Luego Fuller admite algo del tipo “me parece que estás protestando demasiado”. Escribe: “La divulgación completa: es públicamente notorio que yo he escrito una carta en tanto que ciudadano en el marco de la petición de Carta Verde [permiso de residencia] de Gülen en 2006, indicando que no creía que Gülen constituyera una amenaza para la seguridad de Estados Unidos”.
Naturalmente, los espías de Langley, por naturaleza, nunca hacen una “divulgación completa”. Omite que su carta fue firmada también por un segundo veterano senior de la CIA, George Fidas, y por un hombre presumiblemente de la CIA, entonces embajador norteamericano en Turquía, Morton Abramowitz, miembro del consejo de “George Soros International Crisis Group”. Sibel Edmonds, antigua traductora turca del FBI y “denunciante”, cita los nombres de Abramowitz y de Fuller en el marco de una sombría conspiración en el seno del gobierno de los Estados Unidos, que ella descubrió. Esta conspiración utilizaba las redes en Turquía para apoyar un “Estado profundo” criminal a través del mundo de habla turca, desde Estambul pasando por la Federación Rusa hasta China. La red que documentó incluía una importante participación en el tráfico de heroína de Afganistán, tal vez una de las fuentes de la gran riqueza de Gülen.
Fuller también omite decir que a la intervención de la CIA por él conseguida, para obtener un estatuto especial permanente de la Carta Verde de Gülen, se opuso el Departamento de Estado norteamericano, cuyos abogados han declarado: “En razón de la gran cantidad de dinero que el movimiento Gülen utiliza para financiar sus proyectos, pretende que ha alcanzado acuerdos secretos, con los gobiernos de Arabia saudí, de Irán y de Turquía. Se sospecha que la CIA colabora en la financiación de estos proyectos”.
La idea de que Graham E. Fuller estaría implicado en el actual intento de golpe CIA-Gülen tiene aún más credibilidad, con otra declaración de Fuller que, cuando la CIA jugaba un papel clave en la guerra de Afganistán en los años 80 contra la Unión Soviética, reclutó a un joven saudí llamado Osama Bin Laden para supervisar la formación en terrorismo de los yihadistas islámicos en Pakistán.
La finalidad de la inhabitual admisión de Fuller en su blog es mostrar que ni él ni su protegido tiene nada que ver con el golpe de Estado. Hay que preguntarle entonces también dónde estaba la noche del 15 de julio.
El general de los 2.000 millones de dólares
Otros detalles que se han hecho públicos respecto al papel jugado por una figura militar clave, que orquestaba a los militares turcos en el fracasado golpe de Estado. Según Yeni Safak, diario cercano a Erdogan, el general norteamericano John F. Campbell, ex comandante de la ISAF en Afganistán, no se jubiló en marzo para cultivar su jardín y jugar al golf. Se le dio una misión secreta unos ocho meses antes del reclutamiento de los dirigentes militares turcos del golpe de Estado. Ya entonces se preveía la eliminación de Erdogan y su reemplazo por Gülen. Informan que Campbell había realizado al menos desde mayo dos visitas a Turquía para mantener reuniones secretas en la base militar de Erzurum y en la base aérea de la OTAN en Inçirlik.
El diario informa también detalladamente que Campbell habría supervisado una financiación de 2.000 millones de dólares para engrasar el mecanismo de los oficiales turcos participantes en el golpe. Escribe que la sucursal nigeriana de la United Bank Of Africa (UBA) fue la base principal para las transferencias de dinero a los conspiradores: “Millones de dólares se han transferido de Nigeria a Turquía por un grupo de personal de la CIA. El dinero, distribuido a un equipo especial de 80 personas de la CIA, se empleó para convencer a los generales pro golpistas”.
Por 2.000 millones de dólares se pueden sin duda comprar un montón de generales. El mismo informe indica que la CIA ha empleado la abundante presencia de redes “Gülen Cemaat” para el golpe previsto en Turquía central y oriental. El informe de Yeni Safak describe el testimonio de aquellos que fueron detenidos, cómo los militares fueron reclutados entre los oficiales turcos de la base aérea de Incirlik: “Los apoyos, que han sido clasificados como ‘aquellos que marchan con nosotros’, han recibido una enorme suma de dinero. Todos los soldados y los oficiales de esta categoría han sido considerados como miembros seguidores del grupo terrorista Feto (Organización Gülen)”.
Fuentes de periodistas turcos independientes han dicho que la infiltración de la CIA en el ejército turco venía dándose desde hace décadas, en el marco de los procesos de eliminación de los generales kemalistas nacionalistas que pudieran oponerse a una Turquía islamista dirigida por Gülen. Según estos informes, los reclutamientos Gülen de rango inferior en el ejército han sido enchufados secretamente desde los exámenes de entrada a las escuelas militares para asegurar su admisión en las filas de los oficiales. Esas fuentes estiman que antes del 15 de julio tal vez más del 50 por ciento de los mandos superiores del ejército turco eran generales gülenistas.
La imagen emergente de Gülen y su organización no es lo que Graham F. Fuller describe como “una tradición apolítica, más sufí, mística y social”. Gülen fue obligado a huir a Estados Unidos a fines de los años 90, cuando la policía secreta turca grabó un sermón a puerta cerrada de Gülen para sus más próximos seguidores, en el cual habría dicho: “Debéis desplazaros por las arterias del sistema sin que nadie detecte vuestra existencia, hasta que ocupéis todos los centros del poder… Debéis esperar el momento en que estéis al completo, y cuando se den las condiciones, podremos asumir el mundo entero… Debéis esperar hasta que hayáis conseguido todo el poder del Estado… en Turquía…” Es un clásico discurso de los Hermanos Musulmanes.
Dunford embiste contra Turquía
Tras todo el humo que sale de Turquía y del gobierno de Erdogan debe haber algo de fuego real tras el fracaso del golpe de Estado. El 31 de julio el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Joseph “Fighting Joe” Dunford, corre a Turquía en una visita inesperada.
Por primera vez desde el golpe de Estado, el 29 de julio el presidente turco Erdogan acusa públicamente al general Joseph Votel, comandante del Comando Central norteamericano de “connivencia con los conspiradores”.
Durante un seminario “think tank” celebrado el 28 de julio en el Instituto Aspen de Washington, Votel declaró: “Ciertamente hemos tenido relaciones con gran número de dirigentes turcos, jefes militares en particular. Y por ello me preocupa el impacto sobre estas relaciones, que nosotros queremos continuar”, en referencia a los prisioneros políticos detenidos en Turquía. Erdogan le respondió: “No es asunto suyo tomar esa decisión. ¿Quién es usted? ¡Quédese en su sitio!”
La manera en que Erdogan va a continuar ahora y con qué país, que retire oficialmente a Turquía de la OTAN, que eso sea tras su encuentro con el presidente ruso Vladimir Putin, si va a cambiar el apoyo de Turquía para derribar el régimen de Assad en Siria y acercarse a Rusia y alejarse de occidente… Toda la posición geopolítica de Estados Unidos a través de Oriente Medio que afecta a Rusia e incluso a China podría convertirse en algo catastrófico para los conspiradores arrogantes y para los viejos patriarcas aburridos de la CIA y su achacoso protegido Gülen. Los próximos meses serán críticos, en las formas más inimaginables.
Más información:
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