurrencias individuales de los médicos, sino de estándares acordados desde el más alto nivel que los centros asistenciales tienen que aplicar. Ejemplo de lo anterior es lo que ocurre en Estados Unidos. En un cuestionario sobre certificados de defunción publicado el 24 de marzo de 2020 por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), se instruye lo siguiente:

El certificado de defunción de todos los difuntos en los que la enfermedad haya causado o se suponga que haya causado o contribuido a la muerte debe incluir el Covid-19 […] Si el difunto tenía otras condiciones crónicas como EPOC o asma que también pueden haber contribuido estas condiciones pueden ser reportadas en la Parte II” (5).

Es notorio aquí términos como “se suponga”, o “pueden haber contribuido”, lo cual está lejos de ser preciso. Cualquier otra dolencia es relegada a segundo plano.

La Dra. Debora Birx, Coordinadora de la Fuerza de Tarea contra el coronavirus del gobierno de Donald Trump, quiso desmarcarse en una conferencia de prensa de la práctica de otros países diciendo: “Si tienes una condición preexistente, y digamos que el virus te hace ir a la UCI [unidad de cuidados intensivos] y luego tienes un problema de corazón o riñón, algunos países registran eso como un problema de corazón o de riñón y no como una muerte por Covid-19 […] en Estados Unidos. Si una persona muere con Covid-19 lo contamos como una muerte por Covid-19” (6).

En Honduras, el problema es peor. Según el Dr. Carlos Umaña basta que una prueba serológica o “prueba rápida”, de positivo para ser tratado como Covid-19 “hasta que se demuestre lo contrario” (7). También se pueden encontrar irregularidades en el registro de pacientes, como la copia de listados completos de un reporte del 7 de mayo, irregularidad que fue admitida por la Secretaria de Salud después de ser un escándalo en las redes sociales (8). Solo esto ameritaría una auditoría a la SINAGER.

En el caso de Estados Unidos esto podría obedecer a un motivo económico porque el Medicare [sistema de seguro de salud de Estados Unidos] subsidia con 13.000 dólares si el hospital dictamina un paciente con Covid-19 y 39.000 dólares si es colocado en un ventilador mecánico (9). En el caso de Honduras, el motivo más bien podría ser político y vinculado a la corrupción. La crisis sanitaria nos mantiene en casa mientras funcionarios y empresarios inescrupulosos roban a sus anchas y además el gobierno se vuelve elegible para más ayuda al exterior.

Hay quienes se atreven a denunciarlo. La Dra. Judy MiIkovits, conocida viróloga norteamericana que jugó un rol importante en el aislamiento del virus del VIH ha criticado que a los médicos se les obliga a reportar que las muertes donde exista la presencia de Covid-19 se deben catalogar como defunciones por esa enfermedad. La Dra. Chinda Bartolino, conocida forense argentina, denuncia que en su país son amenazados con cárcel quienes cuestionen estas prácticas oficiales. En Honduras el Colegio Médico ha expresado su incredulidad respecto a las estadísticas de la SINAGER.

La prensa alineada

Otro fenómeno semejante es el que ocurre con la prensa. Hay una gran obsesión de la prensa vinculada a los centros de poder por “descubrir” casos de Covid-19 a como de lugar. Mediáticamente hay un esfuerzo por destacar el Coronavirus como el causante de cualquier incremento en la morbi-mortalidad observada. Por ejemplo, en un reportaje de CNN se decía lo siguiente sobre el caso de Estados Unidos:

“Utilizando datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) el equipo encontró un aumento de cerca de 15.000 muertes, del 1 de marzo al 4 de abril. Durante el mismo lapso, los estados informaron de 8.000 muertes por covid-19. Eso es casi el doble”, dijo a CNN Dan Weinberger, quien estudia la epidemiología de las enfermedades infecciosas en Yale. El equipo no pudo mostrar si el aumento de las muertes se debió al coronavirus, dijo Weinberger. Pero hay fuertes indicios de que sí. Por ejemplo, el equipo también analizó datos sobre visitas al médico. Lo que vemos es que en muchos estados, uno ve un aumento en las enfermedades similares a la gripe, y luego, una o dos semanas después, ve un aumento en las muertes por neumonía e influenza”, dijo Weinberger. “Esto proporciona alguna confirmación de que lo que estamos viendo está relacionado con el coronavirus” (CNN en español, 28 de abril 2020, reportaje de Maggie Fox).

Como puede verse en este reportaje, una afirmación que es una suposición se convierte en la “confirmación” de que el plus de muertes en Estados Unidos se debió a Covid-19, a pesar de que el mismo reportaje explica que hubo también el incremento de casos de Influenza y de neumonías, las cuales pueden tener varias causas. ¿Por qué CNN no supuso que se trataba de influenza y si tuvo que suponer que se trata de Covid-19?

Al mismo tiempo puede observarse que en los noticieros de cualquier país el resto de las enfermedades son muy poco mencionadas, por no decir que absolutamente. Por ejemplo, en Latinoamérica existen, además de la pandemia Covid-19, dos enfermedades epidémicas graves, como el dengue y el sarampión (10), que en otro momento serían sensación en las primeras planas. Pero hoy día, solo Covid-19 existe en el imaginario periodístico.

En cambio, los reportajes o documentales que revelan estas malas práctica son sacados de circulación por las grandes cadenas mediáticas, calificándolas de “conspiranoicos”, aunque sean respetables programas, como ocurre con el documental “Plandemic” de la cadena Fox en Estados Unidos (11).

