No es infrecuente en los trabajos y artículos de Chomsky la utilización de conceptos como “lucha de clases”, “solidaridad”, “igualdad” que no nos deben inducir a error. Su igualdad es la igualdad de los jugadores libres en el “verdadero” mercado como quien juega unas manos de póker en una mesa (libre, por supuesto). Su solidaridad es la solidaridad de los individuos aislados persiguiendo intereses personales (o sea, un liberal clásico que va de “ácrata”), y su “lucha de clases” es la indignada retórica “antiimperialista” en combinación con el oportunismo y la conciliación en las cuestiones “malditas” y peliagudas, las más fundamentales, por ejemplo, Oriente Medio y el Estado de Israel donde se tienta la ropa, no sabemos si por su condición de judío o qué. También a Einstein, judío alemán, le ofrecieron la Presidencia del recién creado Estado de Israel y dijo que no, gracias, y todavía no había empezado a ejercer el terrorismo de Estado masivamente (sus organizaciones paraestatales, sí) contra árabes y palestinos.
Puede ser que, acercándose a cierta línea roja, se detenga porque perciba que, como persona del sistema que es y al que pertenece, simplemente no puede traspasarla sin sufrir daños en sus propias carnes. Eso es todo.
Buenas tardes.
Breve y bueno dos veces.
Y punto.