Saleh Musslim, dirigente kurdo del PYD |
La presencia significativa de los kurdos en Siria es muy reciente, consecuencia de la llegada del capitalismo al Kurdistán turco en los años setenta y de refugiados políticos a partir de la década siguiente.
Para los kurdos, Siria ha sido siempre un lugar de acogida y Turquía el enemigo común de ambos. La lucha de las organizaciones kurdas en Siria nunca tuvo un relieve propio; ha sido un eco de las entabladas contra Irak y, sobre todo, Turquía.
Desde 1957 la existencia de organizaciones como el Partido Democrático del Kurdistán Sirio es testimonial y absolutamente irrelevante. Ninguna de ellas tenía como objetivo la reivindicación de la autonomía del Kurdistán sirio o, como hoy se llama, de Rojava (y mucho menos la independencia).
En Siria los kurdos nunca tuvieron reconocida la nacionalidad siria no por discriminación sino porque no eran sirios sino “ajanib” (extranjeros) que disponían de un estatuto como tales, o bien “maktumin”, es decir, no registrados o sin papeles.
Las relaciones de Siria con Turquía han sido siempre malas porque, además de ser la antigua potencia colonizadora del mundo árabe, formaba parte de la OTAN, lo que condujo a los gobiernos de Damasco a apoyarse en la URSS primero y luego en Rusia.
La base de la OTAN en Incirlik, muy cercana a la frontera entre Siria y Turquía, está entre las tres más importantes del mundo, junto a Ramstein y Okinawa.
Desde 2011 la dirección de las operaciones militares de los imperialistas contra Siria se ha llevado a cabo en Incirlik y no en otra base del Centcom (mando del Pentágono en Oriente Medio) que Estados Unidos tiene en Qatar porque la Guerra de Siria está bajo la competencia de la OTAN.
Cuando a finales de los setenta se funda el PKK, su dirección y toda su logística está bajo la protección, la financiación, el armamento y el adiestramiento del gobierno, el ejército sirio y su servicio de inteligencia.
El apoyo sirio le permite al PKK iniciar y mantener la lucha armada en Turquía desde 1985.
La situación adquirió tales dimensiones que en 1998 el ejército turco invadió el norte de Siria, imponiendo al gobierno el Tratado de Adana, por el cual el apoyo sirio al PKK se tuvo que reducir y una parte de la dirección, incluido su máximo dirigente, Abdullah Öçalan, tuvo que abandonar el país, lo que condujo a su posterior detención en África.
El estatuto kurdo en Siria cambia con motivo de la escalada de agresiones imperialistas que se inicia con el ataque a Irak en 2003 y como otro eco derivado de ellas. Los 15 partidos kurdos con presencia en Siria se dividen y se reagrupan varias veces. En esos procesos tiene una intervención directa el nuevo gobierno regional creado en el Kurdistán irakí, es decir, Barzani y su Partido Democrático.
El PKK entra en los listados internacionales de organizaciones “terroristas”, se enfrenta al gobierno regional irakí y en Siria se reagrupa en 2004 bajo las siglas PYD, como partido “sirio”. Al no estar incluido en los listados de organizaciones “terroristas”, cuenta con importantes apoyos internacionales.
El problema kurdo deja de ser patrimonio de Turquía y se convierte en un problema también en Siria. Es el fin de una larga luna de miel del PKK con el gobierno sirio, uno de los efectos colaterales de la guerra desatada por Estados Unidos contra Irak: algunas organizaciones kurdas, entre ellas el PKK, empiezan a volver sus ojos contra su antiguo aliado, el gobierno de Siria.
En 2004 estalla la “intifada” kurda (serhildan, revuelta en kurdo) de Qamishli, cuando tras un partido de fútbol se producen enfrentamientos entre kurdos y supuestos “nacionalistas árabes” que acaban en enfrentamientos con la policía siria, ataques a sedes del Baas y edificios públicos, no sólo en Rojava sino también en Alepo y Damasco.
La cadena de televisión kurda Roj TV, dirigida por el PKK, llamó a la insurrección contra el gobierno y algunos dirigentes del PYD fueron detenidos.
No obstante, las distintas organizaciones kurdas siguen muy lejos de la unanimidad. Incluso dentro del PKK hay quienes son partidarios de mantener la lucha únicamente contra Turquía y quienes quieren meter la cuchara en los asuntos sirios. Estos últimos están apoyados por Turquía.
La Primavera Árabe dividió aún más a los kurdos, lo mismo que el inicio de la guerra. Una minoría comienza a incorporarse a los tinglados que crean los imperialistas, como el Consejo Nacional Sirio, mientras la mayoría, incluido el PKK, se mantiene en contra, e incluso se enfrentan en las calles a los manifestantes.
En setiembre de 2011 el PYD crea una coordinadora (Tev-Dem, Movimiento por una Sociedad Democrática) con el Baas y diferentes movimientos árabes progresistas, en la que participan los arameos (cristianos). El dirigente del PYD Saleh Musslim, que estaba en el exilio, aparece en Damasco a plena luz para intervenir en una reunión de una parte de la oposición, que se agrupa en un Comité Nacional para el Cambio Democrático.
Además, el gobierno sirio realiza otras concesiones:
– el PYD abre cuatro escuelas en lengua kurda y tres centros culturales en Alepo, Qamishli y Malikiyi
– otorga la nacionalidad siria a casi 300.000 kurdos
– libera a más de 600 presos políticos del PKK/PYD que cumplían condena en Siria
Como consecuencia del acuerdo entre el gobierno sirio y el PKK/PYD, 3.000 combatientes kurdos que tenían su base en el nordeste de Irak entran en Siria huyendo de la presión del gobierno regional de Barzani, se incorporan al ejército regular sirio, obteniendo el control de Rojava. En los edificios oficiales los kurdos sustituyen el retrato de Bashar Al-Assad por el de Abdullah Öçalan.
El acuerdo no logra la unanimidad dentro del PKK/PYD. Mientras una parte, que actúa en nombre de Öçalan, quiere cesar la lucha armada con Turquía y lograr una tregua para concentrarse en Rojava, las unidades militares, encabezadas por Cemil Bayik, son partidarias de lo contrario: mantener el acuerdo con Siria y atacar a Turquía.
En 2013 la creación y posterior expansión del Califato Islámico vuelve a redistribuir las cartas en el norte de Siria, lo que se pone de manifiesto en la batalla de Kobane, de setiembre de 2014 a enero de 2015, cuando los kurdos se arrojan en brazos de Estados Unidos y de su estrategia de destruir Siria. Les ofrecen a los imperialistas lo que necesitaban: un protectorado en Rojava, bases militares y enfrentamientos permanentes con todos los vecinos, incluidos los popios kurdos.
En marzo de este año, las sedes del Partido Democrático del Kurdistán Sirio y de otro partido, Yekiti, en Qamishli fueron asaltadas y quemadas. Dos semanas después el PKK/PYD clausuró las sedes de casi todos los partidos y movimientos sociales de Rojava que no eran los suyos.