Con justicia el citado virólogo argentino Pablo Goldsmith afirma que “nuestro planeta es víctima de un nuevo fenómeno sociológico, el acoso científico-mediático, desencadenado por peritos solamente sobre la base de resultados de análisis de diagnóstico molecular de laboratorio” (12).

Las otras enfermedades invisibilizadas

En el campo asistencial concreto, estas malas prácticas ocasionan problemas adicionales. Por el congestionamiento de casos de Covid-19, la mayoría de los centros asistenciales de salud atienden prioritariamente estos casos, mientras que del resto de enfermedades o accidentes solo se atienden emergencias o accidentes de gravedad. Esto disminuye la capacidad de los sistemas de salud para cubrir dolencias que no son Covid-19, pero que podrían incluso ser más peligrosas para los seres humanos. De hecho, las cirugías previstas están siendo suspendidas y la mayoría de los recursos económicos del sistema de salud se orientan casi exclusivamente a atender la pandemia.

El confinamiento forzoso y sus efectos colaterales también contribuyen a esto. El encierro de las ciudades produce el poco o nulo acceso de sus habitantes a los alimentos o medicamentos debido a limitaciones de funcionamiento y abastecimiento de las farmacias, la falta de transporte público, las restricciones de circulación y la falta de recursos económicos, aun en casos de emergencia. Por otro lado, el estrés del encierro por prolongados periodos de tiempo reduce las defensas y produce cuadros psicológicos o psiquiátricos de riesgo.

Entonces, es razonable pensar que una consecuencia de estas prácticas es que muchas personas estarían viendo agravar las otras dolencias y que sus posibilidades de tener graves consecuencias por ello, incluida la muerte, se incrementan con esta política, aunque no sean tan visibles como Covid-19.

Al largo plazo, el énfasis puesto en Covid-19 constituye una bomba de relojería para el sistema de salud pública. Muchos casos que se dejan de atender explosionan hoy dentro de los hogares y muchos otros explotaran en el futuro próximo, porque no han desaparecido sino que se han escondido de la vista pública.

(1) RT-PCR es la sigla en inglés de “Reacción en Cadena de la Polimerasa con Transcriptasa Inversa”.
(2) Megia González, Rubén, “SARS-COV1: ¿Cómo detectar el nuevo coronavirus con ayuda de la genética?”, 7 de abril 2020. Disponible en: genotipia.com
(3) Entrevista a Pablo Goldschmidt el 9 de abril de 2020 con Eduardo Feinmann en Radio Rivadavia. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=CtoCNhlLsQk
(4) Entrevista hecha por Míster Roka TV, del 22 de marzo 2020, disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=Xs5ne_2E5LE. EL 4 de enero de 2010, Wodarg denunció, en una entrevista ofrecida al periódico francés L’Humanité, la presunta planificación de la psicosis de la Gripe A (H1N1), y la presunta ola de histeria y pánico que recorrió el mundo, atribuyéndole la responsabilidad a la Organización Mundial de la Salud, denunciando a personas que presuntamente están estrechamente vinculadas con las farmacéuticas, y que presuntamente todo fue una campaña montada y organizada.
(5) CDC, citado por Ryan Mc Maken: “En marzo, las muertes en EE. UU. de COVID19 sumaron menos del 2 por ciento de todas las muertes, 6 de abril 2020, disponible en https//mises.org/es/wire
(6) Meiling Lee, “Medicos se preocupan de que guías de CDC inflen muertes por el virus del PCCh, según senador estatal”, 17 de abril 2020
(7) Entrevista al Dr. Carlos Umaña, en el Programa “Son las Tres”, el 20 de abril 2020.
(8) Ver: Comunicado de la Secretaria de Salud a través de la Unidad de Vigilancia de la Salud y el Laboratorio Nacional de Virología del 12 de mayo de 2020.
(9) Los Ángeles Times, https://www.latimes.com/espanol/california/articulo/2020-05-05/los-pacientes-con-coronavirus-podrian-ser-la-nueva-gallina-de-los-huevos-de-oro-para-los-hogares-de-ancianos
(10) EL Espectador, 13 de mayo 2020, https://www.elespectador.com/coronavirus/dengue-sarampion-y-covid-19-las-epidemias-que-amenazan-america-latina-articulo-918820
(11) Se trata PlandemicMovie.com. Este documental es objeto de una gran polémica en todas las redes sociales, de donde está siendo borrado por las grandes cadenas porque contiene diversas recomendaciones presuntamente erróneas de la entrevistada principal, la Dra. MiIkovits. Mi sospecha es que se le ha censurado, no tanto por sus ideas particulares, sino porque el documental presenta evidencias irrefutables de que la mala práctica que aquí critico proviene del más alto nivel oficial del gobierno norteamericano.
(12) Pablo Goldschmidt: “Coronavirus: El pánico es injustificado dice un virólogo argentino en Francia”, Clarín, 9 de maro de 2020, disponible en: https://www.google.com/amp/s/www.clarin.com/buena-vida

Tomás Andino Mencía https://criterio.hn/reflexiones-incomodas-sobre-el-covid-19-no-aptas-para-ingenuos/

La primera parte de este artículo se puede leer en: https://criterio.hn/reflexiones-incomodas-sobre-covid-19-no-aptas-para-ingenuos-1a-parte/

